2

5 2 0
                                    

Asistir a terapia es como caminar en círculos. Siempre es lo mismo. Me siento en una sala blanca y vacía, frente a alguien que nunca parece decirme nada que no haya oído antes. Hoy no es diferente. La terapeuta me mira con esos ojos pacientes, esperando que diga algo, esperando que haga algún avance. Pero, ¿qué puedo decir que no haya dicho ya?

"Jihoon," dice suavemente, "sé que esto es difícil, pero el accidente fue un evento traumático. Lo que estás experimentando no es solo una cuestión física, también es mental. Tienes que permitirte sanar emocionalmente, para poder recuperar el control sobre tu audición."

Asiento, pero por dentro estoy cansado. He escuchado esto mil veces. Mi mente no quiere cooperar. Hay momentos en los que siento el sonido, momentos fugaces donde el mundo me llega con algo de claridad, pero en el momento en que empiezo a disfrutarlo, algo en mí lo apaga. Es como si hubiera un interruptor en mi cabeza, bloqueando todo.

"¿Cómo te has sentido esta semana?" insiste la terapeuta.

"Como siempre," murmuro. "Frustrado."

Ella asiente, pero no dice nada más. El tiempo sigue pasando, y pronto la sesión termina como todas las demás: sin ningún progreso. Salgo del consultorio sintiéndome igual que cuando entré.

De regreso en la universidad, Seokmin y Seungkwan me esperan. Siempre están allí, insistiendo en que no me aísle, aunque lo único que quiero es esconderme en mi mundo y no lidiar con nada ni nadie. Pero ellos no me dejan.

"¡Hyung!" exclama Seungkwan en cuanto me ve. "¡Estás vivo! ¡Pensé que habías sido devorado por la terapia!"

"Ya basta," digo, intentando no sonreír. Aunque a veces me resulta imposible con ellos.

"¿Cómo te fue?" pregunta Seokmin, siempre más suave que Seungkwan, pero igual de persistente.

"Lo mismo de siempre," respondo sin ganas de entrar en detalles.

"¡Bueno, entonces tienes que venir con nosotros esta tarde!" Seungkwan lo dice como si fuera una orden, y antes de que pueda protestar, continúa: "Vamos a Myeongdong, hay un evento de la universidad y puede que te inspire. ¡Tienes que terminar esa obra para poder graduarte, hyung!"

"¿Inspírarme? ¿En qué? ¿En no escuchar música nunca más?" Mis palabras salen más duras de lo que pretendía, pero ellos no se inmutan. Ya están acostumbrados a mi mal humor.

"¡Oh, vamos, Jihoon!" Seokmin me lanza una sonrisa tan brillante que casi me duele mirarlo. "No todo es sobre escuchar. También se trata de sentir. Además, hay comida, ¿y quién dice que no a la comida gratis?"

"No es una sugerencia, hyung. Es una obligación." Seungkwan cruza los brazos y asiente, como si eso lo resolviera todo.

Así es como termino en Myeongdong esa tarde, caminando entre una multitud de estudiantes, música y luces. Mi cabeza late por la sobrecarga de estímulos, pero intento mantener la calma. Seokmin y Seungkwan caminan a ambos lados, charlando sobre cosas triviales, aunque me siento fuera de lugar.

Mientras avanzamos, veo un grupo de gente reunida en la plaza. Seokmin señala hacia el centro. "¡Mira eso, hyung! ¡Baile callejero! Seguro te gustará."

No estoy seguro de si gustarme es la palabra correcta, pero al menos es algo diferente. Nos acercamos, y ahí están: cuatro bailarines, ocupando el espacio con una energía increíble. Dos chicos altos, estilizados y con movimientos intensos. Uno de ellos es más agresivo, casi como si estuviera peleando con el aire a cada paso. El otro tiene una gracia más fluida, pero igual de poderosa. Sus cuerpos se mueven al ritmo de la música que siento, aunque no logro escucharla con claridad.

El tercero es un chico más bajo, pero más grande que yo. Su expresión es juvenil, llena de una energía encantadora que inmediatamente capta mi atención. Su sonrisa es tan brillante que parece iluminar todo a su alrededor. Hay algo en su manera de moverse que lo hace destacar, como si estuviera contando una historia a través de cada paso. Me quedo embobado viéndolo.

Pero es el cuarto quien realmente me roba el aliento. Su presencia es magnética. Su cabello rubio brilla bajo las luces y sus movimientos son intensos, llenos de pasión. Cada giro, cada salto, parece cargado de una energía explosiva que no puedo dejar de observar. No sé por qué, pero no puedo apartar la vista de él. Hay algo en él que me habla, incluso sin que pueda escuchar lo que está bailando.

"¡Woozi!" La voz de Seungkwan me saca de mi ensimismamiento, y casi salto del susto. "¡Estás embobado! Ni siquiera parpadeaste en los últimos tres minutos."

Me obligo a apartar la vista del chico rubio y miro a Seungkwan, que me observa con una sonrisa burlona. "¿Qué?" gruño.

"Estabas mirando al chico como si fuera la respuesta a todos tus problemas," se burla Seokmin, dándome un ligero codazo.

"Eso no es verdad." Intento sonar indiferente, pero por alguna razón siento que mis mejillas se calientan un poco.

"Sí, claro, claro..." Seungkwan alarga las palabras, disfrutando de la oportunidad de molestarme. "¿Te enamoraste a primera vista? Porque parece que tenemos competencia."

"No seas idiota," le respondo, tratando de no sonar afectado.

El grupo de baile termina su presentación, y la multitud estalla en aplausos. Incluso Seokmin y Seungkwan aplauden, emocionados. Yo me quedo en silencio, observando mientras los bailarines se saludan entre ellos y agradecen al público.

De repente, Seungkwan se abre paso entre la multitud, dirigiéndose hacia el chico más bajo. "¡Dino! ¡Hey, Dino!"

El chico voltea, y cuando ve a Seungkwan, su expresión cambia de sorpresa a nerviosismo. "¡Oh, no...!"

"¿Saltándote el colegio para bailar en las calles otra vez, eh?" Seungkwan cruza los brazos, mirándolo con falsa severidad. "¡Mi mamá te va a matar cuando se entere, tonto!"

Dino, como Seungkwan lo llamó, se rasca la nuca y sonríe, mostrando una sonrisa encantadora que parece desarmar a cualquiera. "¡Vamos, hyung! Solo fue una vez… o dos. Es por una buena causa."

"Sí, claro, ¿una buena causa? ¿Convertirte en el próximo Michael Jackson en lugar de estudiar para los exámenes?" Seungkwan pone los ojos en blanco, pero no puede ocultar su afecto por el chico.

"Ya me descubrieron," dice Dino, levantando las manos como si se rindiera. "Pero, honestamente, hyung, no me mates. Solo fue una pequeña práctica."

"Pequeña práctica mis calcetines. Ya verás cuando le cuente a mi mamá." Seungkwan amenaza con su dedo, pero su tono es más divertido que serio.

Seokmin se ríe a carcajadas, disfrutando de la interacción. "Este chico es un caso, pero admito que tiene talento. ¡Lo hiciste genial ahí afuera!"

"Gracias, hyung," responde Dino con una reverencia exagerada, pero su sonrisa nunca desaparece.

Yo, mientras tanto, no puedo apartar la vista del chico rubio. Sigue hablando con el resto de los bailarines, pero hay algo en su presencia que me atrapa. Hay pasión en cada uno de sus movimientos, como si fuera una fuente inagotable de energía que se desbordara.

"¿Qué miras, hyung?" pregunta Seokmin con una sonrisa de complicidad cuando nota hacia dónde dirijo la vista.

"No es nada," digo, apartando la mirada rápidamente.

Pero sé que no es cierto. Por primera vez en mucho tiempo, siento algo dentro de mí despertar. Una chispa.

🩷: Whaoaaaaa! Woozi, sigue viendo a Hoshi xfas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

🩷: Whaoaaaaa! Woozi, sigue viendo a Hoshi xfas

Deaf - SoonhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora