9- ¿Vas a aceptar el trato?

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La expo de anime estaba en pleno apogeo. La multitud de fans entusiastas se apiñaba en los pasillos, ansiosa por descubrir los últimos lanzamientos y productos relacionados con sus series favoritas. La atmósfera estaba electrizada, llena de risas y conversaciones animadas.

Entre la marejada de jóvenes vestidos con trajes de cosplay, ella se movía con una sonrisa disimulada. A pesar de ser casi 15 años mayor que la mayoría de los asistentes, se sentía como en casa. Nadie parecía notar su edad, y ella prefería mantenerlo así. "Nadie sabe, jejeje", pensaba, mientras se mezclaba con la multitud.

Se detuvo frente a un puesto de muñequitos, admirando la precisión y detalle de cada figura. Un vendedor entusiasta le ofreció una figura de Leon Kennedy, y ella no pudo resistir la tentación de tomarse una foto con él. Luego, se dirigió hacia una zona donde unos dinosaurios de tamaño natural parecían estar a punto de devorar a un grupo de cosplayers.

De repente, un Batman con sombrero de charro llamó su atención. "¿Qué hace Batman en un lugar como este?", se preguntó, riendo. Un grupo de furros, con sus trajes coloridos y orejas peludas, la hicieron sonreír. La alegría y la energía de la expo eran contagiosas.

Y entonces, en medio de la multitud, lo vio. Sol. Sonriendo de forma escalofriante, pero inofensivo. Vestido con un traje impecable, corbata, saco y sombrero, parecía un personaje salido de una novela de misterio. Su presencia era como un contrapunto a la alegría generalizada, una nota de misterio en medio de la fiesta.
Aunque cualquiera de los asistentes pensaría que estaría representado a algun personaje de anime misterioso.

Ella se sintió intrigada. ¿Qué lo había traído a este lugar? La curiosidad la invadió, y se dirigió hacia él, dispuesta a descubrir qué había detrás de esa fachada tan bien cuidada. Ella no lo habia llamado, así que ¿por que estaba ahí?

Caminó entre los presentes y llegó a su lado.

-¿puedo saber qué diablos haces aquí? ¿me estás siguiendo? - interrogó ella.

-no por supuesto que no...

-¿entonces?- insistió ella levantando las cejas interrogante .

-sabíamos que estarías aqui- respondió con un suspiro Sol.

-vamos a caminar. Te ves raro así en un solo lugar con ese traje. A menos que estes disfrazado de algo.- pidió Ela y camino obligando al hombre a seguirla entre los puesto.

Ela caminó para acercarse a un puesto de frapés y pidió uno de galleta oreo. Con un shot de café.

-así que "sabían" que estaría aquí. ¿Tu y quien más?- Preguntó entre sorbos Ela.

-mi jefe y yo...

-¿cuando conoceré a tu jefe?- volvió a indagar ella.

Dejó el vaso en la orilla de un anaquel y se soltó el cabello para hacerse una media cola rápida. Cogió de nuevo el vaso y se estremeció. Lastima que no hacian de oreo caliente.

-eres un golem. ¿verdad? - preguntó de golpe recordado lo que sabia de esas criaturas.

En la tradición judeocristiana y en la literatura fantástica, los golems son criaturas creadas a partir de materiales inanimados, como arcilla o barro, y se dice que tienen debilidades específicas.

En algunos relatos, se menciona que los golems son vulnerables a la luz solar directa, lo que puede causar su desintegración o desbaratamiento. Sin embargo, esto no es una regla universal y varía según la versión o interpretación específica.

En la leyenda original del Golem de Praga, creado por el rabino Judah Loew ben Bezalel, no se menciona que el sol sea una debilidad para el golem. En cambio, se dice que el golem se desactiva cuando se le retira la palabra "emet" (verdad) de su frente.

En otras versiones, se menciona que los golems pueden ser vulnerables a:

- La luz solar directa
- El agua
- El fuego
- La palabra o frase específica que los activó

En resumen, la vulnerabilidad del golem al sol depende de la versión o interpretación específica de la leyenda.

Recitó en su mente. Y frunció el ceño hacia Sol, no podía ver sus ojos debido a las gafas oscuras que el hombre tenia. Pero percibió una inquietud al cambiar su peso de un pie al otro.

-eres un puto golem- sentenció Ela.

-¿dices que estás loca y alucinas por ver y escuchar cosas que los demas y me estás acusando de ser un golem?  Cómo compaginas tu vida normal y evitas todo lo sobrenatural y ¿crees en golems?- preguntó en tono mordaz Sol con esa voz grave característica suya.

Ela no se amedrentó. Es más tuvo que sonreir.

-por eso usas tanta tela. Sombrero, camisa de manga larga, traje, saco..no se que tanta tela tienes ahí. ¡Si te da el sol te desintegras!

Sol abrió la boca para replicar enojado.

-no se porqué mi jefe insiste en que tu eres la indicada. Estás loca.

-pero no estás negando que eres un golem. ¿o lo niegas? - pregunto ella con gesto triunfante.

Sol pareció hacer un mohín con la boca.

-¿vas a aceptar el trato?  Tener una vida paralela a  esta, hacer lo que se pegue en gana ahí del otro lado  a cambio de nos encuentres ciertos objetos?- quiso saber en tono Sol evadiendo la pregunta.

-¿cuantos objetos dices que son?- quiso saber Ela sorbiendo su bebida fria.

-aceptarás?- pregunto Sol. Un tono de súplica salpicó su voz.

Ela se puso sería. Dejó en un bote de basura el vaso vacío.
La gente y la música seguía en su apogeo a su alrededor. Mientras ellos andaban lentamente entre ellos.

-¿porqué deberia hacerlo? Sí, quiero mi libertad sin sentirme culpable. Pero..algún grado de peligro va haber ¿no?  Si me pasa algo ahí, obviamente aquí estaré mal cuando vuelva, si vuelvo...

Sol se cruzó de brazos.

-sabes pelear y defenderte. -dijo el hombre.

-pero nunca e peleado con nadie. A la primera me van a hacer polvo- dijo riendo Ela. -dime, señor Golem, ¿por qué aceptaría?

Sol hizo un gesto de fastidio ante el mote.

-que te parece ésto..- comenzó a explicar  el hombre con ese tono muy escondido de suplica-  La tarea apremiante es encontrar y recuperar dos objetos sagrados para cada una de las ocho razas representativas de los cuatro elementos (Tierra, Aire, Fuego y Agua), que se encuentran al borde de la extinción. Estos objetos, imbuidos de poder, son la clave para restaurar el equilibrio y mantener cerradas las Puertas del Abismo.
El destino de las ocho razas y del mundo entero junto con todas las tierras detrás de cada puerta, depende de esta misión. - terminó de decir solemne.

Ela se le quedó mirando.
Detrás de esas puertas, las Puertas de Abismo, en el pasillo gris, acechaba una amenaza mortal que no dudaría en destruir todo en su camino. Ella las conocia, las había visto en sus sueños varias veces. En sus pesadillas.

-¿Si logró encontrar y entregar los objetos de poder a cada raza, podremos salvarlas de la extinción y, con ello, mantener el equilibrio de poderes? ¿mantener esas puertas del abismo cerradas?- pregunto Ela con seriedad.

-así es..

Ela se quedó callada. Un escalofrio le recorrió la columna vertebral. Podía creer que era todo una fantasia, que todo era producto de su imaginación, que las cosas que veia, que las voces que clamaban ayuda, que las puertas negras que habia visto, que todo era pura locura esquizofrénica.
Pero..¿quería creer que era una fantasia? Su cuerpo sabía que era real. El miedo a lo que habia detrás de las puertas negras era real.

-y sí., soy un Golem. Mi señor me creó. mi jefe. - declaró Sol y la mujer lo volteó a mirar. - y tú eres una de los veinte Kallers que quedan.

-¡Eres un Golem! Lo sabía!- Ela celebró su acierto bailando como boba medio segundo ante el gesto  insípido del hombre  y se puso seria. -acepto ésta tarea- dijo resuelta.

De la mano hacia el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora