Era un lunes tranquilo por la mañana cuando se despertó.
Esta semana tendría muchas juntas importantes pues estaba a punto de cerrar un contrato sumamente importante con otra empresa, de igual o mayor importancia que la suya, tal era la importancia de dicho contrato que su padre había hablado con él, para decirle que si conseguia dicho contrato, llegado el momento en que decidiera a quien sería el nuevo presidente, lo escogería a él, por encima de su hermano.
No es que fuera alguien a quien le interesara todo ese asunto de herencias, sino que, quería complacer a su padre, y a parte, llevaba años trabajando en la empresa, había empezado desde abajo como cualquier otro empleado, y claro que ser el presidente de la empresa le resultaba emocionante.
Y era un hecho que conseguiría dicho contrato, pues tenia al mejor secretario de todo el mundo, su querido Azirafel había preparado todo con gran anterioridad a las próximas juntas.
Era una pena que quisiera renunciar, Crowley diría que lo extrañaría, pero la verdad era que no lo dejaría irse, al menos no de su lado. Lo quería cerca, lo quería con él.
Se estaba terminando de colocar el saco, y pensó en ponerse una corbata, pero eliminó ese pensamiento de su mente con una sonrisa. Llegando a la oficina le pediría a Azirafel que le colocara la corbata, adoraba sentir el rose de las manos tan cuidadas de su secretario por su cuello. No de una manera morbosa, sino que le gustaban los momentos en los que Azirafel se comportaba verdaderamente alegre con él, y no con esa sonrisa cortez y robótica que mostraba siempre.
Al llegar a la oficina se extrañó de no verlo en su asiento, pero al abrir la puerta de su propia oficina lo encontró colocando su taza de café en el escritorio. Amaba el café que le preparaba, y no sólo por que lo hacía de la manera en que le gustaba, sino por que se lo preparaba a él, le agradaba pensar que lo hacía por que le preocupaba que estuviera bien despierto, que por que simplemente era su trabajo.
-Buenos días, Anthony.- Le saludó en cuanto se percató de su presencia.
-Buenos días... Ya que tú me llamas por mi nombre, tal vez yo también debería llamarte por el tuyo... ¿Puedo?- Preguntó sonriendo.
Azirafel se sonrojó completamente pero hizo todo lo posible para ocultarlo mientras veía a su jefe tomar la taza de café que le acababa de hacer.
-Creo que sería lo justo.- Miró por fin a Crowley, notando así la falta de su corbata.-¿Se le ha olvidado ponerse la corbata?
Crowley fingió notar apenas la falta de esta, y Azirafel sacó una de su maletín.
-A ver, deje que le ponga la corbata, creo que el color rojo le queda perfecto con el negro de su traje, y combina con el color de su cabello.- Azirafel lanzó una pequeña risita, que a Crowley le pareció adorable.
Después de que le pusiera la corbata, para desagrado de Crowley, se fueron de inmediato a una junta, y todas las siguientes horas se resumieron a eso, trabajo y más trabajo. Pero sorprendentemente no se encontraba cansado o aburrido, sino feliz, extrañamente feliz.
Al caer la tarde, accidentalmente escuchó a Azirafel hablar por teléfono con su hermana.
-Hoy no eh podido, realmente ha sido un día agotador, tal vez mañana pueda ir Muri, a la hora de la comida.- Azirafel parecía cansado, y se masajeaba el puente de la nariz.
No escuchó lo que la hermana de Azirafel decía, pero si pudo escuchar que se reunirían al día siguiente en un restaurante, y para su sorpresa, era su restaurante, el cual se encargaba de manejar Gabriel. Oh Gabriel, su querido amigo... Tendría que pedirle un pequeño favor en cuanto lo viera.
A la hora de la salida se encontró en el pasillo a Michael, una de las recepcionista.
-¡Michael!- Le habló al ver que esta cambiaba de rumbo para no pasar junto a él.
-Perdón señor Crowley, sé que debería estar en mi puesto, pero necesitaba usar el baño.
-Ya es la hora de la salida, así que no te preocupes por eso. Ahora, ¿Qué se hace normalmente en una cita?
Michael pareció desconcertada por la pregunta, pero trató de pensar en una respuesta que le fuera satisfactoria a su jefe, a pesar de que ella realmente nunca había tenido una cita.
-Nunca eh tenido una cita...¡Pero!- Se apuró a decir al ver que su jefe hacia una mueca de negación.- Se coquetean, sutilmente en caso de ser la primera cita, pero dejando en claro a que aspira a que no sea la última.
-¿A qué se refiere con coqueteo sutil?
-Ya sabe, tomarse de las manos, darle de comer a la otra persona, o beber algo con dos pajillas, tal vez hasta poner su mano sobre su hombro.
Crowley lo meditó un poco, y finalmente sonrió.
-Que interesante...
🥀
Gracias por leer ✌️
Se les quiere 💕
Goodbye ✨
@Fatalylover
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Hablemos De Negocios
Fanfic- Y díganos señor Anthony J Crowley, ahora que ha logrado posicionar a la empresa de su padre cómo la mejor este país, y que su fortuna va en aumento, ¿Piensa encontrar alguien con quién casarse? - Preguntó la periodista. - Yo nunca me voy a casar...