Capítulo III

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"No me dejes"

ADELINE SE encontraba viendo fijamente el techo grisáceo. El cual le daba una extraña sensación de inquietud, ya que le recordaba exageradamente a su antigua celda en el Arca.

Pero ahora la realidad era muy alejada. Se mantenía en el campamentos Jaha, siendo una de los sobrevivientes de los cien.

Las palabras de Clarke seguían dando vueltas en su cabeza, como si rebobinar aquella información, la ayudara a hacerla menos pesada.

Solo habían sobrevivido cuarenta y siete. Los cuales ahora, se encontraban encerrados en Monte Weather. Quienes les querían extraer la sangre.

Todo aquello era demasiada información para digerir en tan poco tiempo. Por consecuente, Adeline seguía pensando en aquellas palabras. Aunque hubiera estado cansada horas antes, y solo pensaba en tomar una siesta. Ahora lo que menos quería era descansar.

Se sentía realmente culpable al hecho de que ella hubiera estado protegida, con todas las comodidades posibles, en una aldea terrestre. Mientras que su gente, estaba siendo secuestrada por locos montañeses.

La pelinegra no pudo seguir rodando aquella información de manera compulsiva. Ya que el sonido de la puerta metálica, invadió todo tipo de pensamientos.

La chica apoyo sus pies desnudos en el frío suelo. No solo porque eran altas horas de la madrugada, si no que aquel lugar era de todo menos cálido.

Abrió la puerta, con confusión. Ya que nadie estaba despierto a las tres y media de la madrugada. Y menos paseando por los pasillos oscuros del lugar.

—¿Bellamy?— inquirió la oji-diferente. Quien tenía que achinar los ojos, para poder conseguir ver algo entre aquella oscuridad.

—Quiero hablar— su voz fue ronca, y aunque aquello había sido una orden. La voz quebradiza del pecoso no dejo que sonara como tal.

Adeline frunció aún más el ceño, no entendía muy bien la visita del Blake en su habitación. Pero se apartó de la puerta para dejarlo pasar.

El chico inmediatamente se sentó en el único mueble de aquella habitación, la cama. Mientras tanto Adeline se resignó a prender la luz, para poder hablar de una manera menos tenebrosa y confusa.

—¿Que sucede?— volvió a preguntar. Cuando el cuarto quedó completamente iluminado, dejando ver el estado del chico que se mantenía enfrente de ella

Bellamy tenía las mejillas mojadas, gracias al paso constante de lagrimas. Pero sus ojos aún contenían mas de estas. Su nariz estaba levemente enrojecida, probablemente por el moco causado por el llanto.

Adeline sintió como una pequeña opresión se hacia lugar en su pecho. Le dolía ver al chico de aquella manera.

—Por favor mi amor, por favor —le ruega con ojos llorosos y su corazón se arruga cada vez más—. Perdoname, perdoname por no decírtelo antes, perdoname por ser terco, perdóname por haberlo hecho—la voz del pelinegro cada vez se cortaba más—. No te quiero lejos de mí, no soporto esta mierda, no soporto querer tocarte y que no me dejes, tener que aguantar que otro te toque, te mire como solo yo debo hacerlo, que quieran ser algo más y yo no pueda decir ni una jodida palabra...

Adeline se sorprendió levemente. Ella no esperaba que el estado desconsolado del chico fuera debido a su problema amoroso. Ella juraba que era por la misma culpabilidad que ella sentía sobre los cien.

—¿Estas borracho, Bell?— quiso saber la chica, quien ya lo sospechaba por la manera atropellada de hablar de Blake.

Y no solo eso, si no que Bellamy solía mostrar sus verdaderos sentimientos solo cuando se hallaba ebrio.

Ágape II /Bellamy Blake/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora