Fourth miraba el reloj en su celular, se suponía que sus amores deberían haber llegado hace veinte minutos.
Quizás piensen que es exagerada la preocupación, pero siendo esposo de un gran Yakuza le había hecho saber que si tenía que exagerar un poco con las cosas.
Aún recuerda la vez que salió con sus pequeños en un viaje, aparentemente una banda rival les había puesto una emboscada. Por suerte Fourth pudo sacar a sus pequeños del peligro y Gemini se encargó de lo demás.
Fourth supo desde siempre que sus pequeños debían estar más preparados para ese mundo, por eso, cuando su cachorro mayor, Sea, pudo entender algunas cosas, fue instruido, era alguien bastante inteligente, así que no le costó demasiado.
Aprendió rápidamente a leer, y sus clases de lucha eran algo que le gustaba. Normalmente Sea era sonriente, parecía tener una linda personalidad igual que la suya, pero Fourth no se dejaba engañar tan fácil.
Después de todo, Fourth era quién lo conocía mejor que nadie, lo tuvo en su vientre por nueve meses, y en sus brazos por años. El omega sabía que debajo de toda esa fachada amable, había una bestia igual o incluso peor que la de su padre.
Bueno, no podía quejarse, era su hijo y el de Gemini después de todo, bestia o no, lo amaba con todo su ser.
Cuando Sea cumplió un año, Fourth ya estaba en cinta de nuevo, y esa vez su panza había crecido aún más que con su primer cachorro. Tuvo gemelos, o mejor dicho, gemelas, dos hermosas cachorras las cuales amaba con el alma.
Y Fourth sintió que tenía su vida más que resuelta, en parte, tenía una gran familia, y un gran alfa, todo lo que siempre quiso. Cuando su lindo Sea cumplió doce años se presentó como alfa, uno prime, y la verdad no le sorprendió en lo absoluto.
Lo que sí le sorprendió fue que sus pequeñas también se presentaran como alfas, primes. Era un omega rodeado de cuatro alfas, ¡Era injusto!, Habría querido que al menos uno fuera omega, pero no, ahora siempre tenía que lidiar con alfas dominantes y territoriales.
Asuka era una alfa de cabellos castaños y rizado como el suyo, sus ojos negros eran redondos y no tenía lunares, era una linda mezcla, sin embargo su personalidad era igual o peor que la de Gemini, era mal hablada, le gustaba pelearse mucho con su padre. Siempre regañó a Gemini por decir malas palabras delante de los pequeños, ahora solo le tocaba mirarlo mal cuando ellos les devolvían las malas palabras.
Sora tenía el cabello rubio y rizado, sus ojos eran cafés un poco afilados, sus lunares habían sido dados a ella, siempre tuvo la esperanza de que ella fuese omega, ya que siempre fue la más calmada, no era tan extrovertida como Sea, ni enojona como Asuka, sin embargo, sus esperanzas cayeron al suelo cuando le llegó su primer celo, y no, no era una omega.
La familia Norawit era aún más temida en el bajo mundo, ya no eran solo dos primes quienes estaban en la familia, habían cinco y todos ellos eran eficaces en sus trabajos, todos estaban metidos en ello, las gemelas también, tenían que estar preparadas para cualquier cosa.
El castaño hizo un berrinche, siempre con los brazos cruzados y haciendo un puchero, incluso le había echado la culpa a Gemini por tener genes tan fuertes y hacer que todos fueran alfas.
Pero el rubio lo había vuelto a alegrar, con muchos besos y abrazos, también con un par de nudos. Aún después de tanto, dieciséis años de casados exactamente, la sensación de ser llenado por Gemini era casi como la primera vez, nunca se cansaría de ser embestido por esa deliciosa polla.
Y ahora, su Sea tenía casi diecisiete, y las gemelas casi quince, pronto harían una celebración por eso, el cumpleaños número quince de sus cachorras. Sin embargo, había otra cosa, Fourth había quedado en cinta de nuevo, la verdad él nunca se cuidó, jamás lo hizo, le sorprendía no haber quedado embarazado antes más bien, pero él no sabía cómo se manejaba su cuerpo exactamente, así que solo se puso feliz por eso.
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Fourth quiere un cachorro | Geminifourth
FanfictionFourth quiere un cachorro, actualmente tiene 25, casi 26, años. Un trabajo estable, buenos ahorros, una vida tranquila. Es feliz con eso, o eso creé, hasta que quiere un cachorro, no entiende porqué cada vez que sale al parque mira con anhelo a las...