Capítulo 2

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Ya era de mañana y mamá me había despertado para ir a la escuela. Odiaba los jueves porque eran los días que me tocaba ayudar en la cocina escolar, y para ser sinceros, los chicos de mi escuela parecen cavernícolas al momento de ir por su comida después de sus entrenamientos de futbol. Aún recuerdo el jueves pasado cuando me cayó puré de papa en la cara gracias a un chico que empujó a otro mientras yo le servía. Bajé rápidamente de mi habitación gracias al furioso grito de mamá diciéndome que se me haría tarde, y tenía razón. Por otro lado, yo llevaba semanas prometiéndome a mí misma llegar temprano a la escuela, ya que siempre he sido de esas que llegan tarde, y bueno, no solo a la escuela, a todos lados. Así que, somos mi intento de ganarle al reloj y yo. Minutos después, mamá ya estaba aparcando frente a la entrada de la preparatoria.

Preparatoria San Cristóbal: Hogar de las panteras

Bienvenidos

Decía un gran cartel sobre la entrada. Cuando bajé del auto miré que en la entrada estaba la directora.

— ¿De nuevo llegando tarde, señorita Robert?

Suspiró rendida. La pobre ya estaba cansada de decirme todos los días la misma frase.

— Lo siento, no volverá a pasar, se lo prometo.

—Eso espero, llevas días, semanas o meses, ya no sé, diciéndome lo mismo Alissa. Pero lo dejaré pasar. De nuevo.

Recalcó bastante la frase "de nuevo". Seguramente ya la tengo harta. Corrí a mi salón y rápidamente crucé la puerta del salón de Arte. Cuando llegué, por suerte el maestro aún no estaba. El profe Lucas da miedo. Enserio. Ubique la mesa donde estaba sentado él y se me escapó una pequeña sonrisa al ver el asiento vacío al lado de él. Billie, levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos. Lo miré sonreír al mismo tiempo que meneo un poco la cabeza para que fuera con él. Y claro que fui hacia él.

—Te guardé el asiento, llegas a tiempo —susurró—. Hanna mocos me había estado mirando mucho, creo que quería sentarse aquí.

Los dos nos reímos y comenzamos a charlar un poco. Hanna mocos, una chica de nuestro salón la cual así la habían apodado todos porque siempre estaba hurgando en su nariz, y cuando conseguía algo lo dejaba bajo su mesa. Asqueroso, lo sé. Tenemos diecisiete y aún hay gente en la escuela que hace eso.

—Gracias, Billie. —sonreí sonrojada

El maestro ya había llegado y nos puso una actividad de pintar un paisaje en lienzo. Billie, pintó una pradera verde, llena de flores rosas y el cielo muy azul. En cambio, yo, pinté unas cascadas con estilo cristalino, acompañadas de un grupo de peces esquirla y varios albatros de cola corta alrededor de ella. Quizá no fue perfecto, pero Billie y yo obtuvimos un diez y el maestro nos felicitó, ya que nuestras pinturas habían sido una de las mejores de la clase. El día estaba aburrido y sin muchas cosas qué hacer. Por fin es hora del almuerzo. Billie se fue con sus amigos a jugar futbol y yo me fui con Julia a la cafetería. Estuvimos toda la hora del almuerzo eligiendo acerca de qué haríamos el fin de semana. Las películas ya no sonaban tan emocionantes para ella, pero en cambio a mí, seguían siendo mi fuente de felicidad.

— ... aún mejor, podemos ir a la plaza en donde está esa tienda de videojuegos para comprar algunos nuevos, qué dices?

Propuso ella tratando de convencerme de no ir al cine, ya que le había estado insistiendo un rato en querer ir. La miré mientras rodaba los ojos. Jugó sucio.

—Sabes que no puedo negarme a una tienda de videojuegos, el sábado vamos sin falta, ¿bien?

Emocionada y dándome un beso en la frente se despidió, ya iba tarde a su clase. Igual me fui de ahí y me dirigí a mi clase de historia. La maestra Rubí era una mujer canosa de sesenta años y de baja estatura, pero muy amable con todos en la escuela. Ella siempre me trasmitía confianza y su voz era tan suave que podía hacerme dormir tan fácilmente, por esa razón no me gustaba su clase, porque siempre hace que me duerma. Y ahí estaba Billie, en una mesa al final del aula con la mirada en su libreta mientras escribía y con el asiento al lado de él vacío. De nuevo. Así que fui a sentarme con él, cuando sintió mi presencia me miró y sin decir nada, sonrió. Estuvimos toda la clase en silencio, pero yo en ocasiones le echaba un vistazo por el rabillo del ojo. No podía dejar de ver su hermoso y perfecto perfil, dios, ¡y su cabello!, es tan negro que hace tan buena combinación con su blanca piel. Lo tiene todo desordenado, como si hubiera pasado mucho tiempo sus dedos sobre él. Algunos pequeños mechones se cuelan sobre su frente. Y sus ojos, esos hermosos ojos color miel. Esperen, esperen, ¡sus labios!, sus labios son tan...

—¿Todo en orden? —frunció el ceño

—¡Siii! –respondí muy rápido–. Quiero decir sí, sí. ¿por qué no estaría bien?

—Estás un poco roja, ¿tienes calor o algo? Es que creo que algunas ventanas están cerradas.

Toqué mi rostro y efectivamente tenía las mejillas cálidas, pero sólo fue por el calor, ¿no?

—Creo que sí, mejor me quitaré el suéter.

Me lo quité y lo guardé en mi mochila. No lo volví a mirar y mejor me concentré en la clase. Más tarde salimos de ahí y nos dirigimos a las siguientes clases, hasta que sonó la campana anunciando que ya había terminado el día escolar y todos empezamos a salir de nuestras aulas. Ese día había invitado de nuevo a Billie a la casa del árbol y él acepto, luego de pedirle permiso a su mamá por teléfono. Cuando llegamos a mi casa, mamá lo recibió con una sonrisa enorme mientras nos servía la comida. Estando en la mesa mamá habló y yo deseando que la tierra me trague.

—Y cuéntame, Billie, ¿tú y Ali ya están saliendo?

—¡MÁMA! -grité avergonzada.

Sentí que por poco escupía el agua de naranja que estaba bebiendo. Desvié mi mirada hacia él para ver su reacción, pero él estaba demasiado tranquilo, que no le incomodó la pregunta.

—Aún no. —sonrió

Y en ese momento sentí cómo la sangre de mis mejillas se calentaba, seguramente parecía tomate. Bajé la mirada y seguí comiendo mientras que él y mamá se pusieron a charlar sobre mis experiencias vergonzosas pasadas. No puedo creer que le haya contado de la vez que caí sobre mi perro a los seis años y me salió un cuerno en la frente, fácilmente me confundían con un mini unicornio. O cuando aún usaba pañal a los ocho. Ah, y también de cuando por accidente en un baile escolar caí sobre mi compañero e hice que sus pantalones tocaran sus tobillos.

—En mi defensa, él no llevaba pantalones —me crucé de brazos indignada—. ¡Enserio!

Ellos rieron y yo sentí que quería arrojarle el pescado que me estaba comiendo a mi mamá en la cabeza. Hasta que finalmente terminamos de comer y fuimos a la casa del árbol. Ya adentro, jugamos videojuegos y veíamos una película de terror mientras comíamos palomitas que habíamos preparado.

—Oye Ali... —pausó la película—. Verás, mañana tengo juego de fútbol y me preguntaba si tú querías ir, a verme. ¿Qué dices?

No me esperaba eso. Me quedé en silencio. Pensé que diría alguna otra cosa, pero no que me fuera a invitar a su juego de fútbol.

—Pero si estás ocupada ese día lo entiendo, no te preocupes.

—No —sonreí—. Ahí estaré.

Su mirada se iluminó y asintió con la cabeza. Le dio play a la película y una hora después, su mamá ya había pasado a recogerlo. Bastó un segundo y mi teléfono ya había vibrado en mi mano. Era una notificación de un nuevo mensaje, lo abrí y era de él. Mi corazón realmente estaba latiendo muy fuerte. Ese efecto era lo que él provocaba en mí. Y probablemente sólo él sea capaz de hacerme sentir todo esto que siento.

B: Me gustó estar contigo hoy, me la pasé genial, Ali.

Mi corazón golpeó mi pecho al leer su mensaje. Corrí emocionada hacia mi casa dando pequeños saltitos de alegría. Mi madre nada más se limitó a reírse de mí, agradecí que después no me haya preguntado nada más. Ya había anochecido y fui a mi habitación para ponerme mi pijama. Salté hacia la cama y me hundí sobre el suave edredón que cubría el colchón. Antes de conciliar el sueño por completo, mi teléfono vibró en mi mesa de noche, lo tomé y miré la pantalla. Era otro mensaje de él.

B: Buenas noches, gamer jajajaja

Buenas noches, perdedor jajajajjajajajaja.

Sé por qué me decía así. Le gané tres veces hoy en Mortal Kombat. Es mi juego favorito. ¿Qué esperaban?

La Casa del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora