Capitulo IV La Cita

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El sol de la mañana se colaba a través de las cortinas, y Alison se despertó con una extraña sensación de calma. Había algo diferente en el aire, un cambio sutil pero palpable. Giró en la cama, buscando a Dominic, pero como la vez anterior, él ya no estaba. En su lugar, sobre la mesa, había una pequeña nota. Alison la tomó, con una sonrisa curiosa dibujándose en sus labios.

*"Te veo en el jardín botánico a las 11 am."*

Una ola de emoción la recorrió. Miró el reloj y vio que eran casi las 10. El jardín botánico estaba a 25 minutos de su casa, así que no tenía mucho tiempo para prepararse. Se levantó rápidamente, se duchó y eligió un atuendo sencillo pero elegante. Agradeció que fuera domingo, un día sin la presión habitual del trabajo. Salió de su apartamento sintiéndose ligera y expectante.

El jardín botánico estaba resplandeciente bajo el sol de la mañana. Cuando llegó, sus ojos buscaron a Dominic entre los visitantes y pronto lo encontró, esperándola con una sonrisa cálida y relajada. Frente a él, había armado una tarde de campo perfecta: una manta extendida en el césped, una cesta de picnic cuidadosamente preparada, rodeada de flores y árboles que les daban una sensación de privacidad y tranquilidad.

—¿Te gusta? —preguntó Dominic, observando su expresión.

—Me encanta —respondió Alison con sinceridad mientras se sentaba en la manta junto a él.

Durante las siguientes horas, conversaron sobre todo y nada a la vez. Hablaron sobre libros, desde Stephen King y Edgar Allan Poe hasta Jane Austen, y sobre cine, intercambiando opiniones sobre directores como Tim Burton y Guillermo del Toro. Dominic tenía una mente fascinante y una capacidad para analizar los detalles que no dejaba de sorprender a Alison. A su lado, sentía que el tiempo se detenía y el estrés del trabajo se desvanecía por completo.

Alison también habló sobre su vida profesional, describiendo su rol como gerente de contabilidad en la empresa textil y los retos que eso conllevaba. Dominic la escuchaba con atención, mostrando un interés genuino por todo lo que ella decía. A su vez, él le contó sobre su familia. Su padre había muerto cuando tenía 15 años, y desde entonces, había sido criado por su madre, con quien mantenía una relación cercana. Tenía dos hermanas y un hermano, y todos estaban muy unidos, algo que Alison notó con una ligera envidia, aunque nunca lo admitiría en voz alta.

Pero la conversación tomó un giro inesperado cuando Dominic le preguntó sobre su familia. Alison, sin pensarlo demasiado, se negó a hablar del tema. No era algo de lo que disfrutara hablar con extraños, ni siquiera con alguien que le gustara tanto como Dominic.

—Lo siento —dijo él, percibiendo su incomodidad—. No quise incomodarte.

—No, está bien. Es solo que... —Alison trató de encontrar las palabras adecuadas, pero antes de que pudiera continuar, Dominic soltó algo que la sorprendió profundamente.

—Deduzco que eres huérfana —dijo con suavidad—. No tienes fotos familiares en tu casa, y eso me dio la pista.

Alison se quedó en silencio por un momento, mirando a Dominic con asombro. ¿Cómo podía haber llegado a esa conclusión tan rápido? Su capacidad para analizar detalles pequeños era impresionante, pero también un poco perturbadora.

Finalmente, respiró hondo y respondió con una sinceridad que rara vez mostraba.

—No soy huérfana, pero desearía haberlo sido.

La confesión salió de sus labios antes de que pudiera detenerse, y en ese instante sintió que había revelado más de lo que debería. La atmósfera entre ellos cambió. Dominic la miró con una mezcla de sorpresa y empatía, como si quisiera entenderla mejor sin presionarla.

Sonrisa a Media NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora