Capitulo 3

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El aire estaba cargado de tensión mientras el grupo se preparaba para la misión. Gojo, Shoko y Geto, acompañados por Utahime, Mei Mei y otros, se reunieron en la sala de briefing de la Asociación Jujutsu. La misión consistía en eliminar una serie de maldiciones que habían estado aterrorizando un pequeño pueblo.

—Recuerden, esta no es una misión común. Las maldiciones son fuertes y han estado aumentando en número. Mantengan la guardia alta —advirtió Shoko, revisando su equipo.

Gojo, con su característico aire despreocupado, se inclinó hacia Utahime con una sonrisa traviesa.

—No te preocupes, Utahime. Estoy seguro de que podré protegerte. Si alguna maldición se acerca, solo grita mi nombre y yo vendré a rescatarte —bromeó, guiñándole un ojo.

Utahime frunció el ceño, aunque una pequeña sonrisa traicionó su rostro.

—No necesito que me rescaten, Gojo. Solo asegúrate de no hacer más tonterías de las que ya haces —respondió, tratando de mantener su seriedad.

Mientras se dirigían al pueblo, Gojo continuó molestando a Utahime de manera cariñosa, burlándose de su forma de preparar el equipo, lo que provocó risas entre los demás. Mei Mei, que caminaba al lado de Utahime, no pudo evitar unirse a las bromas.

—¿Sabes, Utahime? Tal vez deberías poner a Gojo en su lugar —dijo Mei Mei, mirando a Gojo con una sonrisa.

—¿Yo? Nunca me dejaría atrapar por sus tonterías —respondió Utahime, aunque el brillo en sus ojos delataba que disfrutaba de la atención.

Una vez que llegaron al pueblo, comenzaron a investigar la zona, y la atmósfera se volvió más densa. La energía maldita se sentía en el aire, y el grupo se separó para cubrir más terreno.

—Veamos quién puede encontrar más maldiciones —retó Gojo, sonriendo mientras se alejaba, dejando a Utahime con un leve suspiro.

A medida que avanzaban, Utahime se sintió incómoda. Había algo en el aire que no podía ignorar. Mientras examinaba una casa abandonada, la oscuridad pareció envolverla, y un grito resonó en su mente.

De repente, un grupo de maldiciones emergió de las sombras. Utahime reaccionó, utilizando su técnica para intentar contenerlas, pero había más de lo que esperaba. A pesar de sus esfuerzos, una maldición logró atraparla y la arrastró hacia la oscuridad.

—¡Utahime! —gritó Gojo, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Volvió rápidamente al lugar de la confrontación, su corazón latiendo con fuerza. La imagen de Utahime siendo secuestrada lo paralizó.

Al verla desaparecer en la oscuridad, un instinto protector se encendió en él. Sin pensarlo, se lanzó tras ellas, desatando su poder con una ferocidad que nunca había mostrado. Cada golpe que daba no solo eliminaba a las criaturas, sino que también contenía su miedo a perderla.

Finalmente, logró localizar el escondite de las maldiciones. Se enfrentó a ellas con una furia ciega, su mente solo centrada en Utahime. Después de una intensa batalla, logró derrotarlas y liberar a Utahime, quien yacía herida en el suelo.

—¿Estás bien? —preguntó Gojo, su voz temblando mientras la ayudaba a levantarse. Utahime estaba pálida, y el dolor en su rostro le desgarró el corazón.

—Solo... un golpe. Estoy bien, Gojo —respondió, pero él pudo notar que estaba lejos de estar bien.

Sin embargo, a pesar de sus palabras, Utahime cayó inconsciente. Gojo, sintiendo el pánico desbordarse en su interior, la llevó rápidamente a la enfermería de la Asociación. Una vez allí, se aseguró de que recibiera atención médica, sin apartar la vista de ella ni un momento.

Días después, Utahime despertó en la cama de la enfermería. Cuando sus ojos se abrieron, se encontró con Gojo, que estaba sentado a su lado, visiblemente preocupado.

—¿Qué pasó? —preguntó, tratando de recordar.

—Te lastimaron en la misión, pero ya estás a salvo —dijo Gojo, su voz baja y tranquilizadora—. No debería haberte dejado sola. Nunca debí permitir que eso ocurriera.

—No fue tu culpa —replicó Utahime, intentando sonreír, aunque el dolor todavía era evidente en su rostro—. Pero gracias por rescatarme.

Gojo se rascó la nuca, un poco sonrojado.

—Solo hice lo que cualquier compañero haría. Pero no quiero que vuelvas a arriesgarte así. Eres importante para mí, y no me gustaría perderte —dijo, su mirada seria.

Utahime sintió un calor en su pecho. Las palabras de Gojo resonaron en su mente, llenándola de una mezcla de aprecio y confusión.

—¿Qué sientes por mí, Gojo? —preguntó de repente, su curiosidad superando su reserva.

Gojo se quedó en silencio, sus ojos fijos en ella. La tensión en el aire se hacía palpable.

—No lo sé. Siempre he tenido esa conexión contigo, pero nunca me detuve a pensarlo —confesó, mirando hacia un lado—. Tal vez... tal vez siento que eres alguien con quien quiero estar.

Ambos intercambiaron miradas intensas, y aunque no tenían todas las respuestas, comprendieron que su relación había evolucionado. Utahime se sintió más conectada con Gojo, y en su interior, una chispa de esperanza comenzó a florecer.

Mientras se recuperaba, Utahime se preguntó sobre el futuro. Sabía que su vínculo con Gojo había crecido, y con cada día que pasaba, se daba cuenta de que quería explorar esos sentimientos más a fondo.

Gojo X Utahime "Entre Sombras y Deseos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora