Capítulo 3

2 2 0
                                    

La hora del almuerzo estaba por comenzar y Seokjin no contestaba el teléfono. Los nervios de Jimin estaban volviéndolo loco y ninguno de sus mejores amigos daba señales de vida.

Su última clase estaba por comenzar. El dolor de cabeza no mejoraba y la mano ni siquiera la sentía. Estaba tan sumido en aquel embrollo de anoche, que las personas de su alrededor pasaban desapercibidas.

"Debería morir... Debería morir", repetía en su cabeza, una y otra vez, mientras golpeaba levemente su frente contra la entrada de su clase, sintiendo la dureza de la madera, raspando su piel en cada impacto, que solo es detenido cuando Jimin escucha a sus espaldas, a uno de sus compañeros escupirle un insulto, burlándose de él.

Suspira y con los ojos cerrados, alza la cabeza y respira profundo. Tiene en la mente nuevamente esos labios, la sensación del contacto, el sonido del beso, el sabor de su saliva, el olor del perfume que los rodea, la rapidez de su corazón alterandolo..., ¡Oh, Dios! ¿Por qué no recuerdo nada?

—¿Puedo pasar? —inquiere una voz, a un costado de él.

Jimin abre los ojos, encontrándose con la esculpida imagen de un Dios.

—¿Estás bien? —Él asiente en cuanto la pregunta sale de aquellos labios que ahora no puede evitar mirar, tragando en seco cuando de repente le fueron demasiado similares a sus borrosos recuerdos de anoche.

Y aunque Jimin haya visto esos labios, casi cada día desde que conoció a Taemin, no quiere creer que es su mente queriendo darle nombre al autor de sus nuevas fantasías, y que en verdad, Taemin sea quien le quitó el aliento con besos, la noche anterior. Y es que, ojalá sea él. Tiene que ser él.

Jimin se hace a un lado, sintiendo las piernas entumecidas, pero detiene a Taemin, cuando este intenta ir a su asiento.

—Oye —se apresura a decir—... Cometí algún error ayer... no, ¿verdad?

Taemin escanea el semblante contraído de Jimin, lentamente. De hecho, se toma su tiempo y sonríe al final de forma tímida y tierna, mientras baja la mirada al suelo. El omega muerde su labio inferior, agotado por la espera y abre mucho los ojos cuando el hombre frente a él, suspira y luego dice: —Lo hiciste.

—¿Si? ¿Qué? —pregunta, frunciendo el ceño.

—Amm... —murmura, mirando a su alrededor— ¿Puedo decirlo?

—¿Qué cosa?

—Ayer, tu...

Antes de que pueda decir más, un grupo de estudiantes de su misma clase, se posan en la entrada a un lado de ambos. La respuesta de Taemin se queda a medias en el momento en que reverencian y dejan que sus compañeros avancen hacia el interior del lugar.

De repente, Jimin es consciente de la cantidad de personas que hay en el salón de audiovisuales, y como algunos —cerca de la entrada—, se mantienen expectantes de su conversación. Creen que no lo nota, pero Jimin los mira con descaro ante su impertinencia, demasiado evidente. Taemin también, por lo que lleva su mirada hacia el omega y le sonríe nuevamente, pidiéndole en voz baja posponer su plática, hasta terminar la clase al menos.

Y aunque la angustia lo consuma, Jimin asiente como contestación a su petición y camina detrás de él, hasta llegar a su asiento.

Lo que pasa después, son horas interminables de teoría y más teoría, donde nuestra pequeña estrella, no pudo apartar la mirada de aquellos labios que se movían y se movían. La voz de su profesor, se escucha lejana, mientras que el movimiento de la boca de su compañero de banco, lo distrae.

Se supone que debería estar atento de la explicación, pues es importante para el proyecto que necesitan realizar para finales de semestre, y a pesar de ser consciente de eso, Jimin no puede evitar soñar despierto. Porque Taemin tiene un aroma muy fuerte, que lo atonta. Y le gusta.

THAT NIGHT﹁ Myg-PjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora