cinco : sin escapatoria

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Fourth estaba muy cómodo, parecía como si estuviera en alguna nube, con un delicioso aroma relajante en su nariz. Era un aroma que había anhelado desde hace algunos meses.   

¿Quizás su mente había traído el recuerdo de aquel aroma? No sabía y no le importaba. Aquella vez el aroma era lleno de excitación y ahora era más suave, relajándolo por completo.   

No sabía cómo había llegado a su casa, ni lo que había hecho después de que llegó. Solo recordaba haber salido a la tienda para abastecer su alacena y después... lo que pasó era solo una mancha borrosa.  

Fourth se removió en la cama, cuidando de no hacer ningún movimiento brusco por su vientre abultado. Se sentó y miró a los lados. La habitación era especialmente grande, al igual que su cama, con colores cálidos y frescos pintando las paredes.  

Las paredes estaban adornadas con cuadros, armarios con detalles brillantes y elaborados, y una fresca brisa entraba por el enorme balcón con puertas de vidrio y cortinas elegantes. Afuera se podía ver un jardín y un árbol con aves cantando.   

— La cama es muy cómoda —murmuró Fourth, volviendo a acostarse y frotando su rostro en las almohadas. No sabía de quién era esa habitación, pero era muy linda. Le preguntaría al dueño después.   

"Espera..."  

— ¿¡Dónde carajos estoy!? —exclamó. A pesar de la panza que tenía, se las ingenió para levantarse rápidamente de la cama. Ahora estaba entrando en pánico.   

Fourth miró con los ojos muy abiertos por todo el lugar. El sueño en su cuerpo ya se había extinguido por completo, y las cosas estaban siendo más claras.   

Se dio cuenta de la ropa que llevaba puesta, o más bien, de la casi nada que tenía. Solo era una camisa azulada de botones y manga larga que le llegaba más abajo de su trasero, y por suerte tenía ropa interior.  

Era ancha y no le molestaba el vientre; incluso parecía una bata para él. Pero era obvio que le pertenecía a alguien, pues el aroma agradable de Alfa estaba impregnado en ella.  

Fourth tomó el cuello de la camisa, siguiendo sus instintos, y la olfateó, ronroneando mientras lo hacía. Era un aroma tan bueno, el aroma del prime, Gemini.   

A medida que su mente se aclaraba y los recuerdos volvían, todo pasó como un video. Recordó haber degollado a dos betas con solo sus garras y, después de eso, el Alfa prime apareció.   

Se estremeció al sentir un aroma llegar a su nariz. No venía de la camisa que sostenía, sino de un aliento cálido en su cuello.  

— Buenos días, Fot —la voz ronca del Alfa, al que había anhelado más de una vez, sonó sobre su oído, enviándole un escalofrío por la espalda.   

Fourth podía sentir cómo su Omega interior chillaba y se derretía por completo. Su parte instintiva estaba a los pies del rubio.  

— Y-yo... —dijo, colocándose una mano en el vientre por reflejo. Luego volteó para encarar al Alfa. Aunque su Omega quería mostrar sumisión, su parte racional no pensaba lo mismo. No sabía las intenciones del Alfa y no podía arriesgarse.— ¿Qué estoy haciendo en este lugar?   

Gemini sonrió divertido, a pesar de estar casi temblando. El Omega lo miraba de manera desafiante y decidida. ¿Cómo deseaba ponerlo en cuatro sobre la cama y llenarlo de su semilla hasta el agotamiento? Incluso ahora, estaba usando todo su autocontrol al verlo solo con una camisa suya. Se veía tan condenadamente sexy, pero sabía que ya tendría tiempo para domar a esa pequeña bestia más tarde. Ahora, solo debía hacerle entender que ya no tenía escapatoria, que era suyo y debía aceptarlo.

Fourth quiere un cachorro | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora