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-¿Entiendes? El tucán es más grande que el elefante porque tiene treinta y pico...
Me quedé mirando a la mujer delante mío con una expresión sería, sabía que se estaba muriendo de risa por dentro por mi rostro.
Aun así, suspire y agarre la bolsita de caramelos.
-¿Sabías que tus chistes no dan risa? -comente con indiferencia.
-Sí, pero...
-Pero nada, deja de intentar hacerte la graciosa.
Mire a la chica pelirroja que se había metido en la conversación, me parece que es la hermana de "la chistosa".
-Tu no te metas, nadie te estaba hablando. -la otra chica le hablo ofendida, señalandola y sacandole la lengua.
Sabía que algo iba a ocurrir aquí, así que silenciosamente me retire del kiosco
Estaba contento, tal vez un poco demasiado. Tierra me había invitado a dar un paseo y aunque al principio iba a rechazar, pero cuando mencionó que Luna estaria presente... No podía negarme.
Luna es el amor de mi vida, mi futuro esposo y el futuro padre de mis hijos, de eso estoy seguro.
Sigo sin entender porque sigue soltero ¡con ese cuerpazo seguro que muchas chicas o chicos estuvieran enloquecidos! Incluyéndome.
Siempre que pienso en el me pongo nervioso pensando en como sería nuestro futuro juntos... En lo guapo que se vería abrazandome, en lo romantico que sería susurrandome o en lo suave que se sentiría su tacto sobre mi cuerpo...
No se que cosas estoy diciendo, pero no puedo evitar pensar en ello y como lo quiero tanto cerca de mí al punto de invadir mi espacio personal. Suena raro, sí, pero no soy el único que piensa esas cosas ¿verdad?
Llegue al punto de encuentro y no había absolutamente nadie, parecía un desierto...
Hasta que escuche una voz llamándome.
-¡Mercurio! ¡Ven y ayudame, pedazo de sordo!
Me di la vuelta para ver quién me llamaba y ahí estaba, aquel moreno de ojos verdosos.
Luna.
Me acerque a el a paso rápido y estaba por hablar, pero el se me adelanto.
—Tienes que ayudarme, ¡Tierra y Urano están jugando brusco!
Antes de que me dejara aceptar o rechazar, ya me estaba arrastrando al lugar donde se encontraban los mencionados anteriormente. Mis ojos se centraron en dos personas de casi la misma altura corretear por ahí.
Siempre que ella lo atrapaba a él, el mismo se retorcia para liberarse de su agarre.
Siempre que él la atrapaba a ella, la misma chillaba para aturdirlo y seguir jugando.
