Capítulo 3: La Revelación de Mónica

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Rony se encontraba en la cama del hospital, mirando el techo mientras trataba de procesar todo lo que había sucedido. La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la tenue luz de la lámpara de la mesita de noche. El silencio era interrumpido ocasionalmente por los sonidos lejanos de los monitores y el murmullo de las enfermeras en el pasillo.

De repente, la pared a su lado comenzó a ondularse, como si fuera de agua. Una figura emergió lentamente, una chica joven con una expresión traviesa en su rostro. Rony se incorporó de golpe, su corazón latiendo con fuerza.

—¡Sorpresa! —gritó la chica, con una sonrisa burlona.

Rony la miró con incredulidad, tratando de entender lo que estaba viendo. La chica parecía completamente fuera de lugar en la habitación del hospital, con su ropa casual y su actitud despreocupada.

—¿Tú qué haces aquí? —preguntó, tratando de mantener la calma.

La chica se cruzó de brazos y lo miró con una ceja levantada.

—¿Eh? ¿No me conoces y me hablas así? Muy malos modales, muchachito.

Rony cerró los ojos por un momento, tratando de calmarse. Cuando los abrió de nuevo, la chica seguía allí, mirándolo con curiosidad.

—¿Qué se te ofrece? —preguntó, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía.

La chica soltó una risa.

—¿¡Qué!? ¿En serio? Acabo de salir de la pared y ¿esa es tu reacción?

Rony se quedó pensando por un momento. Tenía razón, ¿por qué no estaba más asustado? La niña de la noche anterior lo había hecho correr, y el hombre lo había puesto a prueba en una pelea. Pero esta chica... era diferente.

—Lo siento, si tu intención es asustarme, no lo lograrás. He tenido pesadillas desde que era niño —dijo, tratando de sonar valiente.

La chica lo miró con interés.

—¡Um! Entonces sí eres tú el de las pesadillas. Mucho gusto, Rony, soy Mónica.

Rony se quedó helado. ¿Cómo sabía su nombre?

—Oye... ¿Sabes por qué ahora vivo mis pesadillas en vez de soñarlas?

Mónica se encogió de hombros.

—Qué rápido cambias de tema, ¡cielos contigo! Pero bueno, contestar tu pregunta facilita mi trabajo.

Rony frunció el ceño.

—Déjate de cosas y dime...

Mónica lo miró con una sonrisa burlona.

—Malcriado. Bueno, pues como verás... El primero de noviembre cumples 18 años. Debemos matarte, máximo hasta el 31 de octubre.

Rony sintió un escalofrío recorrer su espalda. Todo empezaba a tener sentido, pero era una verdad aterradora.

—Entonces, ¿tú también me atacarás?

Mónica se rió.

—Debería, pero eres muy gracioso, jeje. Tengo toda la noche para hacerlo.

Rony trató de procesar lo que estaba escuchando. La noche era el tiempo de estas entidades, y cada una tenía su turno para atacarlo. Pero Mónica parecía diferente, casi... amigable.

—Oye, ¿por qué estás aquí? ¿No debería ser la noche del tipo?

Mónica lo miró con curiosidad.

—¿Eh? Pero si es 3 de octubre, mi día. ¿Dices porque te dijo esa enfermera? Eso fue ayer. Después de que se fue, te volviste a quedar inconsciente.

Rony se quedó boquiabierto. ¿Había estado inconsciente por un día entero?

—¿Qué hora es?

—Son las 8 pm, día 3 de octubre. Eres un bello durmiente, ¿no te gustaría dormir para no volver a despertar?

Rony la miró con incredulidad. ¿Pensaba que le iba a contestar que "sí"? La verdad, ella se veía muy joven...

—¿Disculpa, qué edad tienes?

Mónica lo miró con una sonrisa.

—Yo te pregunté algo primero, niño. Tengo 15, ¿por qué?

Rony no podía creerlo. Una niña de 15 añosdiciéndole esas cosas... no podía ser.

31 Seres "El primer octubre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora