Cólera

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Ya había pasado un año desde que la amistad entre la omega y la alfa se creó y esta no ha hecho más que crecer con el tiempo.

Todas las tardes, justo en el momento en que Momo y Tzuyu salían con sus amigas Minji aprovechaba para huir al bosque, en donde su dulce omega la estaba esperando.

A veces jugaban, otras veces hablaban y había días en que simplemente no hacían nada, días que tan solo se quedaban acurrucadas la una contra la otra mientras se miraban sin necesidad de decir algo más, acariciándose los rostros o jugando con las manos entrelazadas.

Justo como lo estaban haciendo ahora, con Minji poniendo sus manos a los lados del cuerpo de Hanni y posicionándose sobre esta, dominándola de manera inconsciente.

—Minji tu eres mi mejor amiga. —afirmó Hanni, acariciando el rostro de la alfa con sus pequeños y delgados dedos.

—Tú también eres mi mejor amiga. —aseguró, cerrando los ojos ante la agradable sensación que le estaba proporcionando la castaña.

La pelinegra -a diferencia de la omega- conocía a otras niñas de su edad, betas y alfas con las cuales tenía que convivir los domingos de iglesia y en la escuela pero ninguna se comparaba ni siquiera un poco a Hanni, nadie más la hacía sentir arte cuando la miraba.

—Seremos amigas por siempre. —dijo la omega —¿verdad?

La menor sonrió, abriendo los ojos con algo de pereza.

—Te prometo que así será, Hanni. —aseguro, sintiendo los dedos de la mayor detenerse en su labio inferior, causando un escalofrío en todo su cuerpo —Esta parte del bosque es nuestro pequeño rincón del universo, solo nuestro y nadie nos los quitará.

La omega sonrió, complacido por las palabras de la alfa.

—¡Minji! —Las dos pequeñas se tensaron ante el llamado de la anciana Hirai —¡Minji, vuelve aquí!

La omega bajo la mirada, apenada de que la alfa se tuviese que ir pero tratando de disimular su decepción para no hacer sentir mal a Minji.

—Volveré mañana. —habló la menor en un intento de alegrar a su amiga y, luego de dejarle un pequeño beso en la frente, correr al encuentro de una Momo para nada feliz.

—¿Dónde estabas, mocosa? —Preguntó la mujer —Esta es como la quinta vez que te atrapo escapando a los territorios de la vieja de Jeongyeon, ¿acaso ella te esta lavando el cerebro?

Minji negó con la cabeza, ella no conocía a la señora Jeongyeon pero sabía que era la "abu" de Hanni y no permitiría que le faltaran el respeto

—No la trates así, Momo-chan. —pidió —Yo solo juego, no me acerco ni a ella ni a su granja.

La pelinegra no iba a hablar de Hanni, sentía una gran protección por la omega y tenía el presentimiento que no iba ser bien recibida su amistad con la castaña.

Minji no era estúpida, en la escuela solían hablarle cosas de las omegas pero siempre hizo oídos sordos de todo lo relacionado con aquello, como si su cerebro se apagara automáticamente cada vez que la profesora las nombraba con aquella mirada de desprecio tan extraña.

—¿Acaso crees que soy idiota? —se quejó la mayor —Estarás castigada por desobedecerme, no volverás a ir con aquella alfa loca.

Hanni suspiro con preocupación y tristeza.

Minji no había llegado a su pequeño rincón del universo hoy. Ya era de tarde pero Hanni seguía algo esperanzada de que la pelinegra se presentará a su encuentro, ella dijo que volvería y la castaña le creía.

𝐈𝐧𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐭 | 𝐁𝐛𝐚𝐧𝐠𝐬𝐚𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora