Capítulo 4

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<<TOM>>

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<<TOM>>

Tom
Tom
Tom
Tom
Tom
Tom
Tom

Tom, Tom, Tom, Tom, Tom, Tom, Tom era lo único que pasaba por mi cabeza a primera hora de la mañana en la primera clase del día. También lo último que había pensado al acostarse la noche anterior, al igual que cada puto día.

Le había hablado mal el día anterior, y juzgando por cómo hablaba Tom normalmente, había sido de lo más maja. Pero él era un caso excepcional, yo no hablaba así. Y menos a él.

Tom no se había vuelto a acercar, lo cual era lo más normal. Conociéndolo le habría dado su espacio y también agradecía aquello, pues la paciencia no era una palabra muy descriptiva sobre Tom Riddle. Se abría cabreado de sobremanera  si al acercase hubiese vuelto a reprocharle una cosa que el no entendería y aquello ya sería rozar los límites por mi parte.

Así que cuando la tontería del cabreo tonto que me había azotado el día anterior ya se había disipado y había comenzado a echarlo dolorosamente de menos, cosa que me asustó pero no sorprendió, me acerqué a él como si nada me hubiese perturbado el sueño.

—¿Ya se te ha pasado la tontería?—pregunta receloso al ver que me acerco, mirándome con desdén como suele hacer siempre, aunque su mirada deja trasver algo de reproche cauteloso, como si temiese que viniese a contarle algo que ayer no le dije.

—Si. Perdón estaba de mal humor y ni siquiera tenías nada que ver. —Miento con una respuesta tonta antes de cambiar distraídamente de tema. —¿Que llevas ahí?

—Apuntes. —responde sosamente, y no añade nada más.

Tom, el rey de la fiesta.

—¿Por qué estabas de mal humor?—Trae el tema a colación de vuelta a pesar de haber notado que yo no le había dado demasiada importancia. Tal vez por eso le intrigaba. En otro caso le hubiese especificado más.

Y dale con el tema. No podía simplemente dejarlo estar. Siempre tenía que saberlo todo.

—Pues porque no estaba teniendo un buen día.

Corazón de hierro (Tom Riddle) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora