El sonido del bajo retumbaba en las paredes del club, mientras las luces de neón pintaban la sala con colores brillantes y cambiantes. La noche en Múnich seguía su curso, y aunque las celebridades y atletas disfrutaban de la fiesta, para TN y Nicki, el ambiente era otro. Todo alrededor se desvaneció en el momento en que sus miradas se cruzaron. Ya no importaba la música, las luces, ni las conversaciones. Para ellos, solo existía el reencuentro que había sido inevitable.
Nicki se acercó despacio, dejando a Trueno y Milo J a un lado. La tensión era palpable, pero también había algo en sus ojos que transmitía tranquilidad, como si en el fondo ambos supieran lo que debía suceder esa noche. TN, quien había jugado uno de los partidos más intensos de su carrera, sentía los nervios de una manera completamente diferente ahora. No por el fútbol, sino por la conversación que sabían que tenían pendiente desde hacía meses.
Cuando Nicki llegó a su lado, sonrió levemente, esa sonrisa que TN había extrañado más de lo que se había permitido admitir.
—Hola, campeón —dijo Nicki en voz baja, su tono amigable, pero cargado de emociones subyacentes.
—Hola —respondió TN, algo nervioso pero decidido a enfrentar el momento. —¿Cómo estás?
—Bien, creo... Bueno, supongo que mejor ahora que te veo —respondió Nicki con sinceridad. —Aunque, no te voy a mentir, no sabía cómo iba a sentirme cuando te viera. Han pasado tantas cosas.
Ambos sabían que lo que había pasado entre ellos durante esos meses había sido una mezcla de confusión, distancia, y sentimientos encontrados. No había un solo culpable, sino las circunstancias que los rodeaban.
—Lo sé —dijo TN, suspirando. —No supe manejarlo bien. Todo fue demasiado rápido, y las cosas se complicaron. Pero eso no significa que no haya pensado en vos... mucho.
Nicki lo miró a los ojos, y TN supo que también había estado en su mente. Pero el peso de la distancia, las giras, los partidos, las agendas llenas, todo se interponía. Hasta ahora.
—Quiero que seas sincero conmigo, TN —dijo Nicki, acercándose un poco más, sus ojos fijos en los de él. —¿Qué es lo que querés realmente?
TN la miró por un momento, procesando sus palabras. No había tiempo para dudar, no esta vez. Sabía lo que sentía por ella, y si no lo decía ahora, probablemente lo perdería para siempre.
—Te quiero a vos —confesó TN, su voz firme. —No importa la distancia, no importa cuántos partidos tenga o cuántos conciertos des. Quiero que lo intentemos. En serio.
Nicki lo observó durante unos segundos que se sintieron eternos para TN, hasta que finalmente sonrió. Era una sonrisa suave, pero llena de significado.
—También te quiero —dijo ella. —Sé que va a ser difícil, pero si los dos estamos dispuestos a intentarlo... entonces estoy dentro.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, procesando la decisión que acababan de tomar. No había promesas imposibles, solo el compromiso de intentarlo, de darle una oportunidad a algo que, a pesar de la distancia, parecía valer la pena.
Nicki dio un paso más hacia él, hasta que estuvieron lo suficientemente cerca como para sentir el calor del otro. Sus manos se entrelazaron, y TN, sin pensarlo, la rodeó con sus brazos, abrazándola con una mezcla de alivio y deseo. En ese abrazo, encontraron la paz que tanto habían buscado durante los meses anteriores. El beso que siguió fue suave, íntimo, y lleno de promesas silenciosas. Ya no eran dos personas separadas por kilómetros y horarios complicados, sino una pareja que había decidido enfrentarse a lo que viniera, juntos.
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Semanas después, Madrid.
