Éxtasis Prohibido | La Decisión de Lucian

Capitulo 4 : La Celebración de un Conquistador

LUCIAN

"La vida es una alabanza al placer , y yo , su maestro."

Hoy, el universo se alineó a mi favor. Había logrado un avance significativo en mi misión de conquistar a Rebeca, y eso merecía una celebración. Así que, ¿dónde más podría ir que a mi bar favorito? El lugar donde todos saben quién soy y, más importante aún, lo que puedo hacer.

El Bar "Las Terrazas " se alza en el corazón de la ciudad, un oasis moderno que contrasta con la arquitectura colonial que lo rodea. Desde la calle, su fachada de cristal y acero refleja los colores del atardecer, creando un juego de luces que invita a los caminantes a acercarse. Las grandes ventanas permiten vislumbrar el ambiente animado en el interior, donde la música electrónica se fusiona con las risas y conversaciones de los clientes.

Un letrero minimalista, iluminado con luces LED, destaca el nombre del bar en letras elegantes y contemporáneas. A ambos lados, palmeras decoran la entrada, aportando un toque de frescura y vida al entorno urbano. La puerta de vidrio corrediza se abre hacia una terraza amplia, adornada con cómodos sofás y mesas de diseño moderno, donde se puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad.

Las luces colgantes, en formas geométricas, crean un ambiente cálido y acogedor mientras caen la noche. "Las Terrazas" es un lugar donde lo contemporáneo se encuentra con la calidez de la hospitalidad mexicana, convirtiéndose en un punto de encuentro para quienes buscan disfrutar de una experiencia única en la ciudad.

Al llegar, el portero me reconoció al instante. Una sonrisa arrogante se dibujó en mi rostro mientras cruzaba la puerta, ignorando las miradas llenas de rencor de aquellos que esperaban en la fila. La vida es así: algunos nacen para ser espectadores y otros, como yo, para brillar.

La puerta del bar se abrió con un golpe seco dejando escapar el aroma a tequila , sudor y cigarrillos. Era un ritual que se repetía cada noche , un remolino de música estridente , risas desenfrenadas y cuerpos que se movian al ritmo de la noche.El ambiente era ruidoso, pero acogedor.

Me dirigí a la barra y, con un guiño seductor hacia la mesera, pedí lo de siempre.

—Cariño, tráeme un dry martini.

El primer sorbo fue pura euforia: el equilibrio perfecto entre el gin y el vermut, un recordatorio de que los placeres de la vida son para aquellos que saben aprovecharlos.

Mientras saboreaba mi trago, mis ojos exploraron el bar hasta que se detuvieron en una figura cautivadora en una esquina. Era una mujer deslumbrante, digna de una pasarela.

Era hermosa , con facciones delicadas y una mirada fría e hipnótica.Su belleza era casi sobre natural , como la de una estatua esculpida por los dioses .

Mientras me acercaba a ella , percibí un cambio en el aire , un ligero olor a azufre que solo yo parecía notar. Un aroma que me recordaba al infierno .

Ahí fue cuando lo entendí , aquella extravagante mujer que sus virtudes parecían de otro mundo era una sucubo.

Sonreí para mí mismo; sabía cómo manejar a estas criaturas. En lugar de un cumplido típico, decidí provocar:

—¿No crees que estás muy lejos de casa?

Su mirada se alzó, sorprendida.

—¿Y tú? ¿No estás lejos también?

—Sí —respondí con confianza—. Pero me enviaron aquí para cumplir con una misión. Lilith sabe que soy el mejor en lo que hago.

La expresión en su rostro me decía que había captado la magnitud de mi ego.