Día 5 sin ti

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Tu ausencia sigue latente en cada poro de mi piel. La ansiedad me está matando y las ganas de verte también. Quiero que vuelvas y no dejo de pensar en escribirte, porque aunque haya borrado tu número sigo recordándolo. No dejo de preguntarme qué pasaría si decido hablarte. Supongo que, una vez más, me daría de bruces contra la realidad. Ya he conseguido asimilar que no quieres saber nada de mí.

Sigo dándole vueltas a todo. Sigo intentando entender por qué me has echado con tanta fuerza de tu vida. Estaba claro lo que iba a pasar, pero no me esperaba esa actitud ahora conmigo. Igual que no me esperaba que, de repente, te arrepintieras de todo.

Sigo escribiendo nuestra historia, aunque se vaya a quedar en una carpeta perdida de mi Drive. Me está costando seguirla, porque recuerdo cada momento que vivimos juntas y entiendo aún menos que ahora te arrepientas de todo. Que te arrepientas de cada palabra, de cada caricia, de cada mirada. No consigo entender qué te ha llevado a ese pensamiento, pero supongo que solo queda asumir que, para ti, he sido un error.

No paro de pensar, tampoco, en aquello que dijiste sobre que conmigo no podrías tener nada más allá de lo que teníamos y que, realmente, querías seguir con ella. No puedo entenderlo si, horas después de eso, me estabas besando -una vez más-. Y aunque no lo entienda, ni siquiera es eso lo que duele. Lo que quema es la sensación de que nunca te creíste mis palabras. Que nunca me creíste cuando te dije que me estaba empezando a enamorar de ti. Que por ti lo intentaría todo aún con miedo de que saliese mal. Porque tu única justificación fue decir que, siendo como soy, no serías capaz de atreverte a nada conmigo. Ya no sé cómo explicarte que, teniéndote a ti, no necesitaba nada más.

Pero supongo que mis palabras ya dan igual. Porque han pasado cinco y cada vez tengo más claro que no vas a volver por mucho que yo me muera porque lo hagas.

Solo queda seguir esperando a terminar de olvidarte. O, más bien, empezar a hacerlo, porque hay algo que hace que me niegue a ello.

Epílogo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora