Capitulo 2 : La mirada del extraño

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REBECA

Cuando entró , una atmósfera de misterio atravesó el aula , así como un rayo es capaz de iluminar hasta la noche más oscura. Aún no había mencionado palabra pero su presencia bastaba para que todas las miradas se posaran en este nuevo profesor. No sabíamos quién era, nada de su pasado, ni referencias suyas en otras escuelas, parecía que nosotros íbamos a ser el primer grupo al que le impartiría clases. Lo único que podíamos afirmar todos es que su presencia era innegable. Su nombre, Lucian Vesper, desde la primera vez que lo mencionó comenzó a resonar en mi mente como un eco sombrío.

Desde el primer momento, su mirada ambiciosa se posó sobre nosotras, explorando el salón como un depredador observa a su presa. Había algo en él que me inquietaba; era un hombre atractivo, sin duda. Tenía una belleza casi sobrenatural, con una mandíbula fuerte y unos labios que parecían esculpidos, invitando a ser besados. Sin embargo, sentía que había algo más detrás de su fachada, una sombra que se movía en las esquinas de su ser.

«Bajo esa máscara de hombre guapo, con mirada de ambición y esos labios que invitaban a besarlos, se podía sentir un aura oscura que nunca había sentido antes» , reflexioné mientras me sentaba en mi lugar, tratando de concentrarme en mis pensamientos.

Me esforzaba por ignorar la atracción instantánea que sentía hacia él, aunque sabía que era peligrosa. Cuando nuestras miradas se cruzaron por primera vez, el mundo a nuestro alrededor se desvaneció. Los murmullos de mis compañeras, la luz del día que entraba por la ventana, incluso el murmullo de la ciudad fuera del aula, desaparecieron. Todo lo que podía ver era él, y en ese momento, su atención se centró en mí como un imán.

«¿Por qué me miras así?», me pregunté en silencio. La incomodidad se arremolinaba en mi pecho, retumbando en mis pensamientos mientras su mirada parecía traspasar no solo mi piel, sino lo que había más allá, en lo más profundo de mi alma.

El sonido reverberante del timbre que marcaba el final del turno chocaba en las paredes del aula con una claridad que rompió el ambiente de concentración. Los estudiantes emocionados comenzaron a recoger sus cosas, el murmullo de voces y el chirrido de las sillas al arrastrarse por la superficie llegaban a los exteriores del local. El profesor Vesper que estuvo muy pendiente a mi, con el sonido del timbre pude sentir como tuvo un desliz que nos transportó a la realidad y nuestras miradas, que a lo largo del turno se habían encontrado en varias ocasiones rompieron su vínculo.

Sin analizar mucho la situación empecé a recoger mis cosas. Mis manos temblaban ligeramente cuando guardaba mis apuntes en la mochila. A medida que me dirigía hacia la puerta, sentí su mirada seguirme, como si quisiera atarme a aquel lugar. Salí del aula con el corazón latiendo rápido y una combinación de emociones burbujeando en mi pecho.

Mi mente no podía dejar de pensar en aquel profesor misterioso y en cómo su mirada me había dejado una marca imborrable aunque mi cuerpo seguía transitando por los pasillos del campus en dirección a nuestra residencia universitaria.

La residencia era un edificio enorme de varios pisos que tenía una arquitectura que entraba en contraste con el resto de las instalaciones de la universidad. Presentaba 2 grandes divisiones en un lado se encontraban los dormitorios de los chicos y en el otro el de nosotras las chicas. Yo, al ser de un municipio de México llamado Villa del Carbón, me resultaba muy difícil viajar a diario. Cuando me dieron la oportunidad para estudiar y vivir en la misma escuela la acepté casi sin pensarlo.

También existían estudiantes que provenían de otras nacionalidades ya que nuestra Universidad de San Cristóbal aunque sea una universidad pública ha alcanzado un gran prestigio internacional por lo que muchos optan por venir a estudiar acá.

Éxtasis Prohibido | La Decisión de LucianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora