Capítulo 6: La caída de un amigo

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La atmósfera en el campus de la Academia Jujutsu era tensa. A medida que pasaban los días tras la misión fallida de Riko Amanai, el aire estaba cargado de murmullos y miradas preocupadas. Gojo Satoru, por su parte, intentaba mantener su habitual sonrisa despreocupada, pero era evidente que algo lo estaba afectando. A pesar de su fachada, el peso de lo ocurrido lo perseguía.

Era un día soleado cuando Gojo y Geto se encontraron en su lugar habitual, un claro rodeado de árboles donde solían entrenar y hablar. Sin embargo, esta vez había una distancia palpable entre ellos. Gojo notó que Geto se mantenía en silencio, mirando al suelo como si cada palabra que fuera a decirle pesara demasiado.

"¿Qué te pasa, Suguru?" preguntó Gojo, tratando de romper el hielo. "Pareces más serio de lo normal. ¿Te molesta algo?"

Geto finalmente levantó la mirada, y en sus ojos había una chispa de determinación que Gojo nunca había visto antes. "No puedo seguir así, Satoru. Después de lo que pasó con Riko... y lo que vimos... todo esto... me hace cuestionar por qué luchamos."

Gojo frunció el ceño. "¿Qué quieres decir con eso? Siempre hemos peleado para proteger a las personas. Eso es lo que hacemos."

"¿Pero a qué precio?" interrumpió Geto, su voz elevándose. "Siempre estamos poniendo nuestras vidas en riesgo por humanos que ni siquiera comprenden lo que realmente está en juego. Son egoístas. Solo saben temer a las maldiciones, y nunca entienden que también somos humanos."

Gojo sintió que el aire se volvía pesado. "¿Suguru, estás hablando en serio? La gente necesita nuestra ayuda. Sin nosotros, no tendrían ninguna oportunidad contra las maldiciones."

Geto se movió inquieto, como si luchara contra un torbellino interno. "Pero, ¿y si nuestra lucha es en vano? ¿Y si realmente no merecen nuestra protección? Tal vez deberíamos dejar que ellos mismos se enfrenten a las maldiciones."

Las palabras de Geto resonaron en el pecho de Gojo, quien nunca había considerado esa perspectiva. "¿Así que quieres abandonar todo? ¿Dejar que las personas sean consumidas por sus propios miedos?"

Geto cerró los ojos por un momento, como si buscara una respuesta en su interior. "Lo que quiero es un mundo donde solo existan los fuertes. Los hechiceros deberían ser los únicos que sobrevivan. Los humanos son débiles, y no merecen nuestra protección."

Gojo sintió una punzada de desasosiego. "No puedo creer que estés diciendo esto. ¿Realmente quieres convertirte en un villano? ¿En alguien que va en contra de lo que siempre hemos defendido?"

Geto se volvió hacia Gojo, su expresión inquebrantable. "No me estoy convirtiendo en un villano. Estoy eligiendo ser realista. No quiero seguir siendo parte de un sistema que no tiene futuro."

Un silencio pesado se instaló entre ellos. Gojo intentó comprender el torbellino de emociones que sentía su amigo, pero no podía aceptar esa visión. "No puedes hacer esto. No puedes abandonar a tus amigos, a las personas que te importan."

"¿Y qué hay de ti?" Geto lo miró intensamente. "¿Realmente te importa lo que sienta una persona que nunca ha sido más que una carga para ti?"

"¡Claro que me importa!" gritó Gojo, sintiendo que su frustración brotaba. "Eres mi amigo. Siempre lo has sido. Pero no puedes simplemente tirarlo todo por la borda. No podemos dejarlos a su suerte."

Geto suspiró, como si la carga de su decisión lo estuviera aplastando. "Lo siento, Satoru. He tomado mi decisión. Ya no seré un hechicero."

Gojo sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. "No... no puedes hacer esto," murmuró, su voz casi quebrándose. "No así."

Geto se dio la vuelta, sin mirar atrás. La decisión ya estaba tomada, y en sus ojos brillaba una resolución que hacía que el corazón de Gojo se hundiera. "Cuida de ti, Satoru."

Gojo se quedó allí, paralizado, viendo cómo su amigo se alejaba. La sensación de pérdida era abrumadora. Sabía que Geto no estaba solo abandonando la Academia; estaba desertando de todo lo que habían construido juntos. La traición le desgarraba el alma, y en su interior una tormenta de emociones estalló.

A medida que los días pasaron, la ausencia de Geto se hizo sentir en cada rincón de la academia. Gojo intentó distraerse con misiones y entrenamiento, pero su mente siempre volvía a su amigo. Las risas y el compañerismo que una vez compartieron ahora parecían un eco distante.

En una de esas misiones, mientras combatía a un grupo de maldiciones, Gojo sintió que su mente se nublaba. Sus movimientos se volvieron más erráticos, y la desesperación se apoderó de él. Cada vez que derrotaba a una maldición, se preguntaba si eso significaba algo si Geto no estaba a su lado. La rabia y la tristeza se entrelazaron, creando una mezcla de confusión que lo consumía.

"¡Satoru!" gritó Shoko, intentando devolverlo a la realidad. "¡Concéntrate!"

"Lo sé, lo sé," respondió, tratando de sacudirse la niebla. Pero la verdad era que cada golpe que daba era una punzada más en su corazón. La traición de Geto lo afectaba más de lo que quería admitir.

Tras la misión, Gojo se encontró solo en la sala de entrenamiento. El sudor le cubría la frente mientras golpeaba el saco de boxeo, como si pudiera sacar de él la frustración acumulada. Pero cada golpe solo hacía que se sintiera más vacío.

Fue en ese momento cuando Utahime apareció. La preocupación en su rostro era evidente. "Satoru, ¿estás bien? Te he estado buscando."

Gojo se detuvo, respirando pesadamente. "No. No estoy bien."

Utahime se acercó lentamente, su mirada compasiva. "¿Es por Geto, verdad?"

Gojo se pasó una mano por el cabello, sintiendo que la tensión lo consumía. "No puedo creer que haya hecho esto. Todo lo que hemos pasado juntos, y de repente... se va."

Utahime se quedó en silencio, reconociendo la carga que Gojo llevaba. "Es difícil perder a un amigo. Pero tal vez debas pensar en por qué lo hizo. Estaba sufriendo, Satoru."

"¡No! Eso no es una excusa," replicó Gojo, su voz cargada de rabia y tristeza. "Podría haber hablado conmigo. Siempre estuvo ahí para mí, y ahora... ahora simplemente se fue."

Utahime dio un paso adelante, mirándolo directamente a los ojos. "Satoru, esto no es solo sobre ti. Es sobre él también. Geto no podía soportar lo que había visto. Tal vez no quería que tú sufrieras más por su culpa."

Gojo sintió un nudo en el estómago. "Pero no lo entiendo. ¿Por qué no confió en mí? Siempre hemos sido un equipo."

"Porque es humano, y a veces los humanos hacen cosas que no entendemos," respondió Utahime suavemente. "Lo que está pasando es difícil para todos nosotros. Pero debes recordar que tú también eres importante. No puedes dejar que esto te consuma."

Las palabras de Utahime resonaron en Gojo. Había estado tan atrapado en su propia tristeza que no había considerado el dolor de Geto. "No sé si puedo seguir adelante sin él."

Utahime se acercó, colocando una mano en su hombro. "Lo harás. Tienes que seguir adelante, no solo por ti, sino también por Geto. Él necesita saber que todavía estás luchando, que no has renunciado a lo que ambos defendían."

Gojo sintió la calidez de la mano de Utahime y, por un momento, la tormenta en su interior se calmó. "No sé cómo enfrentar esto. La traición me duele más de lo que puedo soportar."

"Entonces, no lo enfrentes solo," dijo Utahime, su voz firme. "Estamos aquí para ti. Todos estamos sufriendo por esto. Pero juntos, podemos superar el dolor."

Gojo la miró, y por primera vez en días, sintió un destello de esperanza. "No sé qué haría sin ti, Utahime."

"Y no tienes que averiguarlo. Estamos juntos en esto," respondió ella con una sonrisa suave, brindándole el consuelo que tanto necesitaba.

Mientras hablaban, el peso de la pérdida no desapareció, pero Gojo comenzó a sentir que, tal vez, había un camino hacia adelante. Con Utahime a su lado, aunque Geto ya no estuviera, aún había un propósito por el que luchar.

Gojo X Utahime "Entre Sombras y Deseos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora