El Poder De La Voluntad

Capítulo 7

— En el día más brillante, en la noche más... ¡UGH!—

Izuku no pudo continuar con el juramento de los Green Lantern Corps debido a una explosión de fuego que estalló a sus espaldas, generando una onda expansiva que lo arrojó al suelo.

Al levantar la vista, y mientras quitaba algunos escombros de encima de su cuerpo, observó al Héroe Número 2 en el Ranking, Endeavor, quién acababa de incinerar la cabeza de uno de esos robots.

Los ojos, antes alarmados y rodeados por el antifaz de fuego de Endeavor, encontraron un poco de tranquilidad al ver que el chico que había salvado de un ataque por la espalda estaba bien.

— Ve a casa chico. No siempre habrá un héroe para salvarte el pellejo. No puedes ayudar contra estas cosas, dejáselo a los profesionales.— Dijo Endeavor con desprecio y comprimió fuego en sus manos.

Luego de moldear y darle forma al fuego en sus manos durante unos segundos, las llamas se solidificaron en una lanza que arrojó hacia una horda de robots que se acercaban a él. El arma explotó en una llamarada al hacer contacto con uno de sus enemigos, quemando por completo a todos.

Izuku observó con asombro como Endeavor en cuestión se segundos a alrededor de veinte de esos robots, pero al ver esos azules ojos llenos de cansancio, entendió que hacer tan poderoso ataque traía sus consecuencias.

— Todos debemos poner de nuestra parte para ayudar, Endeavor-san.— Dijo Izuku con calma, mientras se levantaba. — ¿O dónde irá a curarse si los médicos se quedan encerrados para dejarle todo el trabajo a los héroes.—

Endeavor, al ver que ninguno de los robots que había atacado se volvería a levantar y que tampoco había ninguno a la vista, miró detenidamente al peliverde.

— Pero tú no eres ni un héroe ni un médico.— Espetó bruscamente.

— Pero voy a ser un héroe.— Respondió Izuku con tal seguridad que Endeavor lo miró curioso.

No era normal para él que un chico tuviera tanta decisión, se había acostumbrado a las palabras de odio de su hijo, que un adolescente le hablara de otra forma, hasta con respeto, se le hacía demasiado raro.

No pudo evitar estremecerse un poco. Esas mismas palabras le había dicho Touya cuando trató de persuadirlo para que deje atrás su sueño de ser el nuevo Héroe Número 1.

No lo volvió a mirar, en lugar de eso, comenzó a lanzar llamaradas desde sus pies para impulsarse en dirección a la calle principal. Había recibido un aviso de que todos los héroes que se sientan capacitados para pelear vayan allí, que acordarían qué hacer. Aunque tenía que admitir que el chico tenía razón, tal vez pelear contra estos robots asesinos iba a ser una buena experiencia de lo que es la profesión de héroe. Como pudo, mientras seguía volando impulsado por su fuego, tomó su teléfono y marcó un número.

Izuku rápidamente siguió su camino, corriendo a través del caos que era la ciudad de Musutafu en dirección a su casa.

Se movió rápido, esquivando los escombros de edificios que caían con largos saltos y sin la necesidad de nada más que sus habilidades aprendidas en meses de entrenamientos físicos y mentales. Es más, creía que hasta podría derrotar a algún que otro robot sin la necesidad del anillo, pero no haría nada estúpido hasta no asegurarse que su madre estuviera a salvo.

Todo parecía ir muy bien, había esquivado a todos los robots posibles y estaba por llegar a cuidar a su madre. Sin embargo, cuando dobló la última esquina se encontró con un mínimo de veinte robots que estaban atacando todo el vecindario.

No había tiempo para recitar el juramento, un robot ya estaba prácticamente sobre él.

Instintivamente inclinó su cuerpo hacia adelante, esquivando el puñetazo del robot, que siguió de largo. Izuku rodó por el asfalto de la calle hacia adelante, maldiciendo en voz baja al sentir como partes hechas pedazos del asfalto se incrustaban en su brazo derecho, mientras el robot se repuso y volvió a la carga contra él.