8. Sergio Perez, the satyr

85 11 1
                                    

Sergio soltó un pequeño gemido cuando sintió, de nuevo, aquel roce en su entrepierna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sergio soltó un pequeño gemido cuando sintió, de nuevo, aquel roce en su entrepierna. No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero tenía demasiado sueño, no quería abrir los ojos.

O al menos, así fue hasta que se distinguió un gemido más... Que no era suyo.

Abrió los ojos en el momento preciso que todos los recuerdos de la noche anterior se desbordaron en su mente como una avalancha. Se sobresaltó un poco, abriendo los ojos de golpe y encontrándose con la cabellera azabache de Max recostada en su pecho cómodamente.

Movió las piernas un poco, notando de inmediato la razón de sus gemidos y los de Max: ambos tenían las piernas enredadas con las del otro, por lo que era de esperarse que sus piernas quedasen juntas y frotándose constantemente entre sí.

No le tomó demasiado darse cuenta de que no podía moverse, pues los brazos de Max estaban fuertemente aferrados alrededor de su cintura, dejándole inmóvil.

Cerró los ojos con fuerza, intentando plantearse una idea de lo que le diría a Max y cómo este podría reaccionar ante la historia nada trágica que Sergio estaba deseando contarle, pues quería que Max entendiese el porqué de su actitud de siempre y la de anoche.

No iba a ser algo fácil de contar, porque probablemente el mayor se reiría de él. Pero Max le gustaba... y quería intentarlo con él. Por más de que eso le costase el autocontrol, deseaba que con Max no fuese únicamente algo sexual.

Sintió un par de cosquillas en el cuello y miró hacia abajo, encontrándose con que Max parecía estar despertando, pues se movía inquieto, por lo que su cabello cosquilleaba en el cuello de Sergio, quien no pudo reprimir sus impulsos y acarició sus cabellos delicadamente.

Max paseó sus manos por el abdomen de Sergio, poniéndole nervioso.

— ¿M-Max?

Max le miró en ese momento y Sergio temió que pudiese escuchar el inquieto y fuerte latido de su corazón, pues este se había agitado notablemente al ver la adorable cara de Max recién despierto, con pequeños y hermosos ojos perezosos medio abiertos, sus labios exquisitos y rosas como siempre y sus cabellos apuntando en todas las direcciones, dándole una apariencia más que preciosa.

— Buenos días, Checo... —Max murmuró, trepó hasta quedar sobre Sergio y le beso la mejilla— ¿Cómo dormiste?

Sergio le miró, estupefacto. ¿Acaso había olvidado lo que sucedió en la madrugada? Era cierto que deseaba que Max recordase cada minucioso detalle, como él lo hacía, pero, de cualquier modo, aún no sabía como lidiar con ello. Así que no tenía idea de que hacer o que decir.

— B-Bien... —se limito a responder, forzando una sonrisa— ¿Y tú?

Max rio, sacudiendo sus hombros y confundiendo al mayor.

— Hace un par de horas estabas: "Max, me gusta el control", "Max cállate", "Max, eres muy inquieto", Max, Max, Max... —se burló el menor enarcando una ceja. Sergio enrojeció por completo. Max apoyó sus manos en el pecho de Sergio y, en estas, su cara—.  Es un poco demasiado raro que ahora te dignes a recordar los honoríficos.

Falofilia : ChastappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora