┆┆┄┏𝐍𝐀𝐍𝐀𝐓𝐒𝐔 𝐍𝐎 𝐓𝐀𝐈𝐙𝐀𝐈┓┄┆┆
୧୧ 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐘 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐍𝐆𝐀𝐍𝐙𝐀 ୨୨
se entrelaza el corazón
━━━━ una llama que arde
con pasión y traición.
Prometí protegerte y t...
En la penumbra de un amor que se apaga, quedaron promesas que el viento deshaga. Los días de luz se tornan en gris, y en mi pecho, solo queda el dolor febril.
---
Cada recuerdo se convierte en pena, un eco de caricias que ahora condena. La tristeza, mi fiel compañera, ha reemplazado el amor que se fuera.
﹎┄﹎┄﹎┄﹎﹎┄┄┄┄┄┄﹎﹎﹎﹎﹎┄﹎┄﹎﹎﹎┄
﹎┄﹎┄﹎┄﹎﹎┄┄┄┄┄┄﹎﹎﹎﹎﹎┄﹎┄﹎﹎﹎┄
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Durante los días siguientes, Ryami intentó encontrar consuelo en su rutina diaria, pero la ausencia de Zeldris era abrumadora. Su mente divagaba hacia él en cada momento de tranquilidad, preguntándose si él también la extrañaba. Los encuentros casuales que solían compartir se convirtieron en recuerdos que la perseguían, y la soledad en su corazón se hacía más intensa.
Zeldris, por su parte, se encontraba atrapado en sus propias luchas. Cada misión que emprendía, cada batalla que enfrentaba, le recordaba lo que realmente estaba en juego: la guerra que se acercaba entre los demonios y las diosas. Su conexión con Ryami era un destello de luz en medio de la oscuridad, pero también una carga que temía no poder soportar.
Una noche, mientras contemplaba las estrellas desde su habitación, Zeldris sintió un impulso irrefrenable de buscarla. No podía dejar que la distancia creciera entre ellos, no podía dejar que el miedo y las responsabilidades lo separaran de lo que más quería. Se vistió rápidamente y salió al bosque, guiado por el recuerdo de su risa y el brillo de sus ojos.
Al llegar al lugar donde solían encontrarse, Zeldris sintió una mezcla de esperanza y ansiedad. La noche era tranquila, y el suave murmullo del arroyo parecía susurrar su nombre. En ese momento, la figura de Ryami apareció entre los árboles, y su corazón se detuvo. Ella también lo había estado buscando.
-Ryami -dijo, su voz atravesando la distancia que los separaba.
Ella se volvió, y sus ojos se iluminaron al verlo. Un torrente de emociones las inundó a ambos, y en un instante, el dolor y la soledad se desvanecieron, dejando solo el deseo de estar juntos.
