CAPITULO 13

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NINA

Esta vez mi turno comienza por la tarde, así que me preparo temprano para ir al centro de entrenamiento, Dric me lleva ya que a Alex le tocó guardia en el club, cuando me adentro me doy cuenta que Vance está entrenando y me mira de reojo.

—Vendré por ti en unas horas, tengo que ir a recibir los paquetes que pediste para Alex y sacar las antiguas cosas de su departamento de la habitación de la que me comentaste.

—Perfecto, te lo agradezco mucho.

—No es nada, Nana. Diviértete y que mi hermano no te parta el trasero.

—Puede que esta vez lo provoque y se lo parta yo.

Él suelta a reír.

Me acerco a Brendan que me pone los primeros pasos de la rutina, aprendo algunas técnicas que comienzan a provocar un ardor nuevo en mis músculos. El sudor comienza a correr por mi cuerpo, sigo con mi trabajo concentrándome en hacer los movimientos bien, tengo esa ventaja y es que en los procesos de cualquier cosa siempre suelo retener muy rápido los pasos que debo de seguir para conseguir el resultado de dicho proceso.

—Nina, ven aquí.

La voz de Vance me saca de mi trance intenso de concentración.

—¿Me vas a dejar que te patee el trasero?

—Es lo que sueñas, pero no, sueles poner demasiado rígido los brazos y eso hace que el golpe de retroceso haga tambalear tus piernas y muevas más las caderas de su lugar.

Me acerco a el ring, me subo y es cuando él me toma de los hombros para poder ponerme en medio.

—¿Cuánto tiempo llevas entrenando?

—Muchos años, desde que le di fin a mi purgatorio personal y fui en busca de una salida para proteger a mis hermanos como una figura paterna para ellos.

—¿Entrenaste a mi hermana?

—Sí, aunque entrena también con mis hermanos, son buenos rivales para ella ya que todos somos experimentados y ella es baja, pero con velocidad, eso suele ponerla siempre en ventaja. —Me coloca de nuevo y toma mis brazos para comenzar a hacer una serie de movimientos—. Ella no sabía su habilidad para moverse demasiado rápido, en tu caso no sabes que tu verdadera fuerza está en tu torso y por ende, los golpes que puedes dar con tus puños pueden ser devastadores, el problema es que te tensas demasiado y ante el retroceso tu misma te tiras para atrás.

—Entiendo.

—Es como un arma, sé que jamás has tenido una en tus manos, sin embargo, cuando la sabes usar ante el tiro siempre hay un retroceso que te puede hacer tambalear si no estás bien colocada y con la fuerza entera en las piernas y caderas.

Sigo sus instrucciones, se coloca a mi lado para poder enseñarme a como soltar los brazos, cómo tengo que ir soltando el cuerpo ante ciertos movimientos y siempre mantener la guardia alta.

—Los brazos recuerda que al final tienen que volver a su posición, tienes que seguir protegiéndote, lo que haces es golpear, retroceder y abrir tu guardia —explica con un ejemplo—. Eso está mal. Golpeas, retrocedes unos pasos y tu guardia siempre firme y delante de tu cara para planear el siguiente golpe.

—De acuerdo.

Le pongo atención y como es que me da sus consejos.

—Ahora, delante de mí, vamos a practicar simulando que en verdad nos vamos a partir la cara, mas no será así.

Perversión oscura #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora