Capítulo 2

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Un ligero resplandor penetraba en la alcoba por encima del borde de la cortina y alumbraba un tanto su rostro. El aire acondicionado le golpeaba con fuerza y la fragancia de rosas comenzaba a sofocarlo.

—Me duelen los brazos, me duele la cabeza... —repitió una y otra vez, quejándose—. No recuerdo haber tomado tanto... yo, no recuerdo la mitad de la noche.

Todo daba vueltas. No había ni una sola voz en su cabeza que no parara de repetirle lo que muy probablemente sucedió la noche anterior. Lo que en su estado de embriaguez e inconsciencia, dejó que pasara.

Y aquellas tan fascinantes como tormentosas imágenes, llegaban a su mente como ráfagas de viento. Una tras otra. Sobre todo, esos labios acariciando los suyos, con suavidad, pero también con firmeza. El olor de su perfume, adormeciendo sus sentidos. Aquel intenso negro que decoraba sus ojos, junto al vidrio de las gafas que se interponían en el beso que sus dos bocas deseaban.

La mano que tenía sobre su nuca. Esos labios que se estiraban y amordazaron los suyos. La punta de la lengua contra la suya y el suave roce que le debilitó las piernas. El sabor de su boca...

—¿De verdad lo besé? ¿Mi primer beso? ¿Y ni siquiera puedo recordarlo? —dice, casi a gritos, empezando a alarmarse—. Pero... ¿Quién-? —Se interrumpió abruptamente y dejó escapar un suspiro. La imagen de un lunar sobre la nariz, viene a su mente como rayo y a la única persona que recuerda con tal característica, es la misma con la que quería besarse la noche anterior. Lee Taemin— ¡Oh, por Dios! ¡Jimin! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! —Repetía él, una y otra vez, al tiempo que se sacudía en la cama, daba brincos y golpeaba el mullido colchón con la mano que tenía el vendaje, lastimándola.

Jimin cae entonces de espaldas en la cama, y ahoga el dolor de aquellas punzadas mordiendo su labio inferior, mientras observa el techo de su habitación y las lágrimas caen de sus ojos.

—Debería... —Musita con dificultad, girando hacia donde su celular se encuentra, para luego tomarlo y marcar a su mejor amigo— ¡Vamos contesta! ¡Por favor, contesta!

Después de tres intentos, Jimin supone que debe estar en el campus, cuidando a algún cachorro de ese lugar en donde trabaja de medio tiempo, o quizás en una cita con su novio.

Puede que incluso esté afuera haciendo cualquier cosa y no tenga el celular a la mano. Siempre tiene ese aparato en silencio. Es más probable que su madre quien no entiende la tecnología le agarre la llamada a que Seokjin lo haga.

Por lo que suspirando, se resigna y estira cada parte dolorida de su cuerpo, haciéndolas tronar. Y en seguida se levanta, con la idea de darse una ducha, odiando seguir apestando a alcohol. Tiene el cabello hecho un nido de pájaros y las ojeras bajo sus ojos, pronunciadas. El rastro del maquillaje que no limpió anoche, cubre la palidez de su rostro y sus labios, hinchados y resecos, son adornados con flechas imaginarias que gritan, FUI BESADO ANOCHE.

Es una locura.

Eran las once en punto cuando Jimin corrió hacia su baño y vomitó lo que aún mantenía en el estómago, se dio una ducha, cambió, se alistó sus cosas y corrió a su universidad. No llegaría a la primera clase, pero no faltaría todo el día.

Sabía que posponer su cumpleaños era mejor que celebrarlo entre semana. Pero Seokjin insistió, y ve aquí las consecuencias.

De camino al campus, Jimin tomó de su despensa un paquete de nueces secas para solventar la falta de comida en su estómago, y veía cada pisada que marcaba en el pavimento, queriendo ignorar el latido errático de su corazón, mientras hacía caso a las voces de su cabeza.

Pensar en posibilidades, cualquiera que sean estas, tenían sus pros y contras, pero olvidar que sucedió y fingir que no pasó nada, solo lo estaba alterando.

THAT NIGHT﹁ Myg-PjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora