Capitulo 53

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A media noche Karin despertó y el verse una noche más en esa habitación, la tenue luz de la luna entrando por las ventanas y los acontecimientos recientes le devolvieron a su mente la pregunta que rondaba últimamente su cabeza, qué era suigetsu para ella?, se giró y se topó con el rostro dormido de aquel hombre pálido que tantos años le había dado dolores de cabeza. Lo detalló. Parecía tan sereno. Su rostro relajado, su respiración lenta. Viéndolo así nadie pensaría que era un loco sanguinario con sus oponentes y que su personalidad parecía ser siempre desinteresada.
"Pero es más que eso"
Ese rostro sereno...siempre fue angelical y eso siempre había sido confuso porque hasta antes de la guerra solo había visto ese lado oscuro o desinteresado de él pero en la guerra vio algo más y el último día antes de él partir sin decir nada notó algo más también. Ese lado simplemente lo tenía encerrado, talvez por supervivencia o porque el sitio donde creció no era precisamente muy ameno en su entorno. Pero era algo innegable, siempre en el fondo de esos ojos había algo oculto.
"...y ahora eso oculto está más a la vista"
La respuesta llegó sola, fluida y clara.
"...es mi compañero de aventuras y peligros, es un confidente confiable, es un arma en mi defensa...es mi amigo...es mi aliado...es mi pasado y mi presente...es alguien a quien valoro"
Una lagrima se escapó de sus ojos.
"y solo hasta ahora me doy cuenta"
Sonrió aliviada. La relación de ambos siempre había sido tan caótica que solo en momento tan calmo como el presente es que le permitió ver todo eso con claridad y estaba aliviada porque ella casi no podía contar con amigos. Juugo era su amigo pero era algo más, era un amigo del tipo hermano, ella mantenía confianzas como si fueran la propia sangre, no había pudor entre ambos, no podía sentirse ni la más mínima malicia, en cambio con el albino era ese tipo de amigo que es AMIGO, había lealtad, riñas, perdón, comprensión y límites, había pudor, vergüenza y podía ver el lado masculino de él, no así de Juugo. Eran amigos en categorías distintas. Y eso le daba alivio. Llevó su mano al cabello blanco en una muestra a sí misma de haber encontrado el fin al rechazo injustificado hacia ese que tenía al frente y su sorpresa fue sentir una textura blanda, tocó con más fuerza y notó cómo sus dedos se hundian en esa textura. Contuvo la risa.
"es tan raro que hasta dormido sale su rareza a flote"
Regresó su mano y se fue quedando dormida nuevamente. Lo que más le daba paz era que nunca tendría que cambiar su manera de actuar, el albino ya le había dejado en claro que con todo y su relación pasiva-agresiva, él estaba bien así. Y ahora ella también.

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Suigetsu fue el primero en despertar cuando apenas estaba clareando, eran las cinco de la mañana. Suspiró descansado, abrió sus ojos y frente a sus ojos estaba la espalda de la pelirroja. La ropa que llevaba dejaba ver varias marcas, las miró con seriedad, él tenía las cosas claras en su mente, el problema era unirlas a su corazón. Así como en el pasado no sabía controlar su sed de sangre, no había logrado dominar esas emociones que lo llenaban de pronto. Era abrumador para él. Como cuando sintió por primera vez la ternura de la mirada de Karla, algo en él simplemente lo consumió y no lo supo predecir o frenar, la niña le ganó el corazón, o como esa vez que dejó al equipo gennin con su antiguo sensei y los tres le hicieron una reverencia, sintió vergüenza al punto de querer llorar o al menos así lo interpretó él. La pelirroja le provocaba algo extraño, algo visceral, algo que se sentía bien pero a ratos lo hacía sentirse pequeño, algo que le hacía mirarla con más atención en su actuar pero al mismo le causaba temor. Como ahora. Quería tocar esas marcas en su piel pero algo se sentía roto dentro de sí y lo frenaba. Tenía que despertarla, se haría tarde.

S: oye...Karin -habló un poco fuerte

K: mmm

S: se hará tarde despiertate -le dijo tomándole un mechón

La excusa perfecta «SUIKARIN»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora