Capítulo 2

27 3 0
                                    




Sasuke permanecía inmóvil, como si el tiempo se hubiera detenido en el momento exacto en que Kakashi pronunció esas palabras: "Es una enfermedad vinculada al amor". La sala de la oficina parecía más pequeña, cerrándose a su alrededor, como si el aire se espesara. Sasuke, aunque frío por naturaleza, no podía escapar de la abrumadora verdad que acababa de serle revelada. Una sensación ardiente le recorrió la espalda, una mezcla de incredulidad y negación absoluta.

"No puede ser amor", pensaba. Para él, el concepto de amor siempre había estado relacionado con la debilidad, con algo que nublaba la mente y hacía que la gente tomara decisiones irracionales. "No... no yo", insistía internamente, tratando de convencerse a sí mismo, pero los pétalos no dejaban de brotar en su garganta, como si su propio cuerpo lo delatara.

—¿Sasuke? —la voz calmada de Kakashi interrumpió el flujo de sus pensamientos—. ¿Estás bien?

El Uchiha no respondía. No quería aceptar lo que estaba ocurriendo. "Naruto... no, no es posible", repetía en su cabeza, una y otra vez. Se negó a pensar que el dolor punzante, la incomodidad constante en su pecho, la opresión que sentía al ver a Naruto con Hinata, tuvieran que ver con algo tan sencillo, y a la vez, tan devastador como el amor.

Kakashi, observando detenidamente el conflicto interno de Sasuke, dio un pequeño suspiro. No era fácil ver a alguien como él, tan fuerte y firme, tambalearse de esa manera. Era obvio que Sasuke estaba luchando no solo contra los síntomas de su enfermedad, sino contra algo mucho más profundo: su orgullo y su resistencia a sus propios sentimientos.

—Sasuke... —volvió a llamar Kakashi, esta vez de manera más directa—. No puedes seguir negando lo que sientes. Sé que esto es difícil de aceptar, pero si no lo enfrentas... —se interrumpió al ver cómo Sasuke, apretando los dientes, comenzaba a toser violentamente.

Una vez más, de su boca emergieron pétalos oscuros, tan oscuros como su propio cabello, pero manchados con un rojo profundo. Sasuke se llevó la mano a la boca, tratando de ocultarlos, de detener lo inevitable, pero los pétalos seguían saliendo, como si su cuerpo estuviera en guerra con su propia negación.

Kakashi se levantó lentamente de su silla, acercándose con calma, sin prisa, sin alarmarse. Sabía que presionar a Sasuke en este estado solo lo haría empeorar. Con un movimiento suave, posó una mano en el hombro de Sasuke, un gesto que normalmente no haría, pero en este caso, parecía necesario.

—Si sigues negándolo, solo te harás más daño, Sasuke. No tienes que decírmelo, pero es importante que lo admitas ante ti mismo —sus palabras eran tranquilas, pero firmes—. Sé que esto es difícil. Probablemente nunca esperaste enfrentarte a algo así.

Sasuke finalmente levantó la mirada. Sus ojos, tan oscuros y llenos de tormento, mostraban algo que rara vez dejaba ver: vulnerabilidad. Había evitado durante tanto tiempo esa debilidad que ahora le resultaba abrumadora. ¿Cómo era posible que él, de todos los shinobi, hubiera caído en algo tan simple como el amor no correspondido?

—Yo... no estoy enamorado —dijo con la voz entrecortada, como si esas palabras fueran lo único que lo mantenía de pie.

Kakashi dejó caer su mano, sabiendo que Sasuke estaba muy lejos de aceptar la verdad. El Uchiha era terco, eso lo sabía bien, pero también sabía que no quedaba mucho tiempo. Sasuke tosió de nuevo, y esta vez, un pétalo más grande que los anteriores cayó al suelo. Su respiración se hizo más pesada, y el dolor en su pecho volvió a intensificarse.

—Cada vez que lo niegas... empeora —Kakashi le dijo en voz baja—. No es necesario que me digas de quién se trata. Lo importante aquí no es el quién, sino cómo vas a lidiar con esto.

Flor de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora