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A pesar de las dificultades que Japón estaba pasando, la vida tenía que continuar, los oficinistas tenían que seguir yendo al trabajo, las madres tenían que seguir cuidando a sus pequeños, y los niños y adolescentes tenían que seguir atendiendo sus responsabilidades, los estudios.

Más especifico, centrémonos en una escuela en especifico, y aun más exactos, en la azotea de esta.

Estaban tres jóvenes en ella, uno era nuestro protagonista, junto a dos otros chicos más.

Toji Suzuhara y Kensuke Aida.

Los únicas personas que habían hecho amistad con el "delincuente" Ikari, lo cual solo le causaba diversión al chico, los demás estudiantes le tenían miedo solo por sus tatuajes, evitandolo, habiendo bastantes rumores, como que manejaba una pandilla, o que era el hijo de un Yakuza...

Le servían para reírse un rato.

Volviendo a lo actual, lo extraño, era que Shinji estaba en el suelo, con una marca roja en su rostro, símbolo de haber sido golpeado, mientras Toji tenía su puño extendido frente a él, y Aida sólo observaba esto con preocupación.

No había que ser un genio para intuir lo que había pasado.

-¿Te sientes mejor, viejo?- Ikari hablo aun desde el suelo, sus labios seguían curvados en la misma sonrisa de siempre, a pesar de haber sido golpeado en el rostro.

Suzuhara solo vio la palma de su mano, apretandola de nuevo en un puño, suspirando. -No... si... no lo sé, se que no fue intencional, solo hacías tu trabajo, Shinji.-

Pensó tal vez que ayudaría con un poco de la preocupación, inclusive fue el mismo Shinji que se ofreció a esto para tratar de ajustar cuentas, pero..

Shinji los estaba protegiendo, el hecho de que su hermana no llegara a tiempo a un refugio no era algo que el piloto sabía, solo fue mala suerte, y más para Toji, el cual amaba inmensamente a su hermana menor.

El mencionado solo siguió sonriendo, levantándose del suelo con un simple salto y sin la ayuda de sus manos, opacando un poco a los otros dos con su altura, la cual ya rozaba el 1.80, a pesar de tener 14 años recién cumplidos.

-Aun asi, solo dime si necesitas algo, no te dejaremos solo en esto.- Toji sonrió levemente, chocando los cinco con su amigo.

-Los delincuentes son tan raros.- Kensuke comentó con algo de alivio interno al ver que su amistad no había cambiado nada a pesar del incidente.

-Lo dice el nerdo de lo militar.- Ikari murmuro, aunque de todos modos lo hizo con la intención de que lo escucharan, ganándose un rostro irritado de Kensuke, no existiendo verdadero enojo en el, solo amigos que se llevaban algo pesado, aunque ese rostro se fue al escuchar a Toji hablar, ganando una mirada curiosa.

-Hey, Shinji, ¿qué pasa con ese pendiente?- El adolescente expresó su curiosidad, mientras Shinji le daba una mordida a un sándwich que compró en la cafetería.

Su mano libre se alzo para tocar su lóbulo izquierdo, sintiendo un arete circular dorado con toques púrpuras perforado en esa zona, tragando la comida antes de hablar, mientras su sonrisa se agrandaba.

-¿Esto? Me lo dio Misato, después que de ambos consumaramos nuestro amor y lujuria, oh, aún recuerdo su hermoso cuerpo, su piel tersa y su toque divino~- Shinji se abrazo a sí mismo, mientras temblaba de una manera sugerente, y cada palabra que salía de su boca solo hacía sonrojar más y más a sus dos amigos, los cuales casi sacaban vapor de sus orejas.

-¿E-enserio?-

-No.-

El sonrojo de ambos desapareció, mientras miraban hacia otro lado molestos de haber caído de nuevo en las bromas de Shinji, un año y aún no pueden acostumbrarse, pero aun así sabían, que eso era una de las cualidades más divertidas e interesantes que el tenía.

Evangelion: Orquídea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora