« Abaddon: El Forjador de la Destrucción »
Abadon cada arma que creaba era una obra de arte macabra, diseñada para infligir un dolor indescriptible. Espadas que absorbían la vida, hachas que partían almas y escudos que repelían cualquier ataque. Pero Abaddon no se limitaba a la magia oscura. Sabía que la verdadera fuerza residía en la combinación. Por ello, estudiaba antiguas escrituras y experimentaba con elementos de la magia blanca, buscando equilibrar la destrucción con la creación, para así forjar armas aún más poderosas y versátiles.
Mientras daba forma a sus armas, Abaddon meditaba en las estrategias de sus enemigos. Sabía que Satanás y sus secuaces intentarían sembrar el caos entre sus aliados. Los acusarían de traición, los manipularían y los enfrentarían entre sí. Pero Abaddon era más astuto que ellos. Había estudiado los movimientos de Satanás durante siglos y conocía sus tácticas al derecho y al revés.
En las profundidades más oscuras del Abismo, donde la luz se consume y la esperanza muere, he forjado mi destino. Mis manos, endurecidas por siglos de trabajo infernal, han dado forma a armas que aterrorizarán a mis enemigos.
Cada golpe de mi martillo sobre el yunque es un grito de guerra, un desafío lanzado a Satanás y sus lacayos. En estas entrañas de la Tierra, he creado un arsenal que eclipsará cualquier cosa que hayan imaginado. Espadas que beben la vida, hachas que desgarran almas, escudos que repelen el fuego del infierno.
He estudiado las estrellas, los planetas y los demonios, desentrañando los secretos de la creación y la destrucción. He combinado la magia oscura, la más pura y corrupta, con la luz de los antiguos dioses, forjando armas que desafían toda lógica. Son armas que no solo matan, sino que corrompen, que destruyen el alma y el cuerpo.
Me sumerjo en la lava hirviente para fortalecer mi cuerpo y endurecer mi espíritu. Cada noche, medito en las llamas, visualizando la derrota de mis enemigos. Veo a Satanás retorcerse de dolor mientras sus legiones huyen despavoridas.
Se que en esta camara parecen pasar los días muy rápido pero a distintos tiempos, el parecía llevar un año ahí dentro pero solo llevaba unos días.
Pero no me basta con la fuerza bruta. He estudiado las tácticas de guerra, he analizado los movimientos de mis enemigos. Sé que Satanás intentará dividirnos, sembrar la discordia entre mis aliados. Pero yo estoy preparado. He creado una red de espías que me mantienen informado de cada uno de sus movimientos.
Cuando llegue el momento, cuando Satanás y sus secuaces se atrevan a atacar mi fortaleza, los recibiré con un fuego infernal que los consumirá a todos. Mis armas los desgarrarán, mi magia los corromperá y mi ejército los aniquilará.
- Soy Abaddon, el Destructor. Y nadie podrá detenerme.
Abaddon, se detiene en seco. La sensación de que algo andaba mal lo había estado carcomiendo desde hacía horas. Ahora, al salir de su camara de entrenamiento y salir de la cabaña toma algo de aire puro y contemplar el horizonte, su intuición se confirmaba de la manera más espantosa.
Una oscuridad abrumadora se extendía por el cielo, una sombra que se cernía sobre la tierra y que se acercaba inexorablemente. Abaddon lo sabía, era Satanás y sus legiones, ansiosas por la batalla final.
-Maldición - exclamó Abaddon, su voz resonando en la inmensidad del lugar. Cuatro días habían pasado desde la última vez que había tenido noticias de Lilith y de los demás. Debía actuar con rapidez.
Sin más dilación, Abaddon se dirigió hacia la cabaña en busca de Lilith. Con cada paso, la sensación de urgencia aumentaba. Sabía que el tiempo se le agotaba. Tenía que advertir a Lilith sobre el inminente ataque y coordinar una estrategia conjunta para hacer frente a la amenaza de Satanás.
Al llegar al fondo de la caverna se encontraba en medio de varias puertas que llevaban a diferentes camaras, Abaddon fue recibido por la bruja que los llevo hasta ahí . Explicó rápidamente la situación, describiendo la inmensa oscuridad que se acercaba.
- ¿Estás seguro, Señor ? - preguntó la bruja, sus ojos brillando con una intensidad que haría temer a cualquiera.
- Absolutamente - respondió Abaddon. - Satanás está aquí, y viene con todo su ejército. Debemos reunir a todos para comenzar a planear las líneas de ataque
La bruja asintió con gravedad. - Así será. Debo reunir a todos los aliados para que se preparen para la batalla final. Pero primero, debo encontrar a la diosa Lilith para avisarle.
Abadon asintio
- Yo comenzaré a buscar a los demás.
***
Aaaaa(Cap en corrección)
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Lilith La Historia Jamás Contada
FantasyNecesito el perdón de mis pecados y la liberación del poder del pecado...