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Estoy sentado frente al piano, las manos sobre las teclas, pero no puedo tocar ni una sola nota. El silencio se siente como un vacío que me engulle. Es irónico cómo un prodigio de la música, alguien que vivía para la armonía, ahora esté atrapado en este abismo. La música, esa cosa que solía llenarme de vida, ahora parece estar fuera de mi alcance. Aprieto los puños y bajo la cabeza, sintiendo la frustración arder en mi pecho. ¿Cómo se supone que termine mi obra si ni siquiera puedo escuchar lo que estoy creando? La melodía está ahí, en algún rincón de mi mente, pero no puedo acceder a ella.

"¡Maldición!" Golpeo las teclas, produciendo un sonido disonante que hace eco en la sala vacía. Mis ojos empiezan a arder con lágrimas de frustración. Esto no es justo. No es justo que algo tan esencial para mí me haya sido arrebatado de esta forma.

Justo cuando estoy al borde de las lágrimas, escucho la puerta abrirse. Alguien entra, y aunque no tengo que mirar, sé exactamente quién es. Seungcheol. Lo supe por la forma en que la habitación se siente más… cálida. Siempre fue así con él.

"Jihoon-ah," dice con esa voz suave que solía calmarme cuando las cosas se volvían difíciles. Siento cómo se acerca y su figura mucho más alta aparece en mi campo de visión. "Te estaba buscando."

No levanto la cabeza, no quiero que me vea en este estado, pero él ya sabe cómo estoy. Siempre supo leerme mejor que nadie.

"¿Qué estás haciendo aquí solo?" pregunta, aunque creo que ya sabe la respuesta.

"Intento… pero no puedo," susurro, mi voz rota por la frustración. "No puedo disfrutar de mi propia música, Cheol. Todo esto es una tortura."

Seungcheol suspira y se sienta junto a mí, colocando una mano cálida sobre mi espalda. El simple contacto casi me rompe por completo. Solía ser mi refugio, mi lugar seguro, pero nuestros caminos tomaron direcciones distintas. Aún así, su apoyo siempre estuvo allí, como una constante.

"Escucha, Jihoon," comienza, siempre tan cuidadoso con sus palabras. "Sé que esto es difícil. Nadie puede entender por lo que estás pasando, pero tienes que intentar verlo de otra manera."

Levanto la cabeza y lo miro por primera vez en la tarde. Su rostro es tan familiar, tan cercano, que casi duele. "¿Verlo de otra manera? Cheol, ¿cómo puedo hacer eso cuando no puedo ni siquiera escuchar lo que estoy componiendo? ¿De qué sirve todo esto?"

"Siempre has sido más que solo un oído perfecto. Has sido capaz de sentir la música de una manera que pocas personas pueden. Tal vez sea el momento de experimentar con algo diferente." Se inclina hacia mí y saca un pequeño dispositivo de su bolso. Es un amplificador modificado. "Esto es algo en lo que he estado trabajando con algunos ingenieros. Te permite ver la música. Puedes sentir las vibraciones y visualizar los sonidos. No es lo mismo que escuchar, pero… tal vez pueda ayudarte a encontrar una nueva forma de conectar con lo que amas."

Lo miro con incredulidad, pero mi frustración es más fuerte que mi gratitud. Estoy furioso, no solo con el mundo, sino conmigo mismo. Todo esto parece un consuelo barato, una forma de decirme que no importa si pierdo mi audición, que aún puedo ser "productivo". Pero para mí, la música era más que eso. Era mi vida.

"¿Y qué?" espeto, mi voz llena de veneno. "¿Quieres que me conforme con eso? ¿Con ver la música? Eso no es lo que quiero, Cheol. Quiero poder sentirla de verdad, no a través de un maldito aparato. Esto es una broma. ¡Todo esto es una broma cruel!"

Seungcheol me observa, y su expresión pasa de comprensión a algo más triste. Sé que no es justo lo que estoy diciendo, sé que está tratando de ayudar, pero no puedo detener la ira que brota de mí.

"Jihoon, solo estoy tratando de—"

"¡No quiero tu ayuda, Cheol!" Me pongo de pie de golpe, empujando la silla hacia atrás con fuerza. "¡No necesito tu compasión! Solo déjame en paz." Mis palabras son crueles, y lo sé. Pero estoy cegado por mi propio enojo y dolor.

Seungcheol se queda en silencio por un momento, observándome. Hay algo en su mirada que me hace sentir más pequeño de lo que ya me siento. Él siempre ha sido más grande que yo, no solo físicamente, sino emocionalmente también. Siempre fue el fuerte, el que supo cómo manejar todo. Y yo… yo simplemente estoy roto.

"Está bien, Jihoon," dice finalmente, su voz calmada. "Si eso es lo que quieres, me voy."

Se levanta y, sin decir una palabra más, sale de la sala. En cuanto la puerta se cierra, siento un peso caer sobre mí. La culpa me aplasta, pero no puedo hacer nada. Estoy demasiado atrapado en mi propia miseria.

Decido salir. No puedo soportar estar aquí por más tiempo.

Camino por las calles sin un rumbo fijo, mi mente hecha un caos. Estoy tan concentrado en mis pensamientos que apenas noto lo que me rodea. Ni siquiera me doy cuenta de que me estoy acercando peligrosamente a la calle hasta que es demasiado tarde.

Un camión viene directo hacia mí, y mi cuerpo se congela. El sonido está distorsionado, casi inexistente, pero la imagen del vehículo se aproxima rápido. Todo sucede en una fracción de segundo. Mi corazón se detiene.

Antes de que pueda procesarlo, siento una mano fuerte agarrar mi brazo y tirar de mí hacia atrás. Mi cuerpo choca contra algo cálido y firme, y caigo al suelo, jadeando por el impacto. Me giro, aún en estado de shock, y veo al chico que me ha salvado.

Es el chico rubio.

"¿Estás bien?" me pregunta, su voz baja, pero llena de preocupación.

Miro su rostro, y el mundo parece detenerse. Su expresión es seria, pero hay algo en sus ojos que me desarma. Me siento avergonzado y confundido. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, no solo por el susto, sino por… él.

"Yo…" Apenas puedo encontrar las palabras. "Gracias."

El me mira fijamente, y por un momento largo, simplemente nos quedamos así, nuestros ojos conectados. Hay algo en él que me hace sentir expuesto, como si pudiera ver más allá de mi fachada de dureza y frustración.

"Ten más cuidado," dice, pero en lugar de decirlo con palabras, usa lenguaje de señas básico. Sus manos se mueven con fluidez, y aunque no esperaba que alguien más lo usara, entiendo perfectamente lo que dice.

Mi rostro se calienta, y siento cómo me ruborizo. ¿Desde cuándo me pongo nervioso por cosas como esta?

"Eres… tierno," firma el chico, una pequeña sonrisa traviesa apareciendo en sus labios.

Mis ojos se agrandan al ver lo que acaba de hacer. Es como si él estuviera diciendo todo lo que nunca pensé que alguien me diría. Mi corazón late aún más fuerte, y la incomodidad me invade.

"Yo no…" Empiezo a decir, pero entonces recuerdo la calcomanía en mi mochila, esa que me marca como sordo para quienes no lo saben. Me doy cuenta de que Soonyoung debió verla y asumió lo peor.

"No soy completamente sordo," le aclaro, casi avergonzado. "Aún puedo escuchar algunas cosas."

El se detiene, sorprendido. Pero en lugar de disculparse o de parecer incómodo, simplemente asiente como si todo tuviera sentido.

"De todas formas, ten más cuidado," repite, esta vez en voz alta, con una sonrisa relajada.

Esa sonrisa me desconcierta. Estoy demasiado confundido, nervioso y molesto como para lidiar con lo que acaba de pasar, así que simplemente me pongo de pie y empiezo a caminar.

"¡Hey! ¡No tienes que huir!" grita detrás de mí, pero yo sigo caminando, sin mirar atrás. Mis emociones son una maraña de sensaciones: rabia, vergüenza, y… algo más.

¿Por qué me siento así después de haberlo conocido?

¿Por qué me siento así después de haberlo conocido?

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🩷: Woozi no le tengas miedo al éxito

Deaf - SoonhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora