Me llevé a Red a casa. Curé sus heridas, con besos y caricias.
Ella estaba rota por fuera, yo estaba rota por dentro. Sabía que en ese momento, ella me necesitaba más que nunca.
La tumbé en mi cama. Parecía tan pequeña, tan frágil... tan hermosa. A escondidas del mundo, sus labios se fundieron en los míos, sus manos viajaban nerviosas por mi cuerpo.
No había pasión furiosa esta vez, no era una necesidad primitiva.
Era algo más, algo que lo volvía real, no un espejismo como aquella vez.
Su cuerpo estaba lleno de heridas, de cicatrices. A mí no me importaba. Mis labios se pasearon por cada milímetro de piel, mis manos eran un bálsamo para sus marcas, para su corazón herido.
Yo era su cura.
No podía apartar mis ojos de ella. De su rostro, cómo se había enrojecido; de sus labios, cómo susurraba mi nombre, cómo genmía en busca de aire, cómo
buscaban los míos para confirmarle de que esto era real; de su cuello, cómo me veía atraída a besarlo, a mordisquearlo, a susurrarle palabras de amor al oído;
de su pecho, cómo podía pasear mis labios por él, por su estómago; de sus brazos, sus piernas, que me
atraían a ella buscando un ajuste perfecto, cómo me necesitaba.Su respiración comenzó a volverse irregular, errática.
Sabía que significaba eso, y tenía que verlo. Así que cuando su agarre se volvió más firme, y su cuerpo comenzó a temblar, la alcé en brazos y la coloqué sobre mí, sobre mis piernas.
-Ven a mí, Red, ven a mí -le susurré; y al instante sentí cómo su cuerpo convulsionaba de forma casi violenta; cómo de su garganta nacía un profundo
gruñido victorioso.Apoyó la cabeza en el hueco de mi cuello, su respiración era pesada y dificultosa. Comenzó a besarme de forma lenta y húmeda; sus manos
dejaron atrás mi espalda, se aferró a mí.-Te quiero -repitió, y esta vez no había duda en sus ojos.
-¿Estás segura?
Ella se alejó de mí, se cubrió con las sábanas y se levantó de la cama. En ese momento me sentí vacía.
Salió de la habitacion.
Me reprendí mentalmente por lo que dije. Rápidamente cogí una camisa y salí tras ella; estaba de pie en el pequeño balcón, mirando tranquilamente
el cielo. La abracé por la espalda, y ella se recargó sobre mí.-¿Recuerdas cuando te dije, "de todas las personas que hay en la clase, han tenido que mandarme a mí?
-asentí con la cabeza. Ella sonrió-. Nadie me mandó, fui porque quise-. Su revelación me dejó helada. ¿Entonces... entonces qué pasó allí?-. Lo sé... es confuso. Pero tenía ganas de verte, pero no me atrevía con tanta gente.-¿Por qué me has estado haciendo todo esto, durante tanto tiempo? -quise saber.
-Porque... -dudó- bueno, aún no lo sé. Aunque quizá ahora esté llegando a comprenderlo. Pasamos un rato en silencio, las dos perdidas dentro de su propia cabeza. El cielo era precioso cuando estaba despejado, y más desde esta parte de la ciudad, donde la luz era un bien escaso. Red empezó a ronronear, a besarme tímidamente el cuello. Yo sonreía de puro placer.
-No sé qué me pasó contigo -dijo, rompiendo el cómodo silencio-. A lo mejor me gustaste desde la primera vez que te vi; tú con tu indiferencia absoluta, tus silencios y las caritas que pones cuando no entiendes algo. Tus sonrisas cuando Harry te dice
algo, y seguramente será alguna fechoría suya... o cualquier tontería. Y tu mirada... he conocido a mucha gente con los ojos cafes... pero ninguna como
la tuya.Y.. cómo son mis ojos? -quise saber, curiosa. Ella se separó de mi pecho, dándose la vuelta para encararme. Frunció el ceño durante unos segundos, e hizo una mueca pensativa. No pude evitar reírme, obviamente estaba mintiendo. Al final, me dio un
suave golpe en el brazo y acabó soltando una carcajada.-Son... fríos, solitarios -dijo seria, ahuecando mi rostro en sus manos, tan cálidas-. Pero no sé, dentro de esa frialdad hay como... calor, una especie de calor helado. No sé... no sé lo que digo.
-No te disculpes, creo que te entiendo -admití. Al fin al cabo, era como me había criado. Todo a mi alrededor era hielo y oscuridad, y sólo una pizca de
calor y amor. A lo mejor tener una vida tan... ausente me hizo adquirir ese gesto de 'calor helado', como ella
lo describió.-Es como si dentro de esas orbes, hubiera un pequeñ fuego... pero hay que saber encontrarlo. Es como la
rosa dentro de un jardín de espinos -argumentó metafóricamente.
Sabía que tenía que atesorar estos pequeños momentos para siempre. Porque alguien como yo no merecía uno de esos finales felices, donde el pobre y desgraciado protagonista se queda con la chica guapa y que todos desean. No, eso no es real. La realidad es mucho más dura; siempre lo ha sido.
Era ya muy tarde, hacía horas que la noche había caído.Sostenía el cuerpo caliente de Red entre mis brazos, ella comenzaba a adormecerse, con el suave balanceo que le regalaba. Sus manos jugueteaban con mi pelo corto, Sus dedos se paseaban levemente
por mi espalda, por mi pecho.Empezaba a dar cabezadas.
La alcé y la llevé a la habitación, donde la arropé. Era preciosa cuando dormía, su rostro era tan apacible, tan... infantil y único, que lo único que me hacía
desear era quedarme en ese momento, congelarlo y vivir en él para siempre.Pero sabía muy bien que esoera algo imposible, inalcanzable. Yo no estaba hecha para ella; una pobre bolchevique que reniega de la revolución para admitir su ya necesariamente desesperado amor por la Gran Duquesa. Esa frase me acompañaría toda la vida, lo supe desde el primer
momento en que lo leí, en que la vi. Y como el bolchevique de la historia, yo tendría que hacer lo mismo...o no. A lo mejor podía manipular el tiempo,
la historia, y crear un final moderadamente feliz.Sabía que ese sería mi último día en la Tierra. Que mañana ya no sería sino un simple cuerpo inerte, abandonado a su suerte, en un callejón de un barrio
de mala calaña; un cuerpo frio, malherido, ajado y maltratado, con una sonrisa de felicidad en su rostro.Y la estirpe Charming se acabaría para siempre.
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Dulces sueños || Redxchloe || glassheart || chloexred
FanfictionCuentan las leyendas que cuando sueñas con alguien, ese alguien también sueña contigo. En el mundo onírico, cualquier deseo puede hacerse realidad, pero al despertar, todo desaparece.