Rin miraba por la ventana de aquella oficina, tenía una gran vista de aquella zona de la ciudad, había pasado más de media hora sentada pero la cabeza le daba vueltas de tanto pensar y tenía ganas de vomitar, se paró a estirar las piernas y allí donde estaba ahora le quedaba más cerca el baño ya que cambiar de lugar no la hizo sentir mejor.
Pensaba en Naraku, en sus ojos carmín, intensos, que ocultaban una oscuridad y una pasión imposibles de disimular lo cual la asustaba, no parecían concordar con el Naraku que se presentaba ante ella ¿Y si Sesshomaru tenía razón? ¿Y si él solo era otro lobo vestido de oveja? También estaba su olor, hoy era diferente pero a la vez era tan familiar, tanto que le hacía doler la cabeza, la mareaba, la estremecía. Sesshomaru le dijo que ellos estaban allí, ambos ¿Y si lo conocía? ¿Y sí lo conoció de la misma forma que Sesshomaru? ¿Entonces xq él no se lo dijo? ¿Acaso eso era lo que él quería decirle? Suspiró con pesadez y colocó ambas manos sobre su vientre.
—No importa quien sea su padre, yo los amo y daré todo por ustedes esté o no esté sola—susurró cariñosamente. Sí, sus hijos eran y serían siempre su prioridad, no tenía que torturarse con aquello, además Sesshomaru la amaba sin importar si ella estuvo con otro hombre aquella noche.
La puerta se abrió y ella se giró esperando ver a Naraku pero fue su hermana a la que vió.
—Sabes jugar muy bien tus cartas, la damisela en peligro la inocente jovencita, mi hermano y Sesshomaru han caído en tus engaños redonditos.
—No se de qué hablas—la miró con cautela.
—¿Acaso sabes de quién es tu hijo?
—Yo soy su madre.
—Y mientras tanto dos hombres que siempre han sido amigos se caen a golpes por ti, se enemistan por una cualquiera que solo busca un hombre bondadoso al cual achacarle tu hijo.
¿Caerse a golpes?
—Te equivocas—intentó sonar firme—no sabes lo que dices.
—¿No? Andas pescando en río revuelto y has pescado dos jugosos peces—le tira la blusa limpia—cambiate, pareces que acabas de acostarte con Naraku—ante esto Rin se sonroja ¿Sesshomaru habría pensado eso al verla?
—Gracias—se quitó la camisa del pelinegro y se puso la suya ante la mirada de Kagura quien la observaba con atención.
—¿Crees que la gente no hablara? Ya comienza a notarse que has subido de peso, cuando te vean con el embarazo avanzado las cuentas no les cuadraran.
—Kagura, que a ti no te cuadren las cuentas no significa nada, se quién es el padre de mis hijos—dice con simpleza—metete en tu vida—dobló la camisa de Naraku y la dejó con cuidado en el escritorio y se dirigió a la salida pero Kagura la sujeta.
—No he terminado—la zarandea y los recuerdos de la última vez volvieron a ella pero esta vez no lo permitiría, apretó el puño y se soltó para mirarla con rudeza.
—No vuelvas a tocarme Kagura o vas a conocerme—la ojos carmín la mira sorprendida y luego se ríe.
—¿Y que harás?—la vuelve a sujetar pero con su mano libre Rin le da una cachetada.
—No te gustará averiguarlo—Kagura la suelta y cubre su mejilla golpeada—Que tengas un lindo día y gracias por encargarte de mi blusa—sale de allí.
Rin podía notar las miradas de todos pero los ignoró, se sentó en su escritorio y comenzó a trabajar, había perdido tiempo valioso pero se había dado cuenta de algo, ella no tenía xq ser más una víctima, ella podía defenderse, podía vivir sin miedo. Todo gracias a aquel que le estaba enseñando a que no estaba sola y que ella podía superar todos los problemas que se le atravesaban, gracias a Sesshomaru.
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Sólo Mías
RomancePositivo sería una palabra que quedaría marcada en su vida ahora. Su vida nunca fue positiva, criada por su abuela y su madre quienes murieron cuando aún era una colegiala, sometida al escarnio público por alumno, profesores, la sociedad, convertida...