Sangre y venganza en La Quinta

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-Espera, no, no. ¿Por qué Julia me quitó mi casa?

-Aquí hay unos papeles que dicen claramente que esa ya no es tu casa.

Me tendió unos papeles los cuales en ellos dictaba claramente que mi casa ya no era mi casa.

Esa Julia maldita, hoy estarás muerta.

-Dios mío... Tengo que conseguir un nuevo departamento.

-Vive aquí mientras yo te consigo uno.

-No, no, ya me ayudaste mucho con dejarme quedarme aquí. -aparte no puedo permitirme que me descubras.

-No es una opción, Sahyli. -¿Quién se cree que es?

-Entonces, ¿Puedes marcharte? Estoy... semidesnuda.

-Oh, si claro. Me tocas la campana de allí por si necesitas algo. -señaló una campana cerca de la cama donde hace tan solo 5 minutos yo dormía.

Me escaneó nuevamente con su mirada y se dio la vuelta con el propósito de irse de la habitación. Que incómodo fue todo esto.

Ahora bien.

Debo matar a Julia. Esa maldita claramente está mal de la cabeza, no puede sacarme de mi casa, solo por un arranque de celos. Estoy segurísima de que fue eso. Bien la vi cuando yo me bajaba del auto de Jeph con esa cara encendida de celos, está loca esa mujer. Por eso nunca le di una entrada en mi corazón.

[...]

Me puse mi usual vestimenta negra, con mi máscara que solo dejaba ver mis ojos.  Sabía bien dónde la encontraría. Cuando entré al bar La Quinta Sangre, vi a Julia sentada encima de una mujer. Es una puta, no es la primera vez que la veo encima de personas por dinero. Lo hace ya que en el grupo no le dan más objetivos.

Salí afuera, me escondí detrás de un basurero y le escribí a Julia que estaba afuera en la parte de atrás del Bar. Obvio saldría. Al cabo de unos minutos escuché como la puerta chirriaba, salí de mi escondite y fui al encuentro de Julia.

-Preciosa, ya llevabas tiempo sin venir.

-Después de que me sacaras de mi propia casa, no quiero ni verte.

-¿Y por qué viniste? ¿Quieres matarme? Oh ma belle. Sabes bien que no llegas a mi nivel en una pelea.

-Oveja negra. Que no se te suba a la nube, la primera vez que peleamos yo era nueva en el grupo Fénix.

-Eso no quita que puedo matarte en una pelea.

-Probemos ahora.

Ambas nos pusimos en formación de pelea, sabíamos que aquí una de las dos moriría. Pero sé bien cual es su punto débil. Odio que me subestimen. Hoy probaré cual es mi mayor fuerza.

Corrió a mí con un cuchillo en manos, pude descifrar donde me apuñalaría así que esquive a la derecha, pero no fue suficiente el salto. Me provocó un rasguño en la mano izquierda.

-sss...

Me adelanté a ella y golpeé justo en su nariz, se agarró la nariz con una mano y con la otra, me apuñaló el cuchillo en mi muslo. Lo miré. Sangre. Eso no me detuvo, me dolía demasiado, pero debía matarla. Cueste lo que me cueste. Agarré mi cuchillo el cual no había usado. Se lo enterré en su estómago.

Logré hacer que soltara el arma, empecé a cojear para agarrar el cuchillo del suelo. Me ardía el muslo, algunas lágrimas salieron de mis ojos. Después de todo, fueron años que pasé con ella.

Con los dos cuchillos en mano, y ella mirándome desde abajo con ojos llorosos, enterré ambos cuchillos en los ojos, salpicó sangre frente, en mí e incluso en el suelo. No me hizo sentir alegría... pero no podía parar de clavar los cuchillos en todas las partes de su cuerpo. Su cara, pechos, estómago, todo de ella quedó destrozado. Mi demonio no me dejaba parar, y ya era demasiado tarde. No quería ni siquiera decirles como fueron los gritos.

Agarré a él cuerpo de Julia como pude, y empecé a adentrarme en el bosque. El muslo me dolía, así que me quité la camisa y me amarré el muslo con ésta para evitar más el sangrado. Puse el cuerpo de julia donde sabía que terminarían comiéndose su cuerpo y arrastrando mi pierna, corrí lo más que pude para salir de ese bosque. Algunas lágrimas salieron de mis ojos pero al final supe que eran de alivio y nostalgia...

[...]

En la puerta de la casa de Jeph, me encontraba tirada en el suelo intentando tocar. Pero ya el sangrado era demasiado, incluso con lo que hice para retenerlo, no pude hacer mucho. Ya cuando supe que no podría más,  sentí como unas manos me agarraban el cuerpo. Vi el rostro despreocupado de Jeph y en el momento mis ojos se cerraron dando a entender que ya no daba a más.

Sentía los ojos pesados, intenté abrirlos rápidamente pero no podía. Cuando ya logré abrirlos, vi a alguien sentado en la cama acariciando mi cabello.

-¿Jeph?... -fue lo primero que pregunté.

Miré mi muslo. Nada.

No tenía absolutamente nada, ni un rasguño.

Extraño.

-Por fin despiertas.

-Que... ¿Por qué? -estaba intentando buscarle la lógica al por qué no tenía nada pero es que no había.

-¿Qué pasa?

-Yo... Se que tenía una herida en el muslo...

-No tenías nada, ayer llegaste cansada de la fiesta a la que fuiste y te dormiste en la entrada, yo te traje aquí.

-Que... Extraño.

Tengo que matarlo antes de que me siga volviendo loca. Me quedé mirándolo y el también a mí, se encontraba sentado en la cama aún con la mano en mi cabello, yo aún seguía acostada y en la misma posición torpe en la que me levanté. No sé por qué diablos su mirada me hacia sentir tan nerviosa, yo...

¿Qué carajos me pasa?

Jeph se acercó un poco más a mí y sentí, no sentí, más bien noté como sus ojos cambiaron de color marrones a unos blancos.

-Que...

-Oh disculpa. -se regresó a su posición pero ahora quitando la mano de mi cabello. -me tengo que ir, regreso a las 11 pm.

-Bueno...

Se levantó de la cama dándome una última mirada, que cuya mirada erizó cada pelo y entraña de mi ser.

Maldito Jeph, hoy si estarás muerto.

Ya tengo un plan...

Que Mala Suerte La Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora