Elite - Cap 4

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Victoria entró en su apartamento queriendo desconectarse del mundo. Estaba agotada mentalmente y, mañana domingo, su día de descanso, no podría descansar, pues tenía una entrevista. Por suerte, no era temprano, odiaba con su vida madrugar . Se dejó caer en la cama y pensó en las chicas que había dejado hace como una hora en el Dojo. A lo mejor había sido un poco dura con ellas, pero no importaba; esas chicas no durarían mucho en su vida. Más tarde que temprano, Mariana se daría cuenta de que no las necesitaban.

Victoria cerró los ojos, a pesar de que era hora de cenar, aunque le encantaba comer, prefería dormir antes que cocinar. Estaba quedándose dormida cuando escuchó el timbre de la puerta. No esperaba a nadie, y tampoco la habían llamado desde la recepción, así que decidió ignorarlo. Sin embargo, el timbre seguía con insistencia. Se levantó entonces medio dormida, bajó las escaleras y se dirigió a su puerta. Cuando la abrió, vio a su chica. Bueno, no era "SU chica", parada en el corredor.

—Me enojo contigo, me ves mal y ni siquiera te molestas en buscarme para arreglar las cosas. ¿Así de poco te importo?
—Gi...Gio ¡Hola! Umm... es que tuve un día complicado, ¿sabes? Demasiadas cosas.
—Sí, claro. Y entre todas esas cosas, yo soy la última que te importa, ¿verdad?
—No, no... claro que no, mi amor...
—¿Puedo pasar, al menos?
—Obvio, sí, sí, pasa.

Victoria se apartó para dejar que Giovanna entrara. La chica entró y dejó sus cosas en el sofá. Llevaba una falda súper corta, una blusa ajustada y botas de tacón.

—Qué hermosa estás. ¿Vienes así bien linda solo para verme?
—Claro que no, ¿por qué me arreglaría así solo por ti? —dijo mientras se recostaba en el espaldar del sofá—. Vengo para que salgamos.
—¿Qué? ¿Cómo así? ¿A dónde? Pensé que querías hablar para arreglar las cosas.
—Sí, quiero hablar, pero no aquí. Hay un jangueo en el South Trendy y quiero que vayamos.
—Gio, yo... —Lo último que Victoria quería era salir de fiesta. Ella solo quería descansar, ni ánimos tenía de hablar con ella ahora , mucho menos irse de fiesta.
—No me digas nada, Victoria. Tenemos que ir. Me enteré de que estará la modelo de tu video y necesito mostrarle que TÚ eres solamente mía —dijo, atrayéndola hacia ella y dándole un beso en los labios. Victoria solo pensó: "Ah, entonces ahora sí soy tuya."
—¿O es que no quieres que nos vea juntas?
—Ay, Gio, por favor. Ni me importa lo que piense ella. Además, en un jangueo no vamos a arreglar lo nuestro.
—Pues yo, con que ella vea que eres mía, tengo más que suficiente para que todo se arregle. Así que cámbiate, que nos vamos.

Victoria asintió con la cabeza y se fue a cambiar. En realidad no quería hacerlo, pero todo fuera para que Gio se sintiera bien y se diera cuenta de que por ella haría cualquier cosa.

Una hora después, Victoria estuvo lista. Gio pidió algo de cenar; siempre se preocupaba porque ella comiera bien, y cenaron antes de salir. Al llegar al lugar, estaba lleno de gente. El camarero las llevó a su mesa.

—Ahí está la modelucha esa, en la mesa de al lado. Salúdala y luego me besas, que ella nos vea.
A Victoria esto le parecía ridículo. No tenía por qué demostrarle nada a nadie, pero lo hizo, con tal que su... que Giovanna estuviera tranquila.
—Ummm, me encanta cuando me besas así —le dijo Gio al finalizar el beso, y Victoria sonrió. Esa chica la traía loca.

Siguieron besándose por rato largo hasta que decidieron salir a la pista de baile. Estaban bailando cuando Victoria chocó con alguien. Se volteó para disculparse.

—Discu... ay, no puede ser.

Victoria vio a la chica con la que había chocado: la morena que ahora sería su asesora de imagen. ¿Cómo se llamaba? ¿Martha?

—¿Les pagan para seguirme?
—No, estamos de fiesta igual que tú.
—¿Estamos?

Victoria miró a su alrededor y vio a las demás chicas bailando.

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