Cap 22

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Mí corazón late a mil por segundo.

<<Lo sabe>>

Solo imágenes horribles me vienen a la mente. Si antes fue capaz de golpearme tan brutalmente, no puedo preveer lo que hará ahora.
Mis ojos se fijan en un florero a solo unos metros de distancia; sonrío y así tan rápido como apareció, desapareció. Me doy cuenta de que, así como yo puedo usar ese florero para defenderme, él también puede usarlo para atacarme.

–No creíste que iba a ser tan estúpido, ¿O sí, mi amor?– susurra en mi oído. Su mano en mi cintura se aprieta más, haciéndome contorsionar el rostro para el dolor que crece al igual que mi miedo al solo recordar lo que me hizo la última vez que se enojó...

–Oliver...– intento hablar, pero las palabras se juntan en mi garganta, impidiendo que pase el aire y haciendo que mi voz se vuelva inaudible.

–Vamos a hablar, ¿Sí?– me dice. Su voz se expresa en un susurro amenazante y siento su aliento caliente chocar en mi nuca.

–Oliver, por favor– mi voz sale temblorosa mientras intento apartar su mano que se aprieta ahora en mi estómago. –Suéltame, Oliver, me estás lastimando. Por favor– las lágrimas me impiden ver bien. No dice nada y eso es lo que me da más terror, horror... mucho miedo. Comienzo a sollozar y él solo acaricia mi mejilla de manera tan suave que me da escalofríos.

–Vamos a hablar– repite, tirando de mi brazo con fuerza, guiándome al ascensor... directamente a la habitación.

Al entrar, me levanta del suelo y nos sienta en la cama. Comienza a acariciar mis mejillas y a apartar las lágrimas que bajan por ellas.
–Me amas, ¿Verdad?– pregunta con voz tierna. Sigo llorando, y entre sollozos respondo "No" ...gran error.
De un momento a otro siento la palma de su mano impactar en mi muslo, dejando una marca perfecta de sus dedos. Sollozo más fuerte, pero él mantiene la serenidad de un momento "Tierno y Romántico"

–Me amas, ¿Verdad?– repite la pregunta, esta vez, con su mano alzada y lista para volver a dar un incentivo para responder sí

–No, no, no– repito, pero está vez lo hace peor y repite la pregunta.

Pasan 30 minutos y luego de responder que no, mi voluntad se quiebra por el ardor en ambos muslos y finalmente, le digo lo que quiere escuchar:
–Sí, Oliver. Te amo– digo con la voz entrecortada por mis sollozos y mi falta de aire. Finalmente me baja y me deja recostada en la cama.

–Yo también te amo, mi hermosa Meli– dice besando mis labios de manera sube y tierna mientras mis mejillas se mojan y brillan.
–Yame y Regan nos invitaron a cenar frente a la playa a las 8: 30. Y no vuelvas a intentar engañarme– es lo último que dice antes de salir de la habitación.

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Perdón por actualizar tanto tiempo después.
Byee💝

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