capitulo 9

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Volvi con los dos primeros rayos de sol a casa.

Creía que Red se había ido, que me esperaba en casa el desorden de siempre y el silencio con el que tan bien me llevaba... Pero esta mañana no.

En cambio vi que el desorden que tenía siempre había desaparecido, y un llamativo olor a café que venía de
la cocina.

Oía el traqueteo de alguien corriendo de un lado para otro; dejé el chaquetón en la percha de detrás de la puerta, y el pan en la cocina, y fui a investigar.

Al entrar en mi habitación, no pude evitar sonreir.

Una sonrisa avergonzada, porque me hacía gracia la lucha que Red tenía con las sábanas, pero me entristecía
saber lo que estaba haciendo por mí.

-A este paso vas a tener que cobrarme por cada hora que pases aqui -comenté, y la peliroja se asustó.

Mi sonrisa se hizo aún más grande-. Anda, voy a ayudarte. Al fin y al cabo, ésta es mi casa.

-¿Cómo puedes vivir con este desorden? -inquirió ella, enfrente de mí, estirando la sábana de arriba.

-Porque no soy una señorita como usted, Hearts - bromeé, pero al parecer a ella no le hizo tanta gracia-.Me gusta vivir en mi desorden. Como el universo.
¿Sabías que tiende al máximo desorden?

Como respuesta, Red alzó una ceja y continuó haciendo la cama.
En ese momento, me sentía en casa, en un verdadero hogar.

A lo mejor lo único que necesitaba era a ella.

Con ella era más que suficiente.

Abandoné el cuarto y fui a la cocina.

Con la fiebre ya desaparecida, mi estómago rugía de hambre, y más
sabiendo que dentro de poco probaría bocado.

Tosté el pan como cada mañana, pero esta vez mi entretenimiento era otro.

Ya no se me iban los ojos tras la vecina de enfrente, sino con el ir y venir de
Red, que parecía que la entropía que me rodeaba le daban sarpullidos, y tenía que erradicarla.

Tuve que llamarla para que se sentase a comer, y aún así parecía intranquila.

-Deja de ser tan nerviosa, que me pones enferma -le dije, entre bocado y bocado.

-Ah, no -negó ella, con el ceño fruncido-. No pienso pasarme otro día cuidando de ti, ya he tenido suficiente.

No pude evitar reírme por su comentario. Su sola presencia bastaba para que la soledad que me
rodeaba se disipase.

Cato decidió levantarse en ese momento, y se me subió al regazo, y luego a la mesa.

Arranqué un trozo de pan, y se lo acerqué.

El gato lo aceptó con mucho gusto y empezó a mordisquearlo.

Red puso cara de asco.

-Es sólo un cachorro, y es muy bueno, además -la tranquilicé-. No hará travesuras. Con ese trozo le
basta y le sobra.

Esa mañana me duché como alma que lleva el diablo.

Estuve tentada de decirle a Red que se duchase conmigo, pero después de rechazarla en la cama, no era la mejor opción. Dejé que ella se duchase
después, y salimos poco después de las siete y media de la mañana.

Y ahora qué? Era demasiado pronto para ir a la escuela, además, cantaría demasiado que ella llevase la misma ropa que ayer. 

Así que no tuve otro remedio que despedirme de ella.

Dulces sueños || Redxchloe || glassheart || chloexredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora