Capitulo I Casualidad o Causalidad Parte sin título

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Alison revisaba por enésima vez la hoja de cálculo que había estado martillando durante horas. Las cifras bailaban ante sus ojos cansados, pero se negaba a dejar ningún cabo suelto. Como gerente de contabilidad en una empresa textil, los números eran su refugio, un lugar donde todo tenía lógica y sentido, a diferencia de las complejidades de la vida que siempre le resultaban más difíciles de descifrar.

A pesar de todo, Alison sonreía con una ligereza que sorprendía a sus colegas. Nadie sospechaba del turbulento pasado que llevaba como una mochila invisible. De su infancia, quedaba un rastro lejano, casi borroso. Pocas personas, incluso sus amigos cercanos, conocían los detalles de su historia. Dayana, su mejor amiga, era una de las pocas que sabía lo suficiente como para entender por qué Alison rara vez bajaba la guardia.

Esa noche, después de un día particularmente duro en la oficina, Alison aceptó la invitación de Dayana para ir al bar de siempre. No estaba en su lista de planes, pero el cansancio mental necesitaba desconectarse, y el ambiente relajado del bar parecía ser justo lo que necesitaba. Entraron y se dirigieron a su mesa habitual, cerca de la ventana, donde la luz tenue brindaba un aire de intimidad sin ser demasiado sombría.

—¡Un Martini para Alison, por favor! —exclamó Dayana mientras se dejaban caer en los cómodos sillones.

—Hoy lo necesito —dijo Alison, estirándose un poco. Sentía cada músculo tenso por las horas sentada frente al ordenador.

Mientras Dayana hablaba de lo molesto que había sido el día con la auditoría interna, Alison dejó que su mirada vagara por el lugar. Entonces, lo vio. Un hombre en la barra, alto y fornido, con cabello castaño y unos ojos marrones que parecían atraparla en cuanto se encontraron. Su sonrisa, ligera pero segura, era suficiente para hacer que cualquiera quisiera saber más de él.

Alison no era tímida, nunca lo había sido, al menos no cuando se trataba de mostrar interés. Sin pensarlo, le devolvió la sonrisa, una de esas sonrisas llenas de misterio y promesas. Sabía cómo jugar el juego, y lo disfrutaba. Volvió a centrar su atención en Dayana, fingiendo que no había pasado nada fuera de lo normal.

—Necesito hacer unos ajustes contables antes de que cerremos el mes. Hay un desfase en los balances y no puedo dejarlo pasar —dijo Alison, fingiendo una preocupación que, en ese momento, había dejado de ser real.

—Claro, claro, pero por ahora, solo disfruta —respondió Dayana, agitando su Martini antes de tomar un sorbo.

Alison asintió, pero antes de poder decir algo más, una figura se materializó a su lado. Era él. El hombre de la barra.

—¿Puedo interrumpir? —preguntó con una voz profunda y cálida.

Alison lo miró directamente a los ojos, y su sonrisa se ensanchó. Sin perder el ritmo, respondió:

—Depende. ¿Eres bueno con los números?

El hombre soltó una carcajada, claramente sorprendido por la respuesta.

Dayana observaba la escena con una mezcla de diversión y curiosidad.

—Digamos que soy más de letras, pero estoy dispuesto a aprender si tienes paciencia —replicó él, inclinándose ligeramente hacia ella.

Alison lo miró de arriba abajo, evaluando cada uno de sus movimientos con una mezcla de interés y diversión.

—Entonces, quizás podamos empezar con una lección sencilla —dijo ella, jugando con su copa de Martini. "¿Cuál es tu nombre?"

El hombre sonrió de nuevo, mostrando una fila de dientes perfectos.

—Dominic. ¿Y el tuyo?

Alison se inclinó hacia él, reduciendo la distancia entre ambos.

—Alison

Voy a hacer una llamada rápida —anunció Dayana de repente, sacando su teléfono y levantándose. Alison la conocía lo suficiente como para reconocer esa táctica. Cada vez que una de ellas mostraba interés en un chico, la otra se retiraba discretamente para dar espacio. Era una jugada que tenían bien ensayada.

Durante las siguientes dos horas, Alison descubrió que Dominic era mucho más que una cara bonita. Era un hombre culto, de buena educación, con un amor por el cine que coincidía con el de ella. Hablaron sobre Tim Burton, compartieron sus películas favoritas y rieron con complicidad. La química entre ellos era innegable, una atracción que iba más allá de lo superficial.

Cuando el bar comenzó a vaciarse y la noche avanzaba, Dominic sugirió continuar la conversación en un lugar más privado. Alison, sin dudar, lo invitó a su departamento

Al llegar al departamento de Alison , ella lo invita a pasar , camina hacia la cocina y abre una botella de vino sirve dos copas y Dominic observa el estilo de decoración que tiene el departamento, mira todo con detalle en silencio, al llegar Alison con las copas se recuestan sobre el sofá donde comienza una sesión de besos que poco a poco van subiendo de tono hasta que sin darse cuenta ya Dominic, se encuentra despojado de ropa, y Alison también, despojada se abraza a él con una pasión que se puede ver en cada uno de sus movimientos. Los besos son intensos y apasionados, y se pueden escuchar sus respiraciones agitadas.

Alison no puede pensar solo sentir , mientras se deja llevar por la pasión recorre el cuerpo de Dominic , es fornido su espectacular abdomen marcado y definido , sus brazos marcados y fuerte que le aprietan la cintura de manera tan carnal y pecaminosa de la cual , seria un sacrilegio escapar

Dominic es un hombre posesivo, lascivo, morboso y excitante

Alison, se deja dominar completamente, mientras Dominic la voltea de espaldas de manera rápida , y salvaje , la toma por el cabello y la empotra de manera fuerte y sensual, se mueven lentamente, cada movimiento es sensual y erótico. La luz de las candelas crea un ambiente misterioso y se puede escuchar el sonido de sus respiraciones, como si estuvieran en un mundo diferente.

Los tactos son lentos y afectuosos, cada toque es una exploración de la pasión y la sensualidad.

La escena es explícita, pero también es sensual y erótica. Las palabras son escasas, solo se escuchan sus respiraciones y gemidos , pero cada uno de los movimientos habla más que cualquier palabra. La pasión es real, y se puede ver en cada uno de sus gestos.

. La noche siguió y fue una explosión de pasión, deseo y lujuria una y otra vez hasta que dieron las 3 am . Dominic, que había mostrado ser un caballero encantador, resultó ser también un dios del sexo, con una inclinación por lo salvaje y lo atrevido. La conexión entre ellos se encendió en una explosión de sensaciones, y Alison se entregó completamente a la experiencia.

Al final de la escena, Dominic y Alison se encuentran exhaustos, pero también contentos.. El departamento se vuelve a oscuras, y se puede escuchar el sonido de sus respiraciones, como si estuvieran en un mundo diferente.

Fue una noche que quedaría grabada en su memoria, una mezcla de placer y libertad, como pocas veces había experimentado. Mientras descansaban en la oscuridad de su habitación, Alison se permitió, por una vez, no pensar en el mañana, sino disfrutar del presente en su forma más impura.

Sonrisa a Media NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora