7. The real Sergio Pérez

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— ¡Y Charles me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metíamos en la piscina! Pero me mintió

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— ¡Y Charles me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metíamos en la piscina! Pero me mintió... —bufó Max, cruzándose de brazos. Checo rio.

— Seguro Charles, tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se arrojaban a la piscina —articuló Sergio, con la vista fija en la carretera.

— Charles siempre me miente.. pero lo amo.. es mi mejor amigo... —empezó a balbucear el rubio, soltando pequeñas risas—. Pero Checo.. no te pongas celoso. Yo también te amo a ti.

Sergio no dijo nada, pues su vergüenza no le dejaba.

— Es ahora cuando me dices que tú también me amas, Checo —le recordó Max, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante aquella mirada de gatito, Sergio simplemente no pudo negarse.

— También te amo, Maxie —. Murmuró sonriendo.

Max se calló en ese momento y los que siguieron después y Sergio lo agradecía, pues no quería tener que morir de vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Max en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambos estaban frente a la casa de Sergio, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermano mayor, Antonio, quien le había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Malasia. Sus padres le habían pedido que volviese a México, pero Sergio prefiero vivir con su hermano en Mónaco y, después de conocer personas tan fantásticas como las que eran sus nuevos amigos, no se arrepentía de su decisión.

Salió del auto, pensando en que tendría que abrirle la puerta a Max y llevarlo él mismo hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto el menor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hasta la entrada.

Sergio le siguió rápidamente, posicionándose a su lado.

— ¡Alexandra! —gritó Max, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

— Maxie, Alexandra no se encuentra aquí, esta es mi casa —le hizo saber Sergio, parándose frente a Max, quien le miró con el ceño fruncido.

— ¿Por qué me trajiste a tu casa, Checo?—. Preguntó Minho, enarcando una ceja.

— No tenías donde dormir. Yo me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mi hermano no pasará aquí la noche, además, a él no le molestará —le explicó Sergio, esperando que Max le entendiese.

Este sonrió.

— Si querías que durmiera contigo no tenías que inventar una excusa... —Max hipó—. Yo hubiese venido... si era contigo... sin importar nada..

Checo sintió calientes sus orejas.

— No, Maxie... yo... y-yo...

Max abrazó a Sergio, acercandose demasiado a su rostro.

Falofilia : ChastappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora