La luz del sol comenzaba a filtrarse por las cortinas de la habitación en la mansión de Ibai, suavemente acariciando los rostros de TN y Nicki, quienes dormían abrazados después de una noche intensa y apasionada. El ambiente era tranquilo, y el silencio de la mañana les permitía disfrutar de esos últimos momentos de intimidad antes de enfrentar el día.
TN abrió los ojos primero, mirando a Nicki aún dormida a su lado. Se sentía en paz, como si el mundo fuera perfecto en esos momentos. Recordó la noche anterior, la conexión que habían compartido, y cómo la pasión entre ellos había alcanzado nuevas alturas. Acarició suavemente el cabello de Nicki, despertándola con ternura.
—Buenos días, hermosa —susurró TN, mientras Nicki abría lentamente los ojos y lo miraba con una sonrisa soñolienta.
—Buenos días, príncipe —respondió ella, aún con la voz suave y un rastro de sueño en su rostro.
Se quedaron así por unos minutos, disfrutando del calor de sus cuerpos juntos, sin decir nada. Pero pronto, el sonido de un golpe suave en la puerta interrumpió el momento.
—Eh... ¿Están vivos? —se escuchó la voz inconfundible de Ibai del otro lado, llena de humor.
TN frunció el ceño, mirando hacia la puerta.
—Sí, estamos bien, Ibai. ¿Qué pasa? —respondió TN, levantándose un poco en la cama.
La puerta se abrió lentamente, y allí estaba Ibai, apoyado contra el marco con una sonrisa enorme en su rostro y los brazos cruzados.
—¿Qué tal la pasaron anoche, eh? —preguntó, levantando una ceja en tono juguetón.
Nicki, un poco ruborizada, se cubrió con la sábana mientras TN se incorporaba en la cama, claramente confundido por el comentario.
—¿A qué te refieres? —dijo TN, medio sonriendo, pero sin entender completamente a dónde quería llegar Ibai.
Ibai soltó una carcajada, moviendo la cabeza como si no pudiera creer lo que TN acababa de preguntar.
—Hermano... —dijo Ibai, todavía riendo—, no me dejaron dormir con esos gritos anoche. Estaba por llamar a los bomberos porque pensé que se estaban incendiando o algo, pero luego entendí que era otro tipo de "fuego", si sabes a lo que me refiero.
TN y Nicki se miraron rápidamente, con los ojos muy abiertos, antes de que ambos rompieran en carcajadas. La vergüenza mezclada con el humor del momento era demasiado. Nicki se tapó aún más con la sábana, mientras TN intentaba sin éxito mantener la compostura.
—¡No puede ser! —exclamó Nicki, escondiendo su rostro detrás de la sábana, muerta de risa y claramente avergonzada.
—Tranquila, tranquila —dijo Ibai, agitando las manos en el aire—, estoy acostumbrado a que pasen cosas raras en esta casa. Solo que, bueno... anoche fue un poco más ruidoso de lo habitual.
TN no podía dejar de reírse. Sabía que la noche había sido intensa, pero no imaginó que el sonido pudiera haber sido tan fuerte como para molestar a Ibai.
—Vale, vale, lo siento por eso, hermano. Prometemos ser más discretos la próxima vez —dijo TN, todavía entre risas, sin poder ocultar la vergüenza.
Ibai sacudió la cabeza, con una sonrisa divertida.
—Nah, no te preocupes. Solo pensé que sería divertido decírtelo. Aunque, bueno, no estaría mal un poco de paz esta noche, ¿eh? —bromeó, guiñándole un ojo a TN y luego a Nicki, quien seguía intentando desaparecer debajo de las sábanas.
—¡Ibai! —gritó Nicki desde debajo de la sábana, aún riéndose.
Ibai levantó las manos en señal de rendición.
—Está bien, está bien. Solo pasaba a saludar y a decirles que el desayuno está listo. Cuando quieran bajar, ahí los esperamos. Y prometo no hacer más comentarios... por ahora —añadió, riendo mientras cerraba la puerta y se alejaba por el pasillo.
Cuando finalmente quedaron solos nuevamente, TN y Nicki se miraron con complicidad, aún con la sonrisa en los labios.
—No puedo creer que nos haya escuchado —dijo Nicki, su rostro aún sonrojado mientras se tapaba con la sábana.
—Bueno, fue una noche intensa... —respondió TN, acercándose a ella con una sonrisa seductora, mientras le daba un suave beso en la frente—. Y no me arrepiento de nada.
Nicki soltó una pequeña risa antes de darle un beso en los labios.
—Yo tampoco —susurró.
Se quedaron abrazados unos minutos más antes de decidir que era hora de bajar a desayunar. Ambos se vistieron rápidamente, riendo de vez en cuando cada vez que uno de los dos recordaba el comentario de Ibai. Cuando finalmente bajaron, encontraron a Ibai y al resto del equipo desayunando en la cocina.
—¡Ah, los campeones han bajado! —anunció Ibai, levantando su taza de café en un falso brindis mientras todos en la mesa reían.
TN y Nicki se sentaron, tratando de mantener la compostura, pero sabían que las bromas no terminarían pronto.
—¿Qué tal el desayuno? ¿Tampoco vamos a poder dormir después de esto? —bromeó uno de los amigos de Ibai, causando una nueva ola de risas.
—Ya, ya. A ver, déjennos en paz —dijo TN, sonriendo mientras agarraba una taza de café.
Nicki, aún ruborizada pero tomando el humor con elegancia, sonrió mientras comenzaba a servirse algo de fruta.
El desayuno transcurrió entre risas y bromas, la atmósfera ligera y relajada. Ibai, siempre el centro de atención con su sentido del humor, no paraba de hacer comentarios sobre la noche anterior, pero TN y Nicki lo tomaron con gracia. Después de todo, no había nada de qué avergonzarse. La química entre ellos era innegable, y aunque las bromas podían ser incómodas, también sabían que lo que compartían era especial.
Cuando el desayuno terminó, Ibai los invitó a pasar el día explorando Barcelona, pero TN y Nicki decidieron tomarse la tarde para ellos mismos. El plan era simple: relajarse, disfrutar del tiempo que les quedaba juntos en la mansión, y simplemente estar presentes el uno para el otro.
—Podríamos salir a dar una vuelta por la ciudad más tarde, pero primero... —comenzó TN, mirándola con una sonrisa traviesa mientras caminaban de vuelta hacia su habitación.
Nicki lo miró de reojo, sabiendo exactamente a dónde quería llegar.
—¿Otra noche de "fuego"? —bromeó ella, acercándose a él y acariciando suavemente su brazo.
—Bueno, ya que Ibai se quejó tanto de la primera, tal vez esta vez podamos hacerlo más memorable aún —respondió TN, antes de inclinarse para besarla.
Los dos rieron juntos, sabiendo que, aunque el tiempo que compartían era limitado, cada momento juntos era más que suficiente para fortalecer el lazo que habían creado.