La esclava humana del Rey Alpha

Preludio

La luna llena iluminaba el cielo nocturno, proyectando una luz etérea sobre el vasto reino de los hombres lobo. Su brillo reflejaba la crudeza del dominio de los lobos y las sombras que se arrastraban por los rincones más oscuros del castillo. En el silencio de la noche, la opresión era palpable, casi tangible, como una manta pesada que sofocaba la vida en su interior.

El castillo, con sus torres góticas y muros de piedra, se alzaba imponente sobre el paisaje, una fortaleza de poder y control. Dentro de sus pasillos adornados con tapices de piel y símbolos de la realeza lupina, los ecos de la resistencia y la sumisión se entrelazaban en una sinfonía de desesperanza.

Kieran, el Rey de los lobos, se encontraba en su trono, sus ojos dorados brillando con una intensidad que podía hacer temblar hasta al más valiente. Su dominio sobre el reino era absoluto, su voluntad inquebrantable. Pero en lo más profundo de su ser, algo inquietante comenzaba a crecer, una curiosidad que desafiaba las leyes naturales de su especie.

A medida que el viento ululaba a través de las ventanas del castillo, Kieran se preguntaba qué había desencadenado la intranquilidad en su corazón. No era el temor a perder el poder lo que lo perturbaba, sino la extraña fascinación que sentía hacia una simple esclava humana. La humanidad, en su forma más primitiva, no debía interesarle. Sin embargo, allí estaba ella, una figura pequeña y desafiante en un mar de sombras, capturando su atención de maneras que no podía comprender.

El destino de los humanos y los lobos parecía sellado en un ciclo interminable de opresión y sometimiento. Pero, a veces, las corrientes subterráneas de la historia se movían con una fuerza que podía desmoronar incluso los imperios más firmemente establecidos. La noche era joven, y el futuro estaba por escribirse con tinta desconocida.

Advertencia 

Esta historia puede contener contenido sensible, por lo que no es apta para todo publico.