Momentos Compartidos
Era una noche tranquila y fresca, perfecta para una maratón de películas. Jay, Yeonjun y Jake habían decidido invitar a algunas amigas para pasar un rato juntos. La sala de estar estaba iluminada suavemente por las luces de la televisión, que proyectaban imágenes coloridas mientras los seis se acomodaban en el sofá. Jay, siempre el anfitrión, había preparado algunos bocadillos y bebidas para todos.
Mía, una de las amigas más cercanas de Jay, se sentó en su regazo sin dudarlo. Su sonrisa era radiante mientras se acomodaba, y aunque Jay intentó ocultar su incomodidad, era evidente que la situación lo estaba perturbando. Jake lanzó una mirada rápida a Yeonjun, quien frunció el ceño.
-¿No crees que debería moverte un poco? -preguntó Jake, tratando de sonar despreocupado.
-¿Por qué? -replicó Mía, mirando a Jake con sorpresa-. Estoy cómoda aquí.
Jay intentó reprimir un suspiro. La cercanía de Mía lo hacía sentir extraño, y no solo porque no quería que nadie más se sentara sobre él. Cada vez que su mirada se cruzaba con la de Yeonjun, podía ver la tensión acumulándose en su expresión.
-Vamos, Mía, hay más espacio en el sofá -dijo Yeonjun, sus palabras saliendo con una suavidad que contrarrestaba la incomodidad en el aire. Sin embargo, su voz traía un dejo de celos.
Mía solo se encogió de hombros, mientras Jay intentaba relajarse, girando su cuerpo un poco para alejarse de la situación.
A medida que la película avanzaba, la tensión solo aumentaba. Jake, que había estado a su lado, comenzó a frotarse el cuello, sintiendo el creciente ardor de los celos. Cuando Lilly, otra de las amigas, se acercó y decidió sentarse sobre su regazo, la incomodidad se volvió palpable.
-¿Qué está pasando aquí? -exclamó Jake, entre risas nerviosas-. ¡Esto se está convirtiendo en una competencia!
-No estoy compitiendo, simplemente estoy cómoda -respondió Lilly, riendo mientras se acomodaba.
Jay no pudo evitar mirar a Yeonjun, quien parecía estar a punto de estallar. La frustración en su rostro era evidente, y Jake, sintiendo la tensión, se dio cuenta de que no solo estaba celoso de Mía en el regazo de Jay, sino también de Lilly en el suyo.
-Quizás deberíamos cambiar de lugar -sugirió Jay, intentando aligerar el ambiente-. ¿Qué tal si nos movemos a la mesa?
-¿Por qué? No hay necesidad de moverse -dijo Mía, haciendo un puchero-. Estamos todos aquí disfrutando.
-Es solo una sugerencia, Mía -dijo Jay, intentando mantener la calma.
Yeonjun, cada vez más frustrado, decidió intervenir. Se inclinó hacia Jake, murmurando: -Si esto sigue así, voy a tener que sacar mi lado posesivo.
Jake sonrió, aunque su expresión mostraba que la idea le parecía divertida y preocupante a la vez. -No lo hagas, no quiero que se convierta en una pelea de egos.
La risa de Mía interrumpió su conversación. -Ustedes son tan graciosos. ¿De verdad piensan que estoy aquí para causar problemas? Solo quiero disfrutar de la película.
Mientras tanto, Lilly decidió aprovechar la oportunidad. Miró a Jake y dijo: -Siéntete afortunado, Jake. Solo los elegidos tienen a una chica como yo en su regazo.
Jay lanzó una mirada a Yeonjun, quien ahora estaba claramente molesto. -Esto es absurdo -murmuró.
Cuando Yeji, la última amiga del grupo, llegó, la tensión en la habitación se calmó un poco. Al ver a sus amigos ya acomodados, se dejó caer sobre el regazo de Yeonjun sin dudarlo.
-Hola, chicos -saludó, ajena a la tensión. Yeonjun, sorprendido pero aliviado, sonrió. Sabía que la cercanía con Yeji no lo haría sentir incómodo, ya que ella siempre había tratado a Yeonjun de una manera especial, casi como si fueran pareja, sin que eso causara celos en los demás.
-¿Qué tal? -preguntó Yeonjun, disfrutando de la cercanía.
-Genial, solo quería unirme a la diversión -respondió Yeji, recostándose cómodamente. Mientras el resto de los amigos intercambiaban miradas de incredulidad, el ambiente se volvió más relajado.
Jay miró a Yeonjun, sintiendo un ligero alivio al ver que no había tensiones entre ellos. La forma en que Yeji se acomodaba sobre él era diferente, más natural. No había competencia ni rivalidad, solo amistad.
-¿No crees que deberías sentarte con alguien más, Yeji? -preguntó Mía, intentando hacer que la situación volviera a su anterior incomodidad.
-¿Por qué? -replicó Yeji, con una sonrisa. -Estoy bien aquí. Además, a Yeonjun no le molesta.
-¿No? -dijo Jay, forzando una risa. Pero en su interior, un pequeño sentido de celos comenzó a despertar.
Mía, sintiendo la tensión, decidió cambiar de tema. -¿Qué película estamos viendo ahora? Espero que no sea otra de terror.
Jake, tratando de evitar que las cosas se intensificaran, intervino: -¡Es una comedia! Debería ser más ligera.
El grupo comenzó a relajarse mientras la película avanzaba. Sin embargo, el eco de los celos seguía presente. Jay miraba a Yeonjun, quien parecía a la vez contento y preocupado por la cercanía de Yeji.
-Oye, ¿quieres que te pase algo de comer? -preguntó Jay a Yeonjun, tratando de desviar la atención de lo que estaba sucediendo.
-Claro, pero... -Yeonjun se detuvo, mirando a Yeji recostada. -Esto es un poco raro, ¿no crees?
-¿Raro? -preguntó Yeji, levantando una ceja-. Solo estoy disfrutando del momento. ¿No se supone que estamos aquí para divertirnos?
-Exacto -dijo Mía-. ¡Todos deberían relajarse un poco!
Sin embargo, Jay no podía dejar de mirar a Yeonjun, cuya expresión mostraba una mezcla de diversión y celos. Era un tira y afloja emocional que lo mantenía en un estado de incomodidad.
-Tal vez deberíamos hacer una pausa -sugirió Jake-. Podemos hacer algo más divertido que ver películas.
-¿Qué tienes en mente? -preguntó Lilly, mirando a Jake con curiosidad.
-Podríamos jugar a algo. Algo que nos involucre a todos -sugirió él, con una sonrisa que buscaba cambiar la atmósfera.
-Eso suena genial -dijo Mía-. Pero, ¿qué tipo de juego?
Jay se sintió aliviado de que el enfoque se alejara de la película, aunque la idea de un juego no era exactamente lo que quería en ese momento.
-¿Qué tal un juego de verdad o reto? -propuso Yeji, sonriendo.
Los demás comenzaron a murmurar sus opiniones, algunos entusiasmados por la idea. Al final, decidieron que sí, que sería divertido.
-Perfecto -dijo Yeonjun, sintiendo que la noche estaba tomando un giro más ameno-. Pero, si alguien me elige, no tengo piedad.
-Eso es algo que me gusta de ti -dijo Yeji, guiñándole un ojo.
Mientras el juego comenzaba, Jay sintió que las tensiones disminuían. Se dio cuenta de que, aunque había un aire de celos, también había una gran amistad entre ellos. Cada uno tenía su papel, y aunque la dinámica podía ser compleja, había algo especial en esos momentos compartidos.
Mía le lanzó una mirada coqueta a Jay, y él intentó ignorarla. En ese momento, todo lo que podía pensar era en la calidez de Yeonjun a su lado y la forma en que Yeji parecía estar perfectamente cómoda, lo que le daba tranquilidad.
A medida que las risas llenaban la habitación, Jay no pudo evitar sentir que, aunque los celos a veces empañaban sus interacciones, esos momentos compartidos eran lo que realmente importaba. Al final, la amistad y la conexión siempre prevalecerían sobre la incomodidad del momento.
La noche continuó, llena de risas y juegos, y Jay, aunque todavía algo incómodo, comenzó a disfrutar del caos que había en la sala. Las miradas de celos, aunque presentes, se fueron diluyendo en un mar de risas y camaradería, dejando a todos más cerca de lo que estaban antes.