Objetivo 10: Venganza.

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El sol caía sobre la dorada arena del desierto egipcio, iluminando las paredes del majestuoso Hotel Horus Plaza, el más caro y lujoso de El Cairo. Tsuna caminaba por el imponente pasillo de mármol, sus pasos resonando en la vastedad del lugar. A su lado, Reborn, pequeño y vestido con su característico sombrero negro, avanzaba con la mirada afilada, observando cada rincón del hotel.

"¿Seguro que están aquí?" murmuró Tsuna, un poco inquieto. Asia y Yuni estaban un poco detrás de él, siguiendo la búsqueda en silencio.

"Confía en mis fuentes, Tsuna," respondió Yuni con tono despreocupado.

Tsuna respiró profundo, sus ojos enfocados en la misión. Mukuro y Chrome habían estado siguiendo una pista sobre el hombre que les había hecho aquellos terribles experimentos en el pasado. Tsuna sabía que no sería fácil convencerlos de que lo ayudaran, especialmente cuando estaban tan centrados en sus propios objetivos. Sin embargo, el Rating Game estaba a solo días de celebrarse, y el reto del padre de Raizer no era algo que pudiera enfrentar sin sus guardianes.

Justo cuando Tsuna doblaba una esquina, una figura delgada y silenciosa apareció de la nada.

"¡Ah!" Tsuna retrocedió por reflejo, sus instintos de combate activándose antes de reconocer a la chica frente a él.

"Chrome... me asustaste," dijo Tsuna, tratando de calmar su corazón acelerado. La joven, con su característico parche en el ojo y su traje gótico, lo miraba con curiosidad.

"Boss, ¿qué haces aquí?" preguntó Chrome, sorprendida pero manteniendo su tono suave.

"Yo... los estaba buscando," dijo Tsuna, su expresión volviéndose más seria de lo habitual. "Necesito hablar contigo y con Mukuro."

Chrome parpadeó, claramente confundida. No era frecuente ver a Tsuna con una expresión tan firme. Aunque siempre había sido serio cuando la situación lo requería, ahora había una nueva determinación en su mirada. Sin más preguntas, Chrome asintió y lo guió por el pasillo hacia la habitación donde Mukuro y los demás se hospedaban.

Al llegar a la habitación, Tsuna sintió de inmediato la energía oscura y familiar que emanaba de Mukuro. Entró, siendo recibido por la intensa mirada de su guardián de la niebla.

"Mukuro," dijo Tsuna, inclinando ligeramente la cabeza. "Vengo a pedir tu ayuda."

Mukuro, sentado con las piernas cruzadas en un sillón, sonrió con desdén. "Kufufu... Tsunayoshi, ¿qué podría haber en este mundo que requiera mi ayuda tan urgentemente? Estamos ocupados."

Tsuna mantuvo su compostura. "Lo sé. Sé que están aquí por el hombre que les hizo aquellos experimentos."

La sonrisa de Mukuro se desvaneció brevemente, mientras Chrome, a su lado, lo miraba sorprendida. "¿Cómo lo sabes?" preguntó ella en voz baja.

"Reborn," fue la única palabra que dijo Tsuna, lo que pareció responder todas las preguntas.

Mukuro se relajó un poco, pero su mirada seguía siendo la misma: fría y distante. "No puedo ayudarte esta vez, Tsunayoshi. Tenemos nuestros propios asuntos, y no pienso perder el tiempo en lo que sea que te aqueja."

La respuesta de Mukuro lo golpeó como una ola fría. Tsuna cerró los ojos por un instante, recopilando sus pensamientos antes de continuar. Chrome, notando la creciente frustración en su rostro, se inclinó hacia adelante.

"Mukuro-sama..." —intervino—. Si Boss dice que necesita nuestra ayuda, deberíamos escucharle.

Tsuna respiró hondo, el peso de la situación presionando sobre sus hombros. Era ahora o nunca. Se obligó a hablar con claridad.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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