-La única razón por que la que sigo con vida, eres tu.
Aveces el pasado y el presente pueden chocar, y Catherine lo entenderá al conocer a la familia Cullen, pero sobre todo aquel doctor de mirada ámbar tan deslumbrante que ya se en sus memorias ya...
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CAPITULO 1
"Se espera una pequeña tormenta de nieve en los próximos días, justo antes de Navidad. Las temperaturas bajarán drásticamente, y las nevadas ligeras comenzarán esta noche. Es raro ver nieve en Forks, así que prepárense para disfrutar de un paisaje invernal..."
La suave voz del pronóstico se desvaneció en el fondo de la cocina, mezclándose con el chisporroteo de la comida en la sartén. El ambiente estaba cálido y acogedor. Sara, de pie junto a la encimera, cortaba con esmero algunas verduras, mientras James, a su lado, removía con una sonrisa tranquila una olla humeante. El aroma a especias y caldo llenaba el aire, envolviendo todo con un aroma hogareño. Ambos intercambiaban miradas llenas de complicidad, disfrutando de esos pequeños momentos cotidianos que compartían.
—¿Una tormenta de nieve? —comentó James, levantando la vista hacia la ventana, donde ya podía verse cómo las primeras ráfagas de viento agitaban los árboles. —No es algo que pase muy seguido por aquí.
—No —respondió Sara, con una leve sonrisa mientras seguía cortando—. Pero sería lindo ver la ciudad cubierta de blanco para Navidad. Hace tanto tiempo que no nieva en estas fechas.
Los dos se quedaron un momento en silencio, saboreando la idea de un paisaje nevado justo a tiempo para las fiestas, cuando de repente, el sonido de la puerta de entrada se escuchó seguido de pasos apresurados. Antes de que pudieran reaccionar, una joven de cabello negro y ojos brillantes irrumpió en la cocina, dejando caer una enorme bolsa de compras sobre la barra.
—¡Uf! —exclamó Catherine, soltando un suspiro aliviado mientras se sacudía al entrar—. Está empezando a hacer un frío horrible ahí afuera, ¡y eso que apenas es el comienzo!
Sara y James se giraron al unísono para recibirla, sonriendo ante la energía que traía consigo. Catherine se quitó los guantes y los arrojó sobre la barra, antes de quitarse el abrigo apresuradamente, como si el calor de la cocina fuera un refugio ansiado tras el frío incipiente del exterior.
—¿Compraste todo lo que necesitabas? —preguntó Sara, dejando a un lado el cuchillo y acercándose para echar un vistazo al contenido de la bolsa.
—Sí, todo está aquí —respondió Catherine, mientras se frotaba las manos para entrar en calor—. Pero había una locura en las tiendas. Todo el mundo se está preparando como si fuera a nevar durante semanas.
—Bueno, la última vez que nevó en Forks durante Navidad, tu padre y yo éramos casi unos críos —comentó Sara, riendo suavemente mientras sacaba algunos paquetes de la bolsa.
—Sí, y fue una tormenta fuerte, ¿te acuerdas? —añadió James, lanzando una mirada nostálgica a Sara—. Tal vez tengamos suerte de nuevo este año.
