Conections - The Maze Runner

#005

                        In another view

                  My hands, they're strong
           But my knees were far too weak

                                Omniscente

Las puertas se habían cerrado, no había vuelta atrás. Jocelyn se quedó junto con Chuck y Newt unos minutos más mirando a las puertas mientras todos se iban, esperando que mágicamente se abrieran y los chicos salieran del laberinto. ¿Por qué? Se preguntaba Jocelyn; ¿por qué Minho y Thomas arriesgaron su vida por alguien que ya estaba infectado? Joss frunció el ceño y se dio media vuelta. Sintió como Newt y Chuck se giraban a verla, pero ella no se sentía con ganas de hablar con alguien. Solo tenía ganas de estar sola y olvidarse de los demás, porque si no estaban Thomas y Minho ¿quién más le quedaba? Es verdad que Chuck, Newt y Gally siempre estuvieron de su lado, ¿pero de que le serviría si un día cualquiera podrían ser infectados o atrapados en el laberinto? Nada ni nadie merecía la pena, pensaba la chica.

Todo el mundo estaba cenando, pero Jocelyn no se sentía con ganas de hacer nada. Ella simplemente estaba en la cabaña de medicina ya que sabía que no habría nadie a estas horas altas de la noche. Se encontraba jugando con la sangre infectada de Ben sacando e introduciéndola en una pipeta. Estaba aburrida, pensando en cosas de la vida mientras la sangre seguía subiendo y cayendo a gotas de la pipeta.

Jocelyn escuchó la puerta abrirse, pero ni siquiera se giró. Por descarte sabía perfectamente quién era.

— No has ido a cenar, te he traído un poco de comida —dijo el  chico, quien dejaba un plato de comida al lado de Joss.

— No tengo hambre, Newt —ella le dijo, aún sin mirarle. El rubio se apoyó en la mesa

— Pues deberías; no comes desde hace más de 6 horas y eso es malo —Newt insistió.

— No me va a pasar nada por no comer la cena de un solo día —replicó la chica, ya mirándolo.

— Sí si has comido tan poco como has hecho hoy; cométela —ordenó 

Jocelyn suspiró y agarró su plato de comida, apartando la sangre con la pipeta y mirando al plato. No tenía hambre, pero simplemente quería que Newt se callara. Como antes, ella seguía sin ganas de nada; solo quería un rato en paz. Quería que el rubio se fuera, pero de todos modos algo en Joss quería que se quedase preocupándose por ella. Jocelyn agarró la cuchara y empezó a tomarse el estofado de Fritanga. Estaba bueno; ella era la única que lo admitía y que no solía gastar bromas de sus cocinas, pero este sabía distinto. Sabía como que no rellenaba. Podría comerse 10 de estos que no se sentiría llena. ¿Por qué era todo esto? ¿Por qué se sentía así desde que Thomas entró en el laberinto? Quería convencerse de que era por Minho y Alby, pero en el fondo de su mente sabía que no se podía engañar a sí misma: estaba más preocupada por Thomas que por los otros, y realmente pensaba que no debía ser así.

Se había quedado tanto tiempo pensando en ello, que cuando Newt se dio cuenta que miraba a la cuchara pero no comía se preocupó. Posó su mano en la espalda de Jocelyn, frotándola de arriba a abajo. Aquello la trajo de vuelta a la realidad.

— ¿Todo bien? —preguntó el rubio

— Sí, sí... solo estaba pensando —contestó, sacudiendo un poco su cabeza antes de tomar otra cucharada.

Newt suspiró y se apoyó en su brazo descansando en la mesa. Apartó un mechón de pelo que pertenecía a su flequillo y lo puso detrás de la oreja de la chica. Joss no pudo evitar sonreír y mirarlo, quien estaba esperando sus ojos con una sonrisa reconfortante.

— Puedes contarme todo, lo sabes ¿no? —Newt le dijo, bajando su mano de su oreja para entrelazarla con su otra mano.

Jocelyn suspiró, poniéndose recta

— La verdad no sé lo que me pasa —suspiró—. Siento como que reprimo lo que pienso, mi verdadera opinión pero que algo me hace negarlo completamente.

Pudo ver a Newt asentir. Este se puso recto y acarició su espalda.

— Te entiendo, y por lo que veo no tienes ganas de hablar de eso —Newt sonrió con suavidad—. Pero bueno, ya sabes que si necesitas soltar algo me tienes aquí.

Joss sonrió y asintió. Estaba agradecida de poder tener a un amigo como Newt, aunque no se diera cuenta de que él no estaba satisfecho.

— Muchas gracias —Newt rio un poco y le revolvió el pelo antes de salir de la cabaña.

— ¡Tómate el estofado! —dijo antes de salir

— ¡Sí...! —dijo la chica, agarrando la cuchara y tomando un poco.