—Entonces...¿Tu mamá nunca fue nada de lo que me contaste?
—Así se ve ahí
—Y ¿Por que te hizo todo eso?
— Lo mismo me gustaría saber —respondí, cruzando los brazos mientras miraba fijamente al suelo.
La verdad ya no era un misterio, pero seguía sin entender por qué mi madre me había hecho tanto daño. Ale permaneció en silencio por unos segundos, parecía que buscaba las palabras adecuadas.
—Sabes que no tenes que entenderlo todo de inmediato —murmuró Ale—. A veces, las personas hacen cosas que no tienen sentido... pero eso no significa que vos tengas que cargar con sus errores.
Solté una risa amarga.
—¿Y qué hago con todo este odio? —pregunte, alzando la vista para mirarlo directamente—. ¿Cómo se supone que siga con mi vida, sabiendo que la persona que debía protegerme fue la que más me dañó?
Ale se acercó y me tomó la mano, su tacto era suave pero firme, como si quisiera transmitirme fuerza.
—No te mereces cargar con ese odio —dijo, mirándome con ternura—. No sos ella, y no tenes por que seguir sus pasos. Todo lo que pasaste... te han hecho lo que sos hoy.
Sentí las lágrimas arder en mis ojos, pero me negué rotundamente a dejarlas caer. No quería mostrar más vulnerabilidad, ya había sido suficiente.
—No sé si algún día podré perdonarla —admití con la voz entrecortada—. Me quitó tanto...
—No tenes que perdonarla ahora —respondió Ale—. Tal vez nunca lo hagas, y está bien. Lo importante es que no te pierdas a ti misma en todo esto. No eres la persona que ella trató de moldear. Eres T/n, y tienes la oportunidad de ser feliz, de crear algo mejor.
Respire hondo, permitiendo que las palabras de Ale calmaran el torbellino que llevaba dentro. Sabía que el camino hacia la sanación sería largo, pero al menos ya no estaba sola.
—Tenes razón —dije finalmente, esbozando una pequeña sonrisa—. No voy a dejar que me defina.
Ale me devolvió la sonrisa y me dio un suave apretón en la mano, como una promesa silenciosa de que estaría allí, acompañándome en cada paso.
—¿Te ayudo a terminar de ordenar? —preguntó Ale, entrando por primera vez al cuarto que había quedado algo desordenado después de que haya comenzado a sacar las cosas de mi madre.
Asentí, agradecida por el gesto. No tenía fuerzas para seguir sola en ese momento.
Mientras recogíamos juntos, cada objeto parecía pesar el doble, cargado de recuerdos que ahora tenían un significado completamente diferente. Las fotos, las cartas, la ropa... todo me recordaba a una historia que ya no era la que había creído.
—¿Sabes? —dije mientras doblaba una prenda—. Siempre pensé que cuando llegara este momento, si es que llegaba, me sentiría más en paz. Pero solo me siento... vacía.
Ale guardó silencio, ayudándome a colocar algunas cajas en un rincón. Sabía que necesitaba sacar todo lo que tenía dentro.
—Tal vez esa paz llegará después —respondió Ale finalmente—. Ahora solo necesitas procesarlo, y eso lleva tiempo.
Cuando terminamos, mire la habitación. Se veía más limpia, pero también más fría y vacía.
Las luces de la noche entraban tímidamente por la ventana, llenando el cuarto en una inmensa tranquilidad.
—Es muy tarde ya —dije, notando lo oscuro que estaba afuera—. No creo que sea buena idea que te vayas ahora.
Ale, un poco sorprendido pero también agradecido por la invitación, sonrió.
—¿Estás segura?
—Sí —respondí con una pequeña sonrisa—. No quiero estar sola esta noche.
Ale asintió, entendiendo lo que no dije en voz alta.
Fuimos hasta mi habitación para poder cambiarme de ropa
—¿Queres que te preste un short?—Pregunte a Ale, mirándolo con una sonrisa sabiendo la respuesta
Escuche una risa prominente de su parte y supe que no lo iba a necesitar.
—No te preocupes, yo duermo así
Y a continuación puede ver como se quito la remera y se quedo con el short que ya tenia. No me había dado cuenta, pero mis mejillas se habían vuelto rosadas, y parecía que Ale lo había notado ya que sonrió al verme en ese tono.
Ambos nos acostamos y nos acomodamos entre las sábanas. Aunque el silencio se apoderó del cuarto, no era incómodo.
—Buenas noches Alesito— Desee mientras besaba su frente y me daba la vuelta para darle la espalda
En ese momento sentí los brazos de Ale rodearme en un fuerte abrazo por la cintura y en ese instante supe que era todo lo que necesitaba, ya que sentí la paz volver a mis ser al sentir su calor de nuevo.
Estar juntos en ese momento nos dio la paz que ninguno de los dos podía encontrar por su cuenta. Cerre los ojos, sintiendo el alivio de no tener que enfrentar esta noche sola. Por primera vez en mucho tiempo, me permití descansar, sabiendo que al despertar, Ale seguiría a mi lado y no ocurrirán escenarios no deseados.
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★彡[ɴᴏ ᴛᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇꜱ Qᴜᴇ ꜱᴏᴍᴏꜱ ᴀᴍɪɢᴏꜱ (ᴀʟᴇ ᴡᴀɴɢ x ᴛᴜ)]彡★
FanficUnos días antes que terminen las clases, tu madre te da la triste noticia que se tienen que mudar para Argentina. Lo que te obliga a perder totalmente contacto con tu mejor amigo... Pero puede ser que un mensaje de instagram los vuelva a rencontrar...