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     se viene lo bueno ;)

El martes era el único día de la semana que tenía la tarde libre, así que me preparé para ir a pedir disculpas

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El martes era el único día de la semana que tenía la tarde libre, así que me preparé para ir a pedir disculpas. Estaba tan nervioso que no sabía por dónde empezar. No es que no tuviera experiencia en eso. Para un tipo como yo, que desaparecía algunas tardes y no volvía hasta la madrugada, era una tarea ejercitada.

Llegué a casa de Sunghoon y dudé antes de llamar a la puerta. ¿Y si me abría Wonyoung, su mujer? ¿Qué le diría? Me recriminé por idiota. Simplemente le pediría que lo avisara y, a él, que saliera unos minutos al porche para hablar. Con ese tiempo tendría suficiente... unos minutos. Siempre que Sunghoon fuera comprensivo y aceptara las excusas que tenía que darle.

Al fin llamé a la puerta. Sin darme cuenta había encajado las manos en los bolsillos y movía rítmicamente una pierna. No tuve que esperar. Al momento el flamante padre de alumno estaba allí, sosteniendo el pomo con la mano. Los dos nos quedamos mirándonos, sin decir una palabra. Yo tragué saliva. Sunghoon estaba jodidamente guapo, con una camiseta de tirantas y un largo pantalón de deporte gris, ancho y desgastado. Intenté quitarme la lujuria de la cabeza. Estaba allí para algo muy serio. Muy delicado.

Además, él me miraba con la frente fruncida, parecía realmente incómodo, y seguía sin decir nada. Para colmo Wonyoung apareció a su lado.

―¡Hola! ―exclamó al verme―. Qué bien que hayas llegado. Sunghoon está de un humor de perros. A ver si lo calmas. Pasa, por favor.

Comprendí que no le había dicho nada a su esposa, lo que podría significar que no le había contado nada a nadie. Solté el aire contenido en mis pulmones. Quizá aquella jodida situación aún tenía arreglo y podría salir de allí con las cosas resueltas y la firme intención de no verlo nunca más.

Sunghoon aún se resistió a apartarse, pero su esposa hubiera sospechado. Al fin se retiró a un lado y yo entré en su casa.

―Chicos, os dejo. ―dijo Wonyoung tras intercambiar algunas frases sobre el tiempo, la escuela y el vecindario, en las que Sunghoon no participó―. Tengo que terminar un maldito proyecto de decoración mientras Marc sigue en el colegio.

Nos dejó a solas y se dirigió a la planta de arriba.

Ambos continuábamos enfrentados, sin decir una sola palabra. Yo nervioso y avergonzado. Él molesto y visiblemente incómodo.

―Vengo a hacer las paces y a pedirte disculpas.

Sunghoon miró hacia la escalera por donde acababa de desaparecer su esposa.

―Aquí no. Puede oírnos. Ven a la sala de recreo.

Ni una sonrisa, ni una mirada comprensiva ni un gesto de empatía. Iba a ser más complicado de lo que esperaba.

Sin esperar a que yo asintiera se dio la vuelta y fue hasta la puerta del sótano. Lo seguí, sintiéndome fatal. Pero había metido la pata y tenía que pagar las consecuencias.

Lascivia (Sunsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora