Day 3 ~ Parte 2

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Umi:

Corrimos hasta más no poder, no descansamos hasta estar tras las puertas de una casa cualquiera, para mala suerte un zombie que residía dentro se me abalanzó encima, pero Luke le lanzó una patada que lo mandó al suelo derramando parte de sus intestinos que colgaban como si fuese decoración de árbol de navidad, esa simple imágen me terminó por revólver los cimientos de mis estómago y terminé vomitando en un esquina hasta que la garganta me ardía de tanto vomitar. Sentí una mano acariciar mi espalda con suavidad.

── Mierda, eso fue lo más bizarro que he visto en mi puta vida, no debí taparme los ojos en las partes  gore de Camino Equivocado cuando las ví con Lea ── miré con asco queriendo volver a vomitar por las náuseas que me provocaba la porquería que solté la cual ahora cubre el suelo y parte mis zapatos.

Con la ayuda de Luke pude entrar a un cuarto de la casa sin mirar nuevamente la escena que me hizo tirar mi estómago por la boca. Me sentía algo débil por la pérdida de energía, mis zapatos de un momento a otro desaparecieron de mis pues y me encontraba tirada sobre la cama haciéndome un ovillo cerrando mis ojos.

No se cuanto tiempo pasó después de aquello pero desperté sobre la cama con una manta tapando de mi cintura para debajo, entonces es cuando noto que solo tengo bragas puestas en esa parte. Lo medio dormida se me quita de golpe y busco por todas partes mi ropa faltante. Busco bajo la cama quedando en una posición sugerente con el culo en pompa, bueno con el poco que tengo.

── ¿Buscas algo? ──

La voz de Luke me tomó desprevenida y me terminé cayendo de cabeza en el suelo. Sobo mi cuero cabelludo quejándome por el dolor, Luke llega hasta mi con semblante preocupado.

── ¿Estás bien? Perdona por asustarte así ── se disculpó repetidamente.

Yo reí suavemente con humor aguantando una fuerte carcajada.

── No seas tonto estoy bien, solo estoy buscando mi shorts ── cayendo en cuanta de que estaba media desnuda me tape todo lo que pude para que no se notara mis bragas de anciana.

── Tú shorts y zapatos estaban llenos de vómito, así que te los quité y los lavé como pude ── se sentó sobre la cama Luke.

── Lamento causarte muchos problemas.... De hecho no lamento nada, aún así gracias ── me levanté y me senté junto a él.

Una pequeña risa masculina salió de su labios y me miró con diversión.

── Vaya, que honesta, por cierto lindos calzones de anciana ── dijo yéndose de la habitación y dejándome sin poder lanzar un contra ataque.

Me tiré de espaldas nuevamente sobre le cama, y escuché gracias a sus pasos como regresaba a la habitación, esta vez con las dos mochilas con comida y otros suministros.

── ¿Quieres comer algo? ── me lanzó mi mochila la cual casi me tumba el brazo por su peso.

── Desde luego ── abrí el cierre y tomé algo nutritivo para comenzar, como frutillas.

Puse la mochila a un lado en el suelo y comencé a comer mis frutillas con tranquilidad bajo la mirada de Luke quien bebía con tranquilidad de una botella de agua.

── ¿Hay agua fría por ahí? ── le pregunté directamente al chico.

Él por su parte simplemente se limitó a lanzarme de la que tomaba y se largó fuera de la habitación, aún bajo la fuerte lluvia que parecía nunca querer terminar terminé de comer dejando todo a un lado y organizado. Esta absurda espera me estaba aburriendo. Recién me doy cuenta que a un costado de la cama hay un enorme espejo que ocupa la pared. Me observo en el, analizando cada centímetro de mi piel, haciendo poses sexy aunque más que parecer sensual me siento como un payaso en un circo, soy bastante menuda sin ninguna abundancia en mi cuerpo, debi operarme aunque sea el culo y marcar la diferencia.

── Terminaste de admirar tu cuerpo de alambre ── el insulto de Luke calo profundo en mí.

── Auch, sí tanto preocupa mi autoestima deberías de ir cambiando tu vocabulario por palabras como linda, sexy, preciosa, divina ── fingí estar herida por sus palabras, no sabía como terminó acostado de medio lado sobre la cama mirando a saber que.

── No gracias ── se dio la vuelta para no verme.

── Oh, perdón su majestad, por no tener unas tetas y un trasero digno de mirar ── me lancé a su lado quedando de espaldas a él.

Por alguna razón estaba molesta, tal vez por el simple hecho de ser despampanante o con un cuerpo de escándalo. Pero una suave toqué a la altura a mi cintura activó mis alarmas y me volteé a la velocidad de la luz terminando en un choque de miradas que me dejó sin aliento, me miraba de tal forma que me sentía totalmente inofensiva ante él, aquello en vez de intimidarme simplemente me prendió.

── ¿Qué pasa? Estás en tus días ── sonreí con diversión.

Una sonrisa socarrona adornó su rostro y su mano volvió a acariciar el dobladillo de mi calzón.

── Puede ser, aunque sí lo vez desde ese punto siempre estoy en mis días ── dijo con coquetería.

Sus dedos terminaron por levantar la tela de mi blusa y recorrer mi abdomen hasta llegar ha la tela de mi sujetador la cual fue levantando lentamente hasta agarrar con la punta de sus dedos mi pezón y estirarlo con rudeza.

── Entonces, dijiste que estás dispuesta a follarme ── recordó las palabras que alguna vez salieron de mi boca. Tal parece que escuchó tal cual como lo dije.

Reaccione y terminé por apartarlo de mí, se equivocaba en una cosa, no soy su sumisa ni tampoco su juguete sexual. En un rápido movimiento terminé por quedar encima del él sobre su regazo, la presión ejercida por pene bajo aquella tela que lo cubría maltrataba alarmantemente mi entrada. Estaba loca, pero necesitaba un pene en mi canal y hasta ahora él era el mejor partido para darme el placer que quiero.

── Menos chachara, más sexo ── reclamé.

Se sentó sobre la cama, tocando mis nalgas solamente cubiertas por mi calzón, no me aguanto más y termino por quitarle su camisa tirándola a no se donde, pero eso da igual ahora, la belleza de sus abdominales, me tenía cautivada. Los besos húmedos y llenos de deseo no se hicieron esperar, más ropa terminó volando por los aires hasta quedar los dos totalmente desnudos admirándonos mutuamente. Su boca atrapó mi seno chupando y dando mordiscos sin pudor alguno haciendo lo que le de la gana con ellas. Mis caderas se movían su pene estaba erecto duro, mojando mi vientre con el líquido que expulsaba a cada nada, un fuerte latir en mi coño reclamaba que me rompiera a punta de vergazos. El movimiento de su lengua sobre mi pezón no cesó, sus dedos acariciaron mi vientre hasta llegar a mi intimidad, la exquisitez con que estos se movían dando un digno masaje en mi clítoris me volvía loca, mi mano no dejaba de masturbar aquel firme tallo que palpitaba bajo mi toque. Finalmente tomé el control y mi vagina terminó por engullir por completo su pene, me moví de arriba hacia a bajo, con ayuda de sus manos que se apoyaron en mis caderas dando más profundidad a los sentones, mis tetas rebotaban en su cara, varios jadeos de ambas partes salieron a la par formando un canto tan enloquecedor como el de la mejor porno su mirada turbia estaba constantemente puesta en mí, varias nalgadas me tomaron por sorpresa, solo logrando un par de gemidos sonoros, el ritmo aumentaba, la lluvia ahogaba fuertes gemidos, el olor a sexo era embriagante y con varios empellones más nos terminamos entrelazando con un orgasmo en conjunto que nos terminó por agotar.

Luke cayó de espaldas y yo sobre el satisfecha por el resultado, me hice aún lado rompiendo la conexión de nuestras intimidades

── No estuvo mal ── dijo cruzando mirada nuevamente conmigo.

── Estuvo bastante bien ── sonreí satisfecha.

No había amor, ni un sentimiento de esos cursis, solo un profundo deseo y la necesidad de satisfacer nuestros deseos más eróticos.

Hasta El Último LatidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora