"Que se abra la tierra y me trague".
Ese fue el primer pensamiento que se le vino a la mente a Mikasa tras escuchar al nuevo personaje. Por un segundo, se le cruzó la idea de hacer oídos sordos y fugarse de la mansión como en las caricaturas hasta desaparecer de aquella situación no contemplada, pero sus extremidades se negaron a moverse y lo único que percibió fue el sudor frío que bajaba por un costado de su rostro, no mostrando intención alguna de girarse a pesar de que, muy en el fondo, sabía que debía enfrentarlo hasta que la mano de Levi envolvió la suya para brindarle un poco de sosiego.
—¿No crees que es muy temprano para escabullirse como un fugitivo? —habló una vez más la persona.
—¿Y tú? ¿No se supone que viajarías con mamá a Mitras? —replicó el azabache de regreso, volteándose lentamente.
—Así era, pero a la final se decidió que mi presencia no era estrictamente necesaria, por lo que solo me encargué de llevarla al aeropuerto —se encogió de hombros y adelantó algunos pasos para alejarse del gimnasio de donde había salido, frenándose al percatarse de la figura de la ojigris que había estado cubierta por una columna de la sala de estar. Su expresión se transformó al instante a una de sorpresa—. Oh, dioses. ¿No me digas que esa muchacha es tu novia?
—No. Es el conejo de Pascua —espetó con sarcasmo—. Obviamente, viejo. Si no, ¿a quién más tendría aquí a estas horas?
—Bueno. Solo quería cerciorarme —mencionó estoico y retomó su andar parsimonioso hacia ambos—. ¿Me la vas a presentar como corresponde?
—Tampoco es que tenga otra alternativa —murmuró algo inconforme ya que así no estaba planeado que sucediera, pero por suerte se trataba de él y ello fue razón suficiente para que dejara de preocuparse. Suspiró—. En fin. Kenny, ella es...
—Mikasa —expresó la aludida en un arrebato de valentía y dio media vuelta. No había marcha atrás, así que debía actuar con madurez y enterrar los nervios para que la primera impresión no fuera un desastre—. Mi nombre es Mikasa Ackerman.
—Ya veo —le causó curiosidad la coincidencia de apellidos—. Mucho gusto, señorita. Yo soy el tío de este chiquitín —señaló a Levi—, aunque de seguro ya lo sabes.
—Sí. Me ha contado algunas cosas sobre usted.
—Espero que todas ellas sean buenas, porque de lo contrario haré uso de mis trucos para desquitarme —advirtió divertido y el azabache entornó los ojos, lo que le provocó una leve sonrisa a la ojigris—. Por cierto, y si me permites ser sincero, es un tanto extraño conocerte en un momento poco convencional del día. ¿Acaso amaneciste en este lugar?
—Em... así es —admitió, convenciéndose de que no tenía sentido mentir y menos cuando se notaba, claramente, lo perspicaz que era—. Ayer vine para hacer un trabajo en grupo con Levi de una asignatura, pero él me insistió para que me quedara y pues... ya me ve.
—Ah. Con razón no se asomó ayer en la noche a saludar. Estaba entretenido contigo —reflexionó en un tono pícaro—. Aunque, ahora que lo pienso bien, me asombra que Kuchel no te haya encontrado.
—Eso es porque me las ingenié para que no lo hiciera —intervino Levi, sin entrar en mayores detalles—. Habría perdido el toque especial si se la presentaba bajo circunstancias nada habituales.
—Muy cierto, además de que primero se habría escandalizado al verla en tus impenetrables aposentos —agregó—. Y hablando de eso, felicidades, Mikasa —se dirigió nuevamente a ella.
—¿Eh? —lo miró confusa.
—A excepción de nosotros como su familia y Ámber, el pequeñuelo no deja entrar a nadie más a su habitación, así que siéntete afortunada porque dudo que se repita con otra persona.
ESTÁS LEYENDO
ARO AL CORAZÓN (RIVAMIKA)
Fiksi Penggemar"Tan despreciable y aun así... despierta en mí las más indescriptibles sensaciones". Luego de haber trabajado duro por su sueño, Mikasa Ackerman logra ingresar a la universidad más prestigiosa del país. Inicia su carrera con la más grande expectativ...