𝆺𝅥 O14

167 33 8
                                    

La casa se alzaba en todo su esplendor, oscura, con la maleza creciendo en las paredes, derruida en el ala oeste, por donde se había originado un incendio la noche en que huyó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La casa se alzaba en todo su esplendor, oscura, con la maleza creciendo en las paredes, derruida en el ala oeste, por donde se había originado un incendio la noche en que huyó. Jeongin cerró sus ojos, apretándolos para espantar las lágrimas de dolor.

—Es una casa generacional —le dijo Sehun cuando Jeongin le preguntó por la cantidad de habitaciones que había, dos semanas después de haber llegado. Temió que quisiera tantos cachorros—, fue de mis padres, y de mis abuelos, y de mis bisabuelos... Ahora yo soy el único que queda de ellos —una sonrisa triste.

—Te daré cachorros, alfa —le dijo Jeongin de inmediato, queriendo ponerlo feliz—. Los cachorros que desees.

—Ninguno, por ahora —fue la respuesta de Sehun, y Jeongin no lo había entendido en un inicio, porque se supone que todos los alfas quieren preñar a sus omegas.

No tuvo cachorros, pero fue lo mejor. No porque Sehun nunca lo hubiera tocado, sino porque así lo quiso el alfa. Ahora que lo pensaba Jeongin, Sehun siempre pareció saber cuál era su destino, así que le ahorró sufrimiento extra al omega al no dejarlo preñado. Jeongin no habría tenido tiempo para sacar a su cachorro esa noche, y él no se imaginaba abandonando a su bebé ante las autoridades.

Sintió movimiento y se giró, viendo a Hyunjin aparecer a su lado. Si sintió el aroma triste de Jeongin, no hizo mención de ello.

—Vamos —dijo el alfa—, he despachado a la policía.

La casa se encontraba fuera de la ciudad, en un condominio exclusivo y cerrado de alfas de categoría A. La entrada oficial era a través de un portón custodiado por guardias de seguridad, y aunque Jeongin hallara la manera para entrar, él sabía que la casa de Sehun estaba también vigilada por la policía. Los últimos meses dicha vigilancia había bajado, no obstante, Jeongin no podía arriesgarse, pues a duras penas logró escapar la noche de su mayor tragedia.

Se puso la capucha sobre sus cabellos, subiéndose al caballo y detrás de Hyunjin para acercarse a la casa. No tuvo más que abrazarlo por la cintura, como hizo en todo el camino, sin decir nada y tratando de no inundarse por las fuertes feromonas alfas que lo rodeaban. Eran más potentes, se dio cuenta, por el encuentro sexual previo, y en un momento se encontró a sí mismo presionando su nariz contra la espalda de Hyunjin.

Había un jardín delantero que estaba totalmente descuidado, con la maleza y los pastos altos y desordenados. Un carro abandonado (el carro de Sehun) estaba entremedio del jardín, con los vidrios rotos y una puerta abierta. Era como volver a la noche de la muerte del alfa.

—¿Por qué no le vendieron la casa a alguien más? —preguntó Jeongin de pronto.

—¿Crees que no la han ofrecido? —bufó Hyunjin, deteniendo su corcel a dos pies del umbral de la entrada—. A un precio bajo, pero nadie la quiere. Dicen que está maldita.

—¿Maldita? —el humor llenó a Jeongin—. ¿Piensan que el omega que entre aquí se volverá rebelde?

—Y matará a su alfa —añadió Hyunjin con frialdad, y toda burla desapareció de Jeongin.

inopia ✦ hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora