Xoxo Gossip Girls - Cap 3

82 12 0
                                        

Ringgg... Ringgg... Ringgg... el teléfono repicó varias veces antes de que Jessie pudiera contestarlo. Estaba en su oficina, con trabajo a decir no más.

- ¿Bueno? - contestó al fin.
- ¡Acho, cabrón! pensé que no me ibas a contestar nunca - escuchó la voz de Mariana al otro lado de la línea.
- ¡Wey! Estoy hasta el cuello de trabajo, ¿no quieres venir a ayudarme?
- Si, cabrona, ¿te crees que no tengo nada qué hacer?
- ¿Qué tan difícil puede ser cuidar a Young Miko? - dijo riendo. En realidad, Jessie sabía que podría ser muy difícil.
- A ella no tanto. Cuidar a tus chicas va a
ser lo difícil eh.
- Ay, no mames. ¿Ahora qué? ¿Qué hicieron? ¿Pasó algo?
- Se la iban medio cagando con Victoria. Sabes que no quiero que se entere del temita que me comentaste, y me arme tremendo lío por nada. Ya ves cómo se pone a veces con el tema... Dios, no sé quién la crió. - Ambas chicas rieron.
- Ni me lo digas. A mi me aceptó, ¿qué?
¿Como un año después?. -Creo que como dos. - A pesar de la tensión de la llamada, las risas iban y
venían. Jessie y Mariana se llevaban muy bien
- Ahora imaginate si se entera. - continúo Mariana - Jessie, sabes que confío en tí con los ojos cerrados, eres la mejor agente, pero espero no te equivoques con respecto a esto.
- No pasará. Son muy buenas y son profesionales, creeme. Deja hablo con ellas y te juro que no volvera a pasar.
- Eso espero. No sé, tengo un mal presentimiento de todo esto.
- No, Mari, tú tranquila reina. ¿Cuándo te he defraudado?
- ¿Te hago la cuenta?
- Mejor no. - Ambas chicas se rieron y se
despidieron.

Aunque Jessie actuó como si todo estuviera bien para no preocupar más a Mariana, en realidad la llamada la había dejado un poco nerviosa. Ella siempre había tenido un gran protocolo para
contratar a sus representados; no por
nada se había ganado el título de la mejor
agente de celebridades de Latinoamérica. La contrataban artistas de talla internacional y tenía las mejores referencias de todos ellos. Pero la verdad, con las chicas había rotó un poco ese protocolo.
Jessie recordó cuando las conoció, hace poco más de un año. Se había unido a un grupo de whatsapp para preparar el Trap Kitty World Tour y allí estaban ellas. Durante meses, ellas habían trabajado más que cualquier otra persona y, aunque no estaban desempeñandose en su
profesión, lo hicieron muy bien: gestionando el lugar, el sonido, la publicidad, hotel, entrevistas... ¿Qué hubiera sido de los conciertos en Colombia sin la ayuda de esas seis chicas? Y en sus días de mayor estres por el trabajo, la habían alegrado con sus ocurrencias. Eran chicas muy divertidas y la habían ayudado a
calmarse, le habían dado la fuerza que necesitaba para confiar en que todo saldría bien. Desde ese momento, supo que debía ayudarlas a cumplir sus sueños y a que crecieran en este mundo de la
industria del entretenimiento, que era lo que ellas más querían. Y más cuando al fin, después de muchos meses de hablar con ellas solo por Whatsapp, las conoció, y se dio cuenta que en persona eran igual de increibles y divertidas.... Ahora que lo pensaba y recordaba esos momentos compartidos, si que estaban medio locas, "¿sería muy tarde para arrepentirse y no
dejar que esas chicas arruinaran su
excelente reputación?" pensó Jessie. No,
no, sacó esos pensamientos de su cabeza. Jessie sabía que también eran muy sinceras, trabajadoras, profesionales y, sobre todo, buenas en lo que hacían. Le caían bien, pero tampoco iba a recomendar a cualquiera solo por eso. Además, sabía que, por encima de cualquier cosa, no harían nada para afectar a Victoria.
"Es cuestión de hablar con ellas y que cuiden mejor el secreto que les había pedido Mariana guardar" se dijo Jessie a sí misma. Agarró su teléfono y marco por FaceTime. Al segundo, contestaron.

- Hola, Jessie - habló la chica pelirroja - Ya
sé por qué me estás llamando. Perdóname, ¿si? No volverá a pasar, te lo prometo. Me deje llevar un poco de la emoción, nada más. Dile a Mariana que no me despida, que hago lo que ella quiera, por favor.
- Cálmate, Sandy, no seas tan dramatica siempre. Nadie te va a despedir, Mari solo está preocupada y, francamente, yo también.
- A ver, Jessie, vamos todos a calmarnos - habló ahora Alaia - tampoco fue para tanto ¿bueno? No es como que le confesamos la formula secreta de la Cangreburguer, por Dios.
- Alaia, esto es serio - Dijo Jessie entre risas.
- Yo estoy seria - respondió Alaia, riendose
también - pero es que exageran todo, calma.
- Bueno, es que Victoria es bastante difícil. Ustedes porque no la conocen realmente, y
Mariana en verdad no quiere errores.
- Pues si ella es dificil, nosotras somos más - dijo Alaia. - Déjalo en nuestras manos. Sabremos cómo manejarla.
- Jessie, ¿y si hablamos luego? Es que vamos de salida. - hablo ahora Mar
- ¿Cómo así? ¿A dónde van? ¡El lunes empiezan a trabajar!
- Por lo mismo. Hay que aprovechar que mañana es domingo y lo tendremos libre. Es hora de festejar. Chao - Alaia colgó el teléfono y quedó Jessie con la palabra en la boca.
- Ay, estas hijas de la chingada me colgaron. Más les vale que no me hagan quedar mal o ya verán - dijo Jessie viendo la pantalla del teléfono en negro.

- Bueno, chicas, voy a pedir el Uber, es hora de salir - les dijo Alaia a las chicas luego de colgar la videollamada.
- ¿Ya te sientes mejor, Sandy? - Le preguntó la morena a la pelirroja.
- Si, si, la verdad estaba haciendo mi drama porque tenía miedo que Jessie me dijera que no más, o que Mariana me despidiera, pero si no, pues a celebrar.
- La rumba nos espera chicas - dijo Alaia
mientras pedía el Uber.

Las tres chicas llegaron a la discoteca. Estaba bastante llena, pero aún había espacio para bailar. La disco era una de las más populares de la ciudad. Iba todo tipo de celebridades y gente importante. Sandy se había encargado de reservar una mesa en uno de los mejores lugares;
ahora ellas también eran importantes. Las
chicas se sentaron y pidieron sus bebidas. Estaban dispuestas a beber hasta olvidar sus apellidos.
Las bebidas llegaron y estaban bebiendo los primeros sorbos cuando vieron a alguien entrar a la disco. Era la mismisima Young Miko, su nueva
jefe. Venía de la mano de una chica alta, morena, se sentaron en una de las mesas más alejadas, claramente zona VIP. Las chicas vieron cómo ordenaron algo al camarero y, acto seguido, empezaron a besarse como si su vida dependiera de ello. Las chicas s e miraron boquiabiertas.

- Entonces, ¿esa es su famosa máquina de cardio eh? - preguntó Sandy.
- Pues, como su entrenadora, creo que le
recomendaré que busque otro modelo de máquina - las chicas rieron.
- ¿No le puedes recomendar que sea un modelo Colombiano? - dijo Mar.
- ¡MAR! - la reprendieron entre risas las otras dos chicas.
- ¡Ay! Eso no fue muy profesional de mi parte ¿verdad? - contestó Mar.
- Pues no, pero si creo que una referencia Colombiana sería mejor - dijo Sandy.
- Bueno ya, ya. Basta. A respetar a nuestra nueva jefecita. - Les dijo Alaia. Las chicas se rieron, pero asintieron con la cabeza. No podían pasarse con sus juegos y bromas.
Volvieron a mirar a Victoria y la mujer con la que estaba, que ahora se hablaban al oído. Y suspiraron al pensar en cómo sus vidas estaban por cambiar. Todo lo que habían soñado pronto se haría realidad, y cuando eso pasará, harían lo
que fueran para ayudar a que sus otras
tres amigas también lo lograrán. Ahora
estaban ellas, pero pronto estarían las seis juntas.

Secr3tos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora