V. En casa

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El viaje les tomó alrededor de dos semanas, se movieron por tierra para la comodidad de Silver y como Arvid conocía el bosque como la palma de su mano debido al tiempo que estuvo fusionado con el viejo sauce, evitaron los dominios que podrían acarrearles conflictos innecesarios.

Arvid comió carne por primera vez en décadas cuando su cuñado cazó algunas bestias que podrían servirles de alimento. Al principio se negó a comer, temiendo aumentar las preocupaciones de su hermana si acababa vomitando lo que le sirvieron, pero después de un poco de insistencia por parte de ambos, terminó accediendo y disfrutó bastante la comida.

Esther manejó la conversación durante todo el viaje, poniéndolo al día de todo lo que había sucedido en casa en aquel tiempo. Ella y Astrid ya no vivían en La Tierra de las Criaturas Aladas, tras casarse se mudaron con sus respectivos esposos al territorio de los Kuzo, al otro lado de la cordillera.

Elsinor era un imperio vasto repleto de vegetación y de múltiples criaturas míticas, la cadena de montañas que albergaba a los seres alados era un reino vasallo de este magnífico imperio. Los licántropos no tenían un territorio específico, vivían en comunidades pequeñas esparcidas por todo el imperio.

Se sorprendió al enterarse que sus hermanas se volvieron compañeras de un par de hermanos. Silver y Sylvan eran un raro tipo de gemelos que nacían cada varios siglos. Alphas en par, compartían el liderazgo de los suyos en igualdad de condiciones; pero la naturaleza de su monstruosa fuerza estaba ligada a la presencia del otro. Eran más poderosos juntos.

Esther y Silver se conocieron primero, el hada intentaba expandir el negocio familiar comerciando en territorios más pequeños y no sólo en las grandes ciudades del imperio. Su trabajo la llevó hasta un pequeño feudo gobernado por licántropos, y mientras negociaban los términos del intercambio comercial, el hijo mayor del Conde Kuzo la reconoció como la compañera que la luna le había obsequiado. Esther decidió quedarse un tiempo en ese lugar para conocer mejor al lobo que le profesaba un amor tan dulce.

Al ser ambos provenientes de casas nobles, su matrimonio también involucraría alianzas políticas, y llegado el tiempo de que ambas familias se conocieran para oficializar el compromiso, Sylvan, el más joven; cayó prendado de Astrid en cuánto la vio, reconociéndola como su luna. Sin embargo, él actuó mucho más rápido que su hermano mayor y le propuso matrimonio inmediatamente, a lo que la chica encantada y risueña, aceptó.

Sonaba muy típico de ambas, Esther era demasiado centrada para lanzarse a ciegas a un matrimonio, y Astrid era una criatura increíblemente positiva y espontánea. Su sueño de tener un romance apasionado obsequiado por los dioses se cumplió, y por la mirada en los ojos de su hermana no le fue difícil notar que eran felices y eso avivó el fuego de su corazón con una emoción desconocida, pero acogedora.

Esther era una persona prudente, por lo que durante todo el viaje no hizo preguntas con respecto a lo que experimentó en la tierra sin ley o lo sucedido con su vínculo. No volvió a mencionar sus cicatrices ni mucho menos habló sobre sus alas. Y Arvid agradeció infinitamente el gesto, no estaba seguro de querer revivir en voz alta todo lo que padeció por amar desmedidamente a una cazadora.

—Nos reunimos dos veces al año para una cena familiar —habló su cuñado, sacándolo de la profundidad de sus pensamientos—. Recibimos el año nuevo en las tierras de mi familia, y visitamos la capital de los alados en el cambio de estación entre la primavera y el verano.

Estaban al pie de la cordillera que daba entrada a La Tierra de las Criaturas Aladas. Existían dos caminos para llegar a la cima: el primero por medio de el laberinto de las catacumbas, pero aquellos que desconocieran los caminos se perderían fácilmente y no habría nadie allí para rescatarlos. El segundo era una serie de senderos áridos que fueron podados milenios atrás para frustrar escondites y prevenir emboscadas de bandidos; ellos tomaron este camino, y como viajaron con equipaje ligero, pudieron llegar a la cima de la montaña en un día y medio.

Alas Rotas [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora